Entre los muchos cambios que ha traído la pandemia está el del sector de la moda flamenca la cual, muy afectada por la crisis, ha sufrido un quiebro tras el que se ha vuelto más reivindicativa que nunca

Ricardo Castillejo

Terminaron las pasarelas de We love flamenco y SIMOF de 2020, se decretó Estado de Alarma -con su correspondiente confinamiento-…, y nada volvió a ser igual. Se habló primero de la posibilidad de que, en septiembre pasado, la Feria pudiera celebrarse pero, a medida que se iba avanzando, la idea se desestimó al tiempo que la desesperanza iba abriéndose camino entre los profesionales de un sector completamente hundido.

Sin ayudas específicas, muchas de estas empresas empezaron a reunirse a través de la Asociación Mof&Art, de Qlamenco -con unos 15/17 miembros, de media, cada una-, y de un movimiento con más de 100 integrantes, ya convertido también en asociación, como es Lunar Off, sin cribas ni cuotas para la admisión de sus socios -como sí se piden en las otras dos plataformas-, y con intención futura de tener delegaciones provinciales en Andalucía. Ésta, de hecho, ha convocado dos manifestaciones -28 de octubre y 26 de febrero- que han ido de la Plaza Nueva al Palacio de San Telmo y que han conseguido que, tanto el Ayuntamiento de Sevilla como la Junta de Andalucía, les den cita cara a escuchar sus reivindicaciones.

Es más, en la Casa Consistorial de nuestra ciudad se encontraron recientemente con un desagradable incidente cuando, tras autorizar el proyecto de la exposición fotográfica “Por los rincones del Alcázar”, que Mof&Art presentó con Eva González como protagonista -para la que la modelo no ha cobrado nada-, los integrantes de Lunar Off se quejaron al concejal responsable del Área de Economía por considerar que ellos, y no Mof&Art, son los que están compuestos por una mayoría de firmas sevillanas y que, por tanto, a nivel local tenían que atenderlas en igualdad o incluso mejores condiciones que a los miembros de Mof&Art, en general, de fuera de Sevilla. Por eso se autorizó a una segunda exposición dedicada a las héroes de la pandemia y protagonizada por mujeres anónimas, vestidas de flamenca, también presentes en los mismos quince muppings a doble cara que se dieron para la mencionada Eva González.

Por otro lado, hay otra cuestión que se ha puesto sobre la mesa por primera vez en la historia, y es que las autoridades entiendan que ni SIMOF, ni We love Flamenco representan los intereses de las empresas de moda flamenca, sino que son plataformas independientes que ofrecen sus servicios y sus espacios para los interesados en desfilar o exponer sus productos cuando llega el momento. De hecho, en las manifestaciones de Lunar Off, muchos echaron de menos mayor presencia de Raquel Revuelta y Laura Sánchez, las dos populares que son las cabezas visibles de cada una de estas pasarelas, que quizás unidas -y mucho más, vestidas de flamenca-, hubieran dado más fuerza a las reivindicaciones de sus clientes.

Para conmemorar lo que hubiera sido la Feria de Abril, el Ayuntamiento ha planteado un mercadillo flamenco en Plaza Nueva que, en principio, parece carecer de demasiado sentido pues supone el gasto de tener personas al frente de cada puesto sin que, ante la ausencia del Real, la inversión en trajes nuevos sea muy atractiva. Para compensar, se ha propuesto el que las mujeres vayan vestidas de flamenca a algunos bares del centro adornados como casetas y se ha ideado una pasarela llamada “Sevilla te espera vestida de flamenca” que, a partes iguales en modelos, se reparte entre los responsables de SIMOF y We love flamenco. ¿Es prudente con los casos de Coronavirus creciendo? ¿Aporta algo o no hubiera sido mejor que, el dinero que se ha gastado en esto, se hubiera invertido en ayudar a las asfixiadas empresas? Más allá, ante las próximas ediciones de SIMOF y We love flamenco, los diseñadores esperan que se les facilite muchísimo, a nivel económico, su presencia en ambas plataformas pues, de otra manera, la mayoría no podrán optar a participar en ellas.

Lo que está claro es que este sector no se ha movido tanto como hasta la actualidad y que, a partir de ahora, va a cambiar mucho lo concerniente a este mundo. Las nuevas generaciones no están por la labor de callarse ni una ni de aguantar lo que ellos consideren injusto o poco transparente. Cosas del paso del tiempo.