La actriz, que hoy sábado cumple 34 años, se ha sumado estos días al reto de algunas famosas -como Paula Echevarría o Eugenia Silva- de echar un vistazo al pasado recuperando fotografías de sus respectivos embarazos

Por Ricardo Castillejo

Dicen que no le gusta la fecha de su cumpleaños, ya que no le agrada hacerse mayor. Confinada, como todos, por las medidas para combatir el coronavirus -en torno a cuya concienciación, esta semana, ha publicado en sus redes un mensaje-, Amaia Salamanca nació un 28 de marzo de 1986 en la localidad madrileña de Los Berrocales de Jarama.

Con raíces vascas, la actriz llegó al mundo del modelaje -a través de diferentes campañas para empresas como Movistar o Marco Aldany-, antes que al de la interpretación, donde se ha hecho muy popular con papeles en series como “Sin tetas no hay paraíso” (de la que es recordado su romance con El Duque -personaje de Miguel Ángel Silvestre-), “Gran Hotel”, “Velvet” o “Tiempos de guerra”. Sin embargo, entre sus proyectos más aclamados se encuentra “Felipe y Letizia”, producción para Telecinco en la que dio vida a la reina Letizia Ortiz y que dejó en evidencia los rasgos físicos compartidos entre nuestra cumpleañera y la esposa del rey.

Además, películas como “Fuga de cerebros” o “Tensión sexual no resuelta” -y funciones de teatro como “La Orestíada” o “Prometeo” (ambas para el Festival de Mérida)-, también forman parte de la trayectoria de esta discreta mujer de cuya vida personal apenas sabemos mucho más que el que mantiene una relación con el empresario sevillano Rosauro Varo y que, fruto de ésta, tiene tres hijos: Olivia (2014), Nacho (2015) y Mateo (2016). 

Entre sus amigos, Paz Vega, Macarena García, Marta Ortega, Belén Cuesta, Blanca Suárez, Paco León, Marta Hazas, Úrsula Corberó y el mencionado Miguel Ángel Silvestre. Una pandilla con la que ha compartido muchos momentos de los que hemos sido testigos gracias a un Instagram donde suma casi un millón de seguidores, importante legión de admiradores que demuestra el calado social de una intérprete que, eso sí, no ha tenido inconveniente en rescatar, por un “reto” que se ha puesto de moda estos días, una imagen suya embarazada, en blanco y negro y vestida con un jersey corto de cuello alto y unos leggins negros.

Sencilla y elegante, como siempre, Amaia ha mirado así a su pasado con intención, seguramente, de encontrar ahí fuerzas que le impulsen para seguir adelante. Un mensaje cargado, ahora más que nunca, de sentido y simbología. ¡Enhorabuena!