Con “La luz del martes” Ana Guerra cambia de rumbo hacia nuevos destinos a la vez que contempla con ilusión su concierto del 22 de enero en el Teatro de la Maestranza, templo de la lírica donde la canaria demostrará su cada vez mayor madurez musical

Poc@s se atreven a desmontar un proyecto musical entero a punto de grabarlo, aunque eso mismo es lo que hizo Ana Guerra el martes 13 de octubre de 2020 cuando, víctima de un ataque de ansiedad, decidió que quería interpretar otro tipo de melodías y dejar atrás una etapa con la que no se sentía cómoda del todo, renunciando al disco que tenía preparado por otro que no tenía nada que ver. Ahora, a sus 27 años, la canaria saca voz y demuestra además sus dotes como autora de unas canciones que incluye en “La luz del martes”, su nuevo álbum. Alejada del foco mediático desde que terminó su relación con Miguel Ángel Muñoz -aunque se la relacionó posteriormente con Dani Rovira-, nuestra entrevistada afronta serena un presente centrado en su profesión aunque, eso sí, con ganas de seguir amando…y de ser amada.

-Da la sensación de que, del primer disco a éste, has pasado a ser una mujer más adulta…

-Me lo han dicho mucho… Durante el confinamiento me hice muchas preguntas. Me agobió el alma y resurgí en la que creo es un crecimiento personal forzoso. Es difícil demostrar madurez musical y profundizar en las letras cantando reguetón y esto lo tenía dentro y he podido sacarlo. Es una nueva etapa o, si lo prefieres, un resurgir del Ave Fénix.

-Además muestras más registros, ¿no?

-Bueno, quienes venían a mis directos sí sabían, por los arreglos que hacía, que ésas son mis facultades. No es algo que salga de un día para otro.

-¿Qué esperas de veras de esta nueva aventura?

-Tocar mucho y que mi carrera sea de fondo. Y ver las caras de quienes vengan a un concierto.

-¿Serías igual de feliz actuando ante cien que ante cuatro mil?

-A menos público me pondría más nerviosa, pero sería igual de feliz. He pedido, por ejemplo, ir a las salas míticas de Madrid en las que se toca ante 80 personas, aunque tenga que hacer ocho conciertos y arrimar el hombro cobrando todos mucho menos y con condiciones y comodidades menores. Con tener una persona delante, me sirve…

“El concepto de “pareja abierta” me gusta, aunque creo que no estoy preparada para eso”

-¿Te preocupa lo que pueda pasar con la legión de admiradores que te conocía bajo otros estilos?

-Es el riesgo del cambio. Habrá quienes me habrán seguido por lo que hacía hasta ese momento, a otros les encantará la evolución, otros serán los que me admiraban en la Academia y luego se fueron cuando apareció el reguetón… Los que se van por los que vengan. No pretendo gustar a todo el mundo.

-Los paparazzi parece que te persiguen menos… ¿También te has alejado de ese “universo rosa”?

-Algunos sí que están ahí todavía y los veo, pero no genero contenido (risas).

-¿Eres, como autora, de las que mandan mensajes a través de tus historias?

-Claro. No todos los temas hablan de amor, pero sí que hay muchos personales. Cuando hicimos escuchas para medios agachaba la cabeza porque me daba hasta vergüenza pues, algo que no contaría en una entrevista, sí que lo hago en una canción y, encima, se hace conocido…

“Me he aprendido a priorizar y a decir que “no” para ponerme en el principio de la cola”

-De hecho, abres el disco con varias propuestas sobre el desamor…

-“Mírame ahora” es sobre cómo intento estar lo mejor que puedo; “Diferente” es cuando pasas por encima de ti pidiendo una segunda oportunidad y “Planes” va sobre algo que no marcha y no sabes qué.

-¿Y qué tal entonces en el terreno sentimental?

-El amor lo tengo volcado todo en “La luz del martes”. No estoy ni cerrada ni abierta pero no busco nada.

-Muchos jóvenes piensan que la pareja es algo antiguo…

-Me parece hasta positivo el ser libres y poder elegir si quieres una pareja, o una relación abierta, o nada… Antes si no tenías pareja eras como un “bicho raro”. A los veinte años tenías que saber quién sería tu marido o mujer porque no existía otra opción. Estaba tan estipulado todo que lo de ahora me causa alegría.

-¿Has cambiado tú en este sentido?

-Hombre, el concepto de “pareja abierta” me gusta, aunque no quiero ser hipócrita y, a día de hoy, creo que no estoy preparada. Claro que desde “OT” he evolucionado mucho pero, después de correr durante unos años mucho, física y mentalmente, necesito pararme en mí misma, ver la serie que me gusta, hacer meditación, sopas de letras -que me encantan-, cuidarme en definitiva. Soy una tía que se entrega demasiado, o me entregaba, y me he dedicado poco tiempo.

“Si hay partidos que se posicionan ante la homofobia y el machismo, y se hacen fuertes, tenemos este tipo de resultados como muertes y palizas”

-¿Has aprendido a decir que “no”?

-Sí, y estoy supercontenta. Me he aprendido a priorizar y a decir que “no” para ponerme en el principio de la cola.

-¿Quieres ser una diva gay?

-Me encantaría. Siempre, desde el principio de todo, me he sentido muy querida por el colectivo gay. Nunca he sentido miedo ni me han escupido, ni me han insultado, ni he tenido temor en presentar una pareja a la familia por ser de mi mismo sexo y por eso he querido poner mi granito de arena con “Qué sabrán”, pensando en que se pueda vivir el amor en todo su esplendor y libertad.

-Existe un ambiente de violencia que no sé si te preocupa…

-Muchísimo. No soy abanderada ni oportunista, pero elegimos este single antes de la noticia de Samuel y todos los últimos ataques homófobos. Mis amigos gays me han reeducado, me han enseñado a hablar en este sentido.

-¿Esta situación de crispación nace de ciertos movimientos políticos?

-Eso me parece. No me gusta hablar de política, pero si hay partidos que se posicionan ante la homofobia y el machismo, y se hacen fuertes, tenemos este tipo de resultados como muertes y palizas. Para vivir un cambio hay que subir el volumen y dar toda la voz que podamos para que el mundo sea mejor.