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Tras la presentación de su desfile en solitario, la diseñadora gaditana ha sorprendido con su nueva colección, “Caminando entre volantes”. Una propuesta innovadora en la que ha querido recuperar los detalles más tradicionales de nuestro traje regional.

Por Valme González

Recuperar la esencia flamenca. Ése era el objetivo de la diseñadora en su desfile. Todo un reto para ella y lo bordó. Ángeles Verano volvió a debutar en solitario el pasado 11 de enero en el patio de la Fundación Cajasol dando paso a una de las primeras propuestas de moda flamenca del año. Estampados de lunares como protagonistas, caracoles en el pelo, asimetrías en el corte de los volantes, poco vuelo y toda una odisea de flamencura fueron algunas de las líneas maestras de Verano, cuyo objetivo era resaltar la belleza, la exclusividad y la comodidad de la mujer mostrando al mundo la raíz de las tierras andaluzas. Desvelamos, a continuación, los secretos de esta aventura…

“A estas alturas de mi vida, después de 26 años me he dado cuenta que tengo que caminar sola, sin miedo, y como dice mi colección, entre volantes”.

-¿Por qué has decidido independizarte de pasarelas tan importantes como We love o Simof?

-Principalmente por comodidad, porque las otras alternativas conllevan mucho más trabajo y dedicación. Tiempo atrás, estuve unos doce años en Simof pero decidí ir por mi cuenta en el Hotel Alfonso XIII, antes de que empezara We love Flamenco, donde estuve solo un par de años, muy buenos, pero tras los que quise volver por libre porque es mi aventura personal, o como yo lo llamo, “la valentía de una aventurera”. La verdad es que estoy muy contenta de haber contado con un lugar tan bonito y tan emblemático como es la Fundación Cajasol. Es todo un orgullo para mí saber que mi decisión ha supuesto todo un éxito y que ha tenido tan buena acogida de la gente y los medios de comunicación. Además, ha venido mucho público de fuera de Sevilla y eso me da mucha alegría. Es un paso muy importante del que sé que no me voy a arrepentir. A estas alturas de mi vida, después de 26 años, me he dado cuenta de que tengo que caminar hacia delante, sin miedo, y como dice mi colección, entre volantes.

-¿Qué destacarías de novedoso en este nuevo proyecto?

-El punto de flamencura que he querido dar al volver a lo tradicional, tal y como podemos verlo en detalles como los caracoles en el pelo, el lunar en las mejillas de las modelos… De hecho, como se puede observar he utilizado muchísimo lunar porque es la referencia en mi colección, aún sin haber podido evitar meter algún estampado de los míos. Ante tantas nuevas propuestas, el mundo flamenco necesita volver a lo de siempre para que nunca se pierda la esencia.

“Para que este mundo no se pierda, ni peligre, se necesita que los profesionales nos comprometamos a hacer cómodo el traje y a volver a las raíces”

-¿Cuál es ese sello de un traje Ángeles Verano? ¿Qué tiene de especial tu marca?

-Mi trayectoria ha estado muy marcada porque he tenido un estilo muy definido (telas estampadas, lunares, trajes vaporosos, etc.) pero ahora he querido llevar línea muy marcada, aunque un poquito transgresora dando alguna ligera idea de cómo puede evolucionar el diseño flamenco sin perder su raíz. He innovado con telas especiales como el cuero, las transparencias o las licras elásticas, pero conservando el origen.

-¿Se puede vivir todo el año de los trajes de flamenca?

-No. Este sector tiene unos tres meses de vida, pero no se puede vivir solo de esto.

-¿Qué es para ti lo más importante que el traje de flamenca tiene que resaltar de la mujer?

-Exclusividad, elegancia y comodidad. Es importante que la mujer, además de guapa, se sienta cómoda. Por eso intento que mis modelos no sean demasiado voluminosos ni que resulten incómodos.

-¿Cómo llevas el tema de la competencia? 

-Cada vez hay más, está claro, pero pienso que no existe una competencia directa porque todos los diseñadores tienen un estilo propio y, cuando alguien quiere hacerse un vestido nuevo, sabe a quién acudir para que lo confeccione. Quienes se ponen en mis manos vienen buscando mi sello personal y eso es algo que no tiene competencia alguna porque, al igual que hay un tipo de traje para cada persona, existe una firma con la que cada una se siente identificada.

-¿Y el futuro del sector? ¿Hacia dónde se dirige?

-El futuro es seguir siendo un traje tradicional y folclórico. Este vestido es la seña de identidad de nuestra tierra, de nuestras costumbres y de nuestras raíces, por más novedades que se quieran añadir. La moda flamenca es un espectáculo porque es color, es vida, es movimiento, es belleza y podemos estar muy orgullosos de lo que tenemos porque gusta en el mundo entero, llena a los corazones de cualquier persona y por eso no puede desaparecer. De hecho, hemos calado tanto que es imposible poder cruzar más fronteras. Así que tenemos que estar orgullosos y que nunca se nos olvide que la moda andaluza es poderosa, tiene el poder de conquistar a cualquiera, viene pisando más fuerte que nunca y tiene mucho que decir.

-Muchos diseñadores parecen querer desprenderse del mantoncillo tradicional… ¿se perderá en un futuro?

-No. Hay opciones que permiten evitar el mantón, bien porque lleven un volante aparatoso en el cuello o en la sisa, pero, por más que se suprima, el mantoncillo siempre será un elemento fundamental. Vestirse de flamenca es un ritual y hay partes del estilismo que no solo es el vestido, son los complementos, el peinado, el maquillaje, y por supuesto, el mantoncillo. Si esos detalles se eliminan, volvemos a lo mismo, estamos perdiendo la identidad.

-¿Crees que puede pasar aquí como la gallina de los huevos de oro, que se abuse tanto de innovar que al final se corra peligro?

-Las personas creativas no pueden evitar serlo. Los diseñadores siempre estamos pensando en cosas espectaculares, pero no podemos olvidarnos de que hacemos moda flamenca. A veces vemos propuestas que son muy bonitas, pero se salen de lo tradicional y pienso que hay otro tipo de pasarelas en las que presentar eso, aunque, a pesar de que en ellas el resultado quede magnífico, a la hora de llevarlo en una feria es más complicado. Así que, en definitiva, para que este mundo no se pierda, ni peligre, se necesita que los profesionales nos comprometamos a hacer cómodo el traje y a volver a las raíces.