Fotógrafo fundador de “EnlazArte”, Carlos Cid pasó del mundo del cine al de las bodas, sector donde ha encontrado su gran pasión profesional y del que hoy nos cuenta todos sus secretos
Por Valme González
El día de una boda tiene que ser muy especial y no puede faltar ningún detalle, sobre todo, el recuerdo del reportaje, tanto de fotos como de vídeos, algo que Carlos Cid sabe muy bien cómo hacerlo. Cuánto más natural y espontánea sea la sesión, mejor, y esto ha hecho desplazar a un segundo plano al estudio, que ha quedado subordinado al exterior. Sea como sea, a pesar de las buenas cámaras de los móviles, nada comparable al servicio de un buen profesional para esta cita…
-¿Cuáles son las tendencias en cuánto a fotografías?
-Que se vea bien cómo los novios y los invitados están disfrutando sin tener que estar pendiente del fotógrafo. En cuanto a nivel estilístico, las parejas piden reportajes elegantes, pero con un toque más moderno. Eso se ve reflejado en los vídeos, por ejemplo, que son mucho más divertidos.
-Ahora se utilizan mucho los llamados “filtros de moda”, sobre todo en Instagram. ¿Os habéis sumado a esta novedad?
-Cada maestrillo tiene su librillo. Nuestros clientes, desde luego, no demandan ese estilo. En nuestro equipo intentamos que cada reportaje sea personalizado. Cada evento debe tener una lógica para que el resultado sea un producto completo, es decir, que tengan relación las fotos entre sí. Cada fotografía se edita de una manera diferente y por eso no usamos un mismo filtro para todas las bodas por más estético que quede.
-¿Se siguen solicitando álbumes? Porque, con esto de guardar las fotos en vía digital…
-Cada vez menos. Nosotros tenemos el álbum como algo opcional. La verdad es que ha aumentado la tendencia de dar las fotos en pendrive. Personalmente, siempre recomendamos recopilar el material impreso porque, al final, las imágenes que se hacen con el móvil se acaban perdiendo y es una lástima no poder volver a revivir el momento, como sí se hace al ver las fotos físicas. Yo siempre intento obligarme a imprimir y lo mismo aconsejo a los que solicitan nuestros servicios. Además, es un recuerdo muy bonito y elegante.
-¿De qué manera te ha afectado la llegada de los móviles con cámaras en HD?
-Realmente, no nos ha afectado demasiado. Quien viene a contratarnos lo hace por el estilo que ofrecemos y por la tranquilidad que le damos. Entendemos que habrá personas que hagan buenas fotos sin ser profesionales, pero estamos hablando de un momento muy especial en el cual, si dejas que cualquiera sea el responsable de tus recuerdos audiovisuales, al final, no tienes esa garantía de que te lo van a hacer bien y que vas a quedar satisfecho con el resultado.
-¿Llegará el día en el que la cámara del móvil sustituya al fotógrafo?
–Hay un dicho que afirma: “No es el indio, sino la flecha”, o como decimos nosotros, “No es la cámara, es el fotógrafo”. Lo que nos hace especiales es la garantía de nuestro servicio y estándar en cuanto a calidad, elevado, que no se da ni siquiera por la cámara, sino por la experiencia y la formación de tantos años dedicándonos a esto. Así que no, por más buenos móviles que saquen, el fotógrafo siempre será el fotógrafo.
-Tiempo atrás las fotografías eran más serias, con colores más sobrios y actualmente se llevan las fotos más alegres, más reales… ¿Cómo ves el futuro, en este sentido, de la fotografía?
-Los estilos se repiten conforme va pasando el tiempo. Hoy, en una sociedad donde predomina mucho lo artístico y lo audiovisual se lleva eso, pero, seguramente en un futuro, como todo vuelve, convivan todas las tendencias, tanto la seriedad de las fotos pasadas como la alegría que nos gusta mostrar en esta época.
-Bueno, también sois especialistas en vídeos y la tendencia en estos también han evolucionado… Antes se hacía el típico de larga duración donde priorizaba la ceremonia eclesiástica… ¿Estamos en el mismo punto?
-Somos especialistas en los dos campos, aunque el vídeo, debido a sus largas horas de edición, es más caro. En cuanto a tendencias, hay dos. La primera, la del típico largo de unos cuarenta minutos y otra, la del corto y dinámico, de unos siete minutos. Debido a que nos gusta la combinación de los dos tipos, hemos apostado por uno de aproximadamente veinte minutos, en el cual se refleja tanto la ceremonia como el convite, y, aparte, hacemos una especie de tráiler, con un estilo mucho más moderno y de duración reducida, de uno o dos minutos, para que se pueda compartir en redes sociales o pasárselo a los amigos.
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