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SOCIEDAD,

Cayetano Martínez de Irujo: “Ya no siento el Palacio de Dueñas como mi casa”

14 octubre, 2018

Segunda parte hoy de la entrevista que Cayetano Martínez de Irujo concedió al número de septiembre de la edición impresa “Sevilla Magazine” y donde tuvimos oportunidad de conocerlo más cercano que nunca

por Ricardo Castillejo
 

El duque de Arjona es, a sus 55 años, un hombre renovado sin inconveniente a mostrar sus debilidades y a desnudar su corazón. Su relación con su madre, sus hijos, su día a día… Todo esto y mucho más en “Sevilla Magazine”…

-¿El fallecimiento de una madre como la duquesa de Alba se supera?

-Claro. Yo al menos me quedé muy tranquilo porque en sus últimos seis-ocho años mantuvimos una relación impresionante. Es más, una década antes de eso ya me había partido la cara con ella para sacar todo lo que llevaba dentro. Incluso en mi adolescencia no paraba hasta que no me daba una explicación de las cosas, algo que ella no hacía con nadie.

-¿Qué tienes tú de ella?

-Mucho. El carácter, la personalidad… Me he fijado mucho, para corregirlos, en esos defectos que, al ser una señora tan grande, no se le notaban. Al final lo que he intento es, sobre todo, ser yo y, en la medida que me corresponda y pueda, guardar su recuerdo (algo que no se está haciendo). Mi hermana Eugenia cada día se le parece más y es, junto a mí, la única que está intentando mantener vivo ese recuerdo del que te hablo.

-¿Compartes con la duquesa su vinculación con Sevilla?

-Sí. Yo he sido el que tocaba la guitarra, cantaba, el que ha vivido la Semana Santa, me ha gustado la Feria… Todo… Y Eugenia también. Incluso Carlos es bastante sevillano. En mi caso estoy enfocando todo para terminar aquí…

-¿Sientes el Palacio de las Dueñas como tu casa?

-[Silencio] Desde que se ha muerto mi madre, ya no. No se nos niega la entrada, pero… [silencio] tampoco creo que, yo al menos, sea bienvenido (que es diferente a ser rechazado). Puedo ir y quienes trabajan allí me tratan bien, pero prefiero guardarlo con el recuerdo de mi madre.

-¿Hasta qué punto eres consciente de todo lo que se dice de los Alba? Se habla en los programas de televisión, en revistas, hubo hasta una serie…

-…Que estaba muy bien hecha. Me gustó mucho. Igual que el programa “Lazos de sangre”, de TVE, el más completo y real que se ha hecho sobre mi madre y la Casa. Más allá cada uno de nosotros dirá lo que quiera según lo sienta pero, fuera de eso, no se cuenta la verdad. Podemos estar distanciados desde el fallecimiento de ella, pero no es nada grave. En cuanto al resto, no sigo nada. En febrero salí a cenar con una amiga -que no es mi pareja actual-, y se montó un escándalo y unos insultos que ni te cuento. Hasta le ofrecieron cuarenta mil euros para que fuera a la televisión a hablar de mí e intentaron que apareciera alguna ex novia mía a la que, igualmente, le quisieron pagar altas sumas de dinero. Es un mercadeo hostil y bajo, que parece algo aberrante y que roza la delincuencia, y ante el que hay que demandar para poder moverte con libertad sin que usurpen tu vida, mientan y calumnien durante cinco días.

-¿Crees que para una mujer es fácil tener una relación contigo?

-No, no es fácil. Además, esta sociedad está muy condicionada -y manipulada-, por esa prensa italiana. Imagínate la que se lía si, por ejemplo, voy a encontrarme con una amiga mía a un pueblo donde trabaja. Cualquier movimiento que haga yo, asusta. Empiezan los dimes y diretes…

-Pero, ¿eres asequible a la hora de llevarte?

-Sí. Antes, no porque había tenido un pasado muy solitario y acarreaba muchas contradicciones, pero, como te he dicho, de cuatro años para acá, cuando me he curado todos esos traumas de niño y adolescente, he pasado a ser otro ser humano distinto. Además, cuando ves la muerte tan cerca como me ha pasado a mí, cambian tus prioridades.

-¿Qué te gustaría hacer si no fueras quien fueses?

-Yo no me privo de nada, la verdad. Solo condiciono a los demás. Me encanta lo auténtico, los pueblos, compartir… Lo que no me gustan, ni nunca me han gustado, son las fiestas sociales, acontecimientos donde no me encuentre cómodo.

-¿De padre puedes ejercer bien?

-Sí. Les he dado a mis hijos lo que yo no tuve, sirviéndoles de guía y de ayuda. Creo que Genoveva y yo estamos haciendo una buena labor.

-¿Eres estricto?

-Sí. Y también comprensivo. Me vuelco con ellos cumplen sus responsabilidades básicas.

-En tu balance personal, y los cincuenta son buen momento para eso, ¿qué es lo más duro y lo más bonito que te ha pasado?

-Lo más duro… [Silencio]. Lo más duro fue, en el inicio de 2015, a la muerte de mi madre, la reacciones que tuve en torno a mí. Eso sin olvidar el fallecimiento de mi padre y cuando me salvó la vida el cirujano Enrique Moreno. En cuanto a lo más hermoso, cuando gané un Campeonato del Mundo, haber sido costalero en el Cristo de los Gitanos y, por supuesto, el nacimiento de mis niños, algo para lo que no estaba preparado pero que es de lo más emocionante que me ha pasado.

-Y para ésta, como dijo Banderas, segunda parte del partido de tu vida, ¿qué esperas?

-Todo lo que he puesto en marcha me va saliendo y me siento muy capaz de dirigir lo que me pongan. Solo quiero disfrutar y poder tener suficiente para poder ayudar a los demás lo más posible. A mis trabajadores, a sus familias, poder coger refugiados -como hice con los Sirios o salvándole la vida a una madre y sus cuatro hijos (de entre 6 y 13 años) venidos de Afganistán-, traer más africanos para que echen una mano a los suyos…

-Porque, la paz, ¿la has logrado ya?

-Creo que sí. A día de hoy estoy muy bien conmigo mismo y empiezo a ser feliz de verdad.

-Por cierto, un Grande de España, ¿qué piensa de nuestra realidad?

-Que no se nos valora y que, dentro de la “grandeza”, hay dos partes: una que no ha evolucionado y se ha quedado en el pasado y otra que sí que ha sabido adaptarse a los tiempos y que es muy válida. Pero no hay que olvidar la historia puesto que, por ella, estamos aquí. El valor de la aristocracia, por parte de algunos sectores, está relegado, opacado, ninguneado. Yo no ninguneo a nadie y esperaría lo mismo al contrario. Si estamos aquí es por haber hecho algo importante por el país. Por otro lado, vivimos una época de gran confusión y que hasta casi roza el caos (que hacía falta para encauzar todo de nuevo). Hay que enfocar hacia delante y no tanto atrás ni al que está al lado y la forma de crecer es mirarte al espejo y pensar: “¿Qué tengo que mejorar hoy?”. Y que no nos engañe la televisión sacando miserias para que tapemos las nuestras.

-¿Te gustan los políticos que tenemos?

-Bastante poco. Existe unas ansias de poder, protagonismo y poder enfermizas. Piensan más en sí mismos, en llegar o mantenerse, que en el bien de los demás.

-¿Cuál es, para ti, el sistema idóneo?

-El que tenemos. Sin ninguna duda hay que cambiar la ley electoral pero el nuestro es el mejor sistema para progresar. La monarquía ha hecho todo lo que se puede y más por la estabilidad (no por la aristocracia o por mí, en concreto, con los que no ha hecho nada). No han sido agradecidos, ni justos, con quien más les ha apoyado, pero sí han sido positivos como estabilizadores. A un presidente de la República no le conoce nadie y cuesta igual que una monarquía, pero éstas dan relevancia y una imagen y una presencia mucho mayor.

-Antes de terminar me gustaría que me contases un poco cómo es tu día a día… Tus aficiones, más allá del deporte, la música que escuchas…

-La música depende de mi estado de ánimo. A veces más tranquila, otras más serena… Me levanto pronto, muy temprano, y a las nueve ya estoy en la oficina, donde estoy un par de horas y tengo alguna reunión. Después me escapo a montar otra hora, regreso… Intento no tener almuerzos de trabajo porque es una costumbre de aquí que no me agrada. El trabajo hay que intentar separarlo de la comida y dejar ésta más por amistad (algo que aprendí en Europa). Por la tarde le dedico un rato a la marca y a alguna otra reunión y, por último, me voy al gimnasio, terminando sobre las ocho y media o así. En la televisión veo series, noticias, alguna película… Algo que me entretenga y me haga desconectar. Leer, leo menos de lo que me gustaría.

-Pasamos un presente en el que la mujer está muy reivindicativa… ¿Alguna reflexión sobre el colectivo femenino?

-Mira, se ha escrito que a mí me gustan las mujeres, así en plural, pero a mí lo que me gusta es la mujer como mujer. Me parece una maravilla su cuerpo, es capaz -si tiene un mínimo de inteligencia- de manejar al hombre con facilidad, todo en ella me resulta atractivo: cómo viste, su feminidad, su sensualidad, su personalidad… Mi gran pasión es observar a la mujer. Es lo máximo.

-¿Nada en ellas es criticable?

-Bueno, cuando empiezan a comerte el terreno, cuidado… (risas). A estas alturas quiero ser yo y, en todo caso, compartir porque mi libertad interior no la invade nadie ya.

-¿Sigues creyendo en la pareja?

-Estoy muy contento con mi relación. Es una chica muy joven y la perspectiva es diferente, pero otra vez casado y con niños no me veo, aunque nunca sabe cómo evolucionará el destino…

 

Dirección: Ricardo Castillejo
Reportaje gráfico: Juanjo Moreno
Maquillaje y peluquería: Ana Camero
Producción:  Iván Alcázar

Ricardo Castillejo

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