El actor sevillano estrena esta noche en el Festival de Mérida la nueva versión de “Alejandro Magno”, personaje que, durante toda su vida, ha sido un referente para él
En septiembre cumple 39 años pero continúa con la misma capacidad de soñar que un adolescente. Y es que la edad no supone ninguna merma –todo lo contario- para este actor nacido en la localidad sevillana de Carmona que, después de interpretar a Carlos V en la “pequeña pantalla”, se mete, dentro de la programación del Festival de Teatro de Mérida, en la piel del Alejandro Magno del texto del autor clásico Jean Rancine. Celoso de su vida privada, Félix Gómez no se siente atraído por las redes sociales, si bien en Instagram ha encontrado una buena plataforma a través de la que comunicarse con sus seguidores compartiendo con ellos aspiraciones como el de ser una “estrella” en el universo hollywoodiense. Constancia, talento y atractivo, no le faltan.
-¿Por qué esa fascinación por su personaje?
-No lo sé… Supongo que por la capacidad de abrazar nuevas culturas que tuvo. Me imagino que fue un tipo muy complejo, con una energía vital muy importante y una ambición desmesurada y, a la vez, infantil.
-Usted también ambiciona cosas como triunfar en Estados Unidos…
-Estoy en ello. Ahora he participado en dos pilotos que se han caído pero eso es algo que forma parte del “viaje”. A la tercera va la vencida, ¿no? (risas). Lo mío es por querer trabajar con los mejores y porque en España siento que la rueda ya gira sola. ¿Y si lograra compartir proyecto con Kevin Spacey, por ejemplo? ¿Por qué no intentarlo?
-¿Qué tal se lleva con su ego?
-Como todos. Voy y vengo. Hay días mejores, otros peores… (risas).
-Instagram es un buen espacio para satisfacerlo, ¿verdad?
-(Risas) No soy muy de redes ni un gran defensor de ellas. Me siento excesivamente expuesto y me gusta guardar mi intimidad en muchos aspectos. El público debe saber de ti lo justo. Para mi madre es difícil verme como Alejandro Magno. Si el espectador conoce mucho tuyo es más difícil hacerle creer que yo no soy yo. Las redes sociales hacen un flaco favor en ese sentido.
-Pero las grandes “estrellas” de la época dorada del cine, por citar un caso, sí que hacían concesiones…
-No, no… Los grandes estudios eran una grandísima mentira. Todo era para crear espectáculo pero entiendo que, sin perder la magia, un poco sí que hay que decir: dónde veraneas, con quién estás, qué libro has leído…
-De usted sabemos que quiere ser padre…
-Es que vengo de una familia numerosa de cuatro hermanos y muchos primos que son como hermanos. De hecho, acabo de ser tito… De momento no ha llegado el momento pero sí que tengo “papitis”. Ser padre forma parte de una de mis ilusiones.
-¿Se lleva bien con la edad?
-Muy bien. Los cuarenta son los nuevos treinta. Yo tengo la sensación de poseer una energía muy similar a la de los 27 o 28 años. La verdad es que mi aspecto aniñado ayuda pero la edad es solo un número. No me parece que los cuarenta pesen ni que esto sea una cuenta atrás. Es una década atractiva y yo cada día me encuentro mejor conmigo mismo.
Alejandro Magno © Festival de Mérida/ Enrique Cidoncha
