La actriz, protagonista de inolvidables películas como “Asignatura pendiente”, de José Luis Garci, acaba de publicar sus memorias bajo el título de “Aprobé en septiembre”, relato de una trayectoria marcada por un padre que la abandonó al nacer y los dos hombres de su vida
Nació en Málaga un 19 de octubre de 1949 y, desde entonces, la biografía de María Blanca Fiorella Renzi Gil, Fiorella Faltoyano, casi podría considerarse un relato, nunca mejor dicho por el caso que se trata, “de película”. Muy popular por sus intervenciones en el cine, televisión y teatro, la actriz ha decidido enfrentarse a su pasado y sacarlo a relucir en “Aprobé en septiembre”, libro que está siendo muy bien recibido en el mercado editorial y donde narra, entre otras muchas cosas, que fue una niña que nunca llegó a conocer a su padre y cómo ese suceso le marcó a la hora de encontrar parejas protectoras como sus dos grandes relaciones: el productor José Luis Tafur Carande y, en la actualidad, Fernando Méndez-Leite.
-¿Por qué decidió retratarse en esta publicación?
-No fue con intención comercial sino para mí, en un momento importante durante el que me habían pasado una serie de sucesos. La vida, a veces, te lleva por caminos inesperados y, en este caso, murió mi ex marido y tomé una decisión respecto a la paternidad de un padre al que no conocí. Hay quien me ha dicho: “Me ha encantado tu novela” (risas). Sea como sea, el mío ha sido un camino apasionante y apasionado y todavía estoy en la prórroga (risas).
-¿Se ha guardado mucho?
-No. Ha sido una especie de desnudo del alma porque en principio era algo, como te acabo de comentar, sin ninguna intención más allá. No he callado nada que me importara y que fuera importante. Lo que sí ha sido, en ciertos capítulos, doloroso. Había mucho complicado de asumir.
-¿Y eso le ha ayudado a contemplar desde otra perspectiva su presente?
-Sin duda. Tengo 64 años y estoy con mucha alegría. No me esperaba el éxito del libro y, aunque estaba muy nerviosa al principio, he demostrado que sé escribir y que interesa lo que escribo. Ha sido algo muy elaborado pero, a la vez, que me ha resultado una liberación. Me ha servido para tener claro lo que he hecho y darme cuenta que el paseo merecía la pena.
-¿Qué lugar ha ocupado el amor en su escala de valores?
-El máximo. Ha sido fundamental. Al principio de “Aprobé en septiembre” cito a San Agustín cuando afirmaba: “Ama y haz lo que quieras”. Si amas a alguien o algo, todo está bien hecho. La mía también es una historia de amor. Hay intriga, sentido del humor… Yo he tenido dos grandes amores. Uno falleció hace poco y otro, Fernando, está conmigo.
-¿Ha tenido algún secreto para, a pesar de la diferencia de edad con ellos, triunfar en esas relaciones?
-Quererse, estar enamorado. Así todo tiene solución. No vale tener una pareja para no estar solo. Hay que elegirla bien y, a partir de ahí, trabajar.
-¿Y su hijo? ¿Dónde queda?
-Hombre, ésa ha sido una suerte inmensa. No significa que sin hijos no hubiera sido feliz pero ha ayudado mucho. Por si fuera poco me ha dado nietos que disfruto todo lo que puedo y que son la consecuencia de ser madre.
-¿Le ha quitado su profesión mucho?
-Nada. Al contrario, me lo ha dado todo. El mío es un trabajo vocacional, que me ha ayudado mucho como mujer, y del que he podido vivir más que dignamente. Siempre he estado implicada en proyectos y espero que siga habiendo algún personaje que me interese. Recuerdo con cariño, por ejemplo, mis primeros años en televisión. Ahí empezaba a construir una carrera y estaba muy ilusionada…
-Porque, Fiorella Faltoyano, ¿qué tipo de persona es?
-Una muy tranquila y muy perfeccionista. A veces me cuesta aceptar lo que no me funciona y debo esforzarme en hacerlo lo mejor posible.
-Fue “musa” de la democracia… ¿Cómo ve el país ahora?
–Imagínate. No me gusta. La situación es dramática con millones de parados pero, en comparación con otras épocas, tampoco está tan mal. Me da miedo que los jóvenes que no saben cómo fue el período de la transición, no valoren aquello. La Constitución habría que transformarla pero sin tirar por la borda lo construido. Tampoco me agrada nada que para entrar desde el sur de África se dejen la piel creyendo que vienen al paraíso…
