Irene Rosales cruzará mañana la barrera de los 30 convertida en una nueva mujer, referente en sí misma de la información social tras superar numerosas pruebas vitales que no hacen sino señalar su enorme fortaleza y entereza. Después de haber perdido a sus padres, la sevillana sigue apoyando a su marido, Kiko Rivera, al que ha perdonado, varias ocasiones, el no haber estado a la altura de lo que su relación, y su familia, merecen.
Sea como sea, la colaboradora de “Viva la vida” es una persona valiente e íntegra, tal y como ha vuelto a demostrar este fin de semana cuando ha zanjado la polémica desatada alrededor de la comunión de Francisco, el hijo mayor de su marido, y la modelo Jessica Bueno, a la que ha agradecido la generosidad de la celebración y el haber estado pendiente de todos los detalles en todo momento.
Otra cosa no pero Irene, cuando tiene que hablar claro, lo hace y así ha demostrado desde que saltó a la luz pública y, poco a poco, ha ido cogiendo confianza ante los medios, donde ha hablado, entre otras cosas, de su relación con su suegra, Isabel Pantoja, siempre con respeto y evitando meterse en asuntos que competen a ella y a su hijo. Madre de dos niñas, Carlota y Ana, Rosales también se ha volcado en su faceta como Influencer desde un perfil en Instagram que supera los 650.000 seguidores y en el que ha hecho publicidad desde un té detox hasta una marca de productos para sexo.
Más allá, la aún veinteañera reconoce que empezó a trabajar muy joven y que, a veces, se ha olvidado de ella misma, dejando en el camino sueños como el de dedicarse al ejército o la policía. Guerrera incansable, el futuro aún lo tiene por escribir puesto que es joven y le queda mucho camino por andar. Poco a poco y con pasos firmes.