“Entre la luna y el mar” es el nuevo single del más reciente álbum, “El tren de la vida”, de un artista que, con la sangre de El Fary por las venas, lleva ya dos décadas haciéndonos disfrutar con sus canciones
Por Ricardo Castillejo
A los 16 años (tiene 37) lo tuvo claro: lo suyo, más que estudiar, era la música. Y así se lo hizo saber a su padre, un mito de nuestra música tan destacado como El Fary. Éste, junto al que nuestro entrevistado había escuchado a grandes como Farina, Caracol o Camarón, decidió apoyar desde el principio a un hijo que, enseguida, nos hizo a todos bailar con “Y cuanto más acelero”. Desde entonces, Javi Cantero ha continuado el legado paterno en una trayectoria a la que, como más reciente aventura, incorporó el álbum “El tren de la vida”. Confinado con su pareja, su hijo y su madre, el intérprete hace gala de la lección más importante que aprendió de su progenitor: la humildad como persona… y como artista.
-Tú sector es uno de los que más difícil normalización parece que va a tener…
-Sí, y por eso estamos todos los compañeros preocupados y con ganas de seguir rodando y regresar a la carretera y a tocar en directo, que es la mayor satisfacción para un músico. A mí se me ha quedado el tercer single por grabar y, en cuanto esto acabe, volveremos al estudio.
-Tienes pareja, un hijo de un año y medio… ¿Qué tal el confinamiento?
-Pues estamos en Madrid también con mi madre y, la verdad, que no lo llevo del todo mal. Claro que me falta mi hermano y mi hermana Encarna, a los que tengo muchas ganas de ver. Lo que no sé es si podré evitar darles un abrazo…
-¿Sientes el cambio vital que, para muchos al menos, supone esta experiencia?
-Es que nunca hemos pasado por algo así, con lo que es normal que nos haya cogido por sorpresa. Procuro hacérselo lo más ameno posible a los míos y, al contrario, igual. Es la única forma de luchar contra esto en espera de una nueva normalidad.
-Menos mal que “Entre la luna y el mar” pone un punto positivo, como muchos de tus temas…
-Sí. Éste es un reggae muy alegre y que intenta dar un mensaje de esperanza. Normalmente apuesto por ese tipo de ritmos, aunque también tengo letras más profundas, para que todo el mundo pueda disfrutarlas, en especial, en concierto. A raíz de “Sin pedidrí”, donde establecí mi esencia, ése es el camino que quiero seguir.
-¿Es, tal vez, herencia, esa buena onda, de tu padre?
-Hombre, aparte de ser un fenómeno en su manera de cantar, era alguien muy querido por el público, seguramente porque él daba eso mismo a los demás. El Fary no se hizo con un gran marketing, sino que era auténtico, muy de verdad.
-Para algunos hijos de grandes nombres artísticos, que luego siguen sus pasos, ese referente, a la larga, puede convertirse en un lastre… ¿Te ha pasado a ti?
-Intento no centrarme en eso. Estoy bien orgulloso de él y me encanta cuando alguien me dice: “Mira, el hijo de El Fary”. Si vivo algo en el día a día es el cariño que la gente le tenía y lo bien que caía. Le querían muchísimo y yo, al final, lo único que pretendo es hacerlo lo mejor posible.
-En julio, tu niño hace dos años… Es pronto para saber si hay continuidad de la saga, ¿no?
-Es el que se está llenando de hacernos pasar el tiempo de forma mucho más amena. Buscamos caracoles en el jardincillo que tenemos y jugamos, pero no está echando demasiado de menos la calle. Y respecto a su futuro, no sé… Cuando vaya creciendo irá decidiendo qué quiere. De momento la música le gusta igual que les gusta a todos los niños, porque es mágica y te llena. Coge su tambor y algunas cosillas de percusión y yo estaría encantado si eso le hace feliz.