El supuesto hijo de Julio Iglesias se queja de la justicia española y decide, a través de su abogado, recurrir a la ayuda internacional.
Por Ricardo Castillejo
Aunque una prueba de ADN demostró que Javier Santos es hijo de Julio Iglesias, en mayo, la Audiencia Provincial de Valencia, concluyó que, como el Tribunal Supremo ya había juzgado este hecho en 1999 -sentenciando que no había parentesco entre ambos-, la citada prueba no era suficiente y, por tanto, se ratificaba en dicha ausencia de vínculos.
Sin embargo, aunque nuestro protagonista pensó tirar la toalla, su abogado, Fernando Osuna, ha presentado una denuncia contra el Estado Español ante el Comité Internacional de Derechos Humanos de la ONU por haberse infringido, supuestamente, los derechos fundamentales de su defendido. “Estamos convencidos de que al final llegaremos a la meta deseada: que el Tribunal Supremo, el Constitucional o el Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo le dé la razón a Javier porque es hijo de Julio Iglesias. Vamos a recurrir a todas las instancias. Si Javier Sánchez Santos es hijo de Julio Iglesias, como se ha demostrado por una prueba de ADN a la que el juez dio plena validez, ese pronunciamiento científico sigue siendo válido. No procede que ahora un tribunal diga que no es hijo por una cuestión puramente formal. Se produce una incoherencia que lleva a que muchos ciudadanos no crean en la justicia”, declaró el letrado a La Vanguardia, firme en su propósito de llegar al final y hasta donde sea necesario.
Son más de veinte años de lucha que pesan sobre el hijo de la bailarina María Edite quien, resurgiendo como Ave Fénix, vuelve a reclamar la atención de una justicia, en este caso internacional, ante la insatisfacción de la respuesta de la española. Todo esto llega en un momento en el que todas las miradas están puestas sobre Julio Iglesias cuya salud parece estar bastante afectada por el paso del tiempo. El cantante, que cumplirá 77 el 23 de septiembre, se ha ausentado totalmente de la vida pública, siendo las únicas imágenes que de él tenemos unas en la playa ayudado para caminar por dos chicas. Sombras de un mito que parece alejarse de las luces que, durante toda su trayectoria, le han alumbrado.
