Con las grabaciones de “Tu cara me suena” paradas, el cantante presenta “Por besarte”, nueva aventura musical con la que se acerca a sus raíces gitanas a través de la actualización de la rumba
Por Ricardo Castillejo
Su participación en “Operación Triunfo” y en “La voz” le valió el cariño del público y, en los programas que lleva grabados de la edición actual de “Tu cara me suena”, ha demostrado que sus capacidades artísticas son mucho mayores de lo que podríamos haber imaginado. A sus 30 años, Jorge González posee un indiscutible talento musical, además de un impactante físico que, este joven padre gitano de dos niños, suele compartir con sus seguidores en sus redes sociales. A la vez, nos propone que bailemos, con “Por besarte”, esos ritmos rumberos que nunca pasan de moda.
-Sé que estás algo agobiado con el tema del confinamiento, ¿verdad?
-Bueno, la palabra “prohibición” es la que más me afecta. Y saber que hay gente que se está muriendo ahí fuera, no controlar que le pueda pasar algo a algún familiar.
-¿Qué supone la libertad para ti? Porque en tu raza es un concepto muy significativo…
-Los gitanos somos libres, nunca hemos tenido una morada fija. Pero es importante en general… Una vez teníamos un pajarillo en el patio y, verlo en la jaula, me hacía llorar y terminamos soltándolo.
-Cambiando de tema, se ha quedado parado “Tu cara me suena”…
-Sí, y es una de las mejores cosas que me han podido pasar. Es un programa que no solo te hace aprender registros que jamás habría cantado, como el Funky, sino que te ayuda a crecer como artista. Pensaba, por ejemplo, que para mí era imposible cantar en inglés y, sin embargo, lo he conseguido. Al final, me he dado cuenta de que los límites los marca uno mismo.
-Hemos descubierto también que eres una persona muy sensible…
-Soy muy de corazón y, quien me conoce -y convive conmigo-, lo sabe. Es bonito ser así, ¿no? (risas). Es verdad que se está muy expuesto, porque el corazón va por delante. Soy un sufridor.
“Yo me siento un ganador. He perseverado en el tiempo y eso, para mí, es una victoria”
-¿Tienes alguna “espinita” de que no se te valore en la medida en la que has demostrado tus cualidades?
-Por mi parte, estoy muy contento porque puedo presumir de haber participado en los “talents” más famosos de España. Olé yo… Allá donde haya estado, no he pasado desapercibido. Casi gano “La Voz”, en “OT” era favorito casi todas las semanas… Incluso cuando me he presentado para ir a Eurovisión también se me ha valorado mucho. ¿Que no he pegado el pelotazo? Es que, ganar… ¿qué es? Yo me siento un ganador. He perseverado en el tiempo y eso, para mí, es una victoria. No te voy a negar, eso sí, que me encantaría -y no imaginas a qué nivel- vencer en “Tu cara me suena”.
-¿Hasta qué punto existe competencia real en ese espacio entre vosotros?
-Hombre, es un poco raro de explicar esto. Donde hay una valoración, hay una competición, lo quieras o no. Más, tal vez, entre los cantantes, pero, sea como sea, nos pasamos todos los días estudiando para quedar el primero. Lo mejor es que es algo sano, puesto que el dinero que se obtiene se destina a una causa benéfica.
“Soy el mejor padre. Conmigo, mis hijos no se aburren… Intento inculcarles mis mismos valores y son un reflejo de mí. Los encuentro, sobre todo, generosos”
-Es un espectáculo que precisa una buena forma física, como la que tú tienes…
-Tenía (risas). Imagínate que, sin entrenar, sin poder comer bien… Estamos como en “Supervivientes” pero con comida (risas). Algunos engordan, pero yo, adelgazo…
-De todos modos, estrenaste un cuerpo “nuevo”…
-Estaba delgado y me salieron unos bultillos por ahí… (risas). ¿Sabes qué pasa? Que tú, desde dentro, no te ves igual que desde fuera. Es cierto que, allá por dónde voy, me dicen piropos de mi físico y ojalá me quedase así siempre. Cuesta mucho, la verdad, sobre todo porque soy muy vago mentalmente. No me mato en el gimnasio. Voy dos veces a la semana, y punto.
-Tienes dos hijos, de nueve y cinco años, ¿ejerces con ellos de padre?
-¡Claro! Soy el mejor. Conmigo no se aburren… Intento inculcarles mis mismos valores. Creo que soy una buena persona. Mis padres me dieron lo que pudieron y es cierto que, en esta época, a los hijos les damos hasta lo que no se puede. En mi caso, son un reflejo de mí. Los encuentro, sobre todo, generosos.
