La Reina llega a los 48 años cada vez más joven y convertida en un referente, nacional e internacional, de moda y belleza.
Por Ricardo Castillejo
Su signo le marcó la personalidad. Así, esta Virgo nacida el 15 de septiembre de 1972 es una mujer preocupada por la estética y la belleza, tal y como ha demostrado a lo largo del tiempo desde que acaparó todas las miradas convirtiéndose en pareja, primero, del, por aquel entonces, Príncipe de Asturias, y reina después de nuestro país. Y aunque desde siempre se ha comentado su fascinación por Rania de Jordania -y cómo esta otra monarca es su referente en la vida-, Letizia Ortiz ha conseguido marcar, poco a poco, un estilo propio, elegante y actual.
Con apuesta por firmas nacionales e internacionales en su armario, la esposa de Felipe VI ha tenido una especial vinculación con Felipe Varela, uno de sus diseñadores de cabecera y creador de algunos recordados modelos que ha lucido en diferentes eventos. Sin embargo, tampoco ha tenido inconveniente en vestir de firmas populares como Zara, otra marca recurrente dentro de su vestidor. Amiga de los zapatos altos y de las cuñas imposibles, a Letizia se le ha achacado que está excesivamente delgada algo a lo que ella no parece darle demasiada importancia.
Igual que a los comentarios sobre sus retoques estéticos que pasan por un redondeo de mandíbula, corrección de nariz y, cómo no, botox y/o rellenos para mantener un rostro terso al que no parecen llegar nunca las arrugas. Con una piel perfecta, la reina no abusa del maquillaje ni de los excesos, en general, optando en general por un “look” bastante sencillo con el que no pretende destacar demasiado. Más allá de las “incorrecciones” de protocolo que, se supone, ha cometido en algunas ocasiones con su esposo, en comparecencias públicas, lo suyo es un papel absolutamente prudente y de servicio a la corona y a su familia, con la que ha creado un sólido núcleo que protege con firmeza.
Junto a ella soplará hoy 48 velas de un cumpleaños que, a juzgar por la evidencia, no hace mella ni en su cuerpo, ni en su rostro.