Considerada como “la nueva Lola Flores”, la malagueña forma parte del cartel de Nocturama 2020 donde, el viernes 28 de agosto, la veremos actuar en Sevilla junto a otros grandes de la música como Martirio (sábado 29).
Por Ricardo Castillejo
En su forma de cantar hay tanto de interpretación y de arte que no es raro que recuerde a Lola Flores, una de sus artistas de referencia y, sin duda, una escuela de la que María Peláe ha aprendido desde pequeña. Más allá, la malagueña mezcla multitud de estilos -desde el flamenco a los ritmos latinos, pasando por el jazz o la copla-, con un resultado único que, poco a poco, cada vez suma más adeptos. “La niña” o “Y quien no” son dos de sus últimos éxitos en una trayectoria que comenzó con 16 años y en la que, por fin, a sus 30 primaveras, está viendo los resultados a tanto esfuerzo y a tanta buena energía. Lo comprobaremos en directo, el viernes 28 de agosto, gracias a la propuesta que con nuestra entrevistada nos hace Nocturama 2020, el certamen sevillano, y veraniego, de las músicas alternativas.
-Igual que le sucedía a Lola Flores, no hay lugar donde encasillarte…
-Muchas veces, cuando sale un artista, se intenta poner una referencia y compararlo con fulanita o menganita. Es cierto que he mamado mucho de ella y, nada más que en los pregones -o en homenajes como el “Cómo me la maravillaría”-, se pueden encontrar las similitudes, pero es imposible asemejarse a algo tan grande. Lo que sí que en Spotify no sabe dónde meterme. Igual me ponen en flamenco, que en canción de autor, flamenco, reggaeton…
-De Lola se comentaba aquello de que ni cantaba, ni bailaba… ¿Era justo?
-Me consta que eso, a su familia, le da coraje porque claro que cantaba y bailaba, aunque tenía un aura superior. Fue una frase para explicar lo que no se puede explicar con palabras sobre alguien que sale al escenario y no hace falta ni que se mueva para que no le quites los ojos de encima.
-¿Cómo se hace para, desde la admiración, tener al personaje como inspiración sin convertirse en imitadora?
-Recuerdo que, de chica, ponía las mismas caras suyas, lo mismo que emulaba a Celia Cruz dándolo todo. Es normal al principio, pero luego va saliendo tu “yo” auténtico. Es como cuando te dicen: “Sé tú misma”… ¡Espérate! Iré a un psicólogo y ya saldré (risas). En la música eres todo lo que escuchas.
-¿Te consideras coplera?
-Mucho. Y a mucha honra (risas). La historia de España, desde la perspectiva de la mujer en concreto, se ha contado a través de la copla.
“Claro que Lola Flores cantaba y bailaba, pero tenía un aura superior. Fue una frase para explicar lo que no se puede explicar con palabras sobre una artista que sale al escenario y no hace falta ni que se mueva para que no le quites los ojos de encima”
-Entonces, al final, ¿cuál es tu sello?
-Ser natural. Lo que se me viene a la cabeza lo paso al papel y a mi forma de escribir y luego, a la hora de actuar, hay mucho de teatralidad porque he trabajado mucho en el género del musical.
-Es que, en lo tuyo hay bastante de interpretación…
-En mis letras hay parte real y parte imaginada y lo que imagino lo llevo al extremo, como si fuera una película de Almodóvar. Me meto en el papelazo y me creo mis historias, pero es que yo vivo la vida como si fuera un “flashmob” (risas).
-Acabas de cumplir los 30, eres Aries, con lo que debes tener un carácter fuerte…
-Y cabezonería. Hace poco escuchaba al Kanka en una entrevista donde comentaba que, más que el talento o el dinero, con frecuencia el cabezonerío es el que gana y en mi caso, después de doce años, eso es lo que me ha llevado hasta aquí…
-¿Y a qué destino te gustaría llegar?
-Nunca me lo he planteado porque siempre voy al día. Cuando vienes de pico y pala, de hacer conciertos en salitas pequeñas -y otros donde tienes que pagar tú porque vienen dos-, todo se aprecia. Cuando en la última actuación en Sevilla vi que el sitio estaba lleno -habiendo sufrido tantas fatigas antes-, sentí que, para mí, eso es llegar a algún lado. ¿Un Grammy? ¡Ojalá! Pero tocar en el Falla me hace hasta más ilusión que un Grammy…
-Empezar desde abajo, y no en un concurso de televisión, ¿da una perspectiva diferente?
-Hombre, meterse en un concurso hoy no es algo nuevo. Lo mismo el primer “Operación Triunfo” sí lo fue pero, al final, depende mucho de tu actitud. Puede servirte de plataforma o no.
-Te voy a mencionar tres figuras malagueñas, de tu tierra, para saber tu opinión sobre ellas, teniendo en cuenta lo mucho que han marcado con su impronta… Por ejemplo, Pablo Alborán…
-Un currante y con un talento innato. El dominio de su voz es una barbaridad y es muy “malaguita” cantando… (risas).
-¿Entiendes la polémica sobre su homosexualidad?
-No. Cada uno dice lo que quiere cuando quiera y como lo sienta. Da igual que sea en una rueda de prensa que tomando una cerveza y subiéndolo a Twitter. Lo importante es que actúes como te salga del corazón. ¿Por qué importa tanto lo que hacen o dicen otros?
-Diana Navarro…
-¡Ay, maravillosa! Coincidí con ella en un camerino en Canal Sur y está sembrada. Tiene una virtud en esa garganta que es una locura…
-Vanessa Martín…
-Maravilla. La admiraba antes de ser su amiga, pero ahora, el doble. Con una honestidad y una bondad increíble, fuera y dentro de las tablas.
-Por cierto, si tuvieras la oportunidad de conocer a Lola Flores… ¿Qué le dirías?
-A ver ese vinito de Jerez… y cuenta, Lola, porque yo, a tu lado, lo único que puedo decir son tonterías (risas).