El mundo de la moda, al menos en Sevilla, es muy complicado. Me lo contaban cuando le dedicaba bastante tiempo de mis programas en Giralda Televisión pero, hasta que no lo he vivido de lleno a través de la revista que dirijo, “Sevilla Magazine”, no lo he podido comprobar cara a cara.
A punto de celebrar el cuarto aniversario de esta publicación, me siento orgulloso de haber logrado que los principales artistas de este país apuesten en nuestras editoriales por vestir moda andaluza (y, en concreto, sevillana). Figuras que en muchos casos no contemplaban ni por asomo usar prendas que no sean las que normalmente les ofrecen en sus “showrooms” (entre otras razones porque, nos agrade o no, de “Despeñaperros” para arriba todo lo que viene del Sur es, como poco, provinciano). Sin embargo, ahí hemos estado mi equipo y yo explicando las excelencias de unos creadores que, en algunos casos, no solo no han sabido valorar este esfuerzo sino que incluso lo han minusvalorado.
Por eso en no pocas ocasiones dan ganas de dedicar los esfuerzos a otros terrenos, como el de la estética, sin tantas rencillas y descontento y con los pies más en la tierra, sabiendo cuál es su mercado y a quién tienen que dirigir sus acciones informativas y publicitarias.
Sea como sea, no hay mejor premio que abrir cada mes las páginas de nuestro suplemento y comprobar que seguimos creciendo y navegando. Doy las gracias de corazón a quienes comparten este barco y al resto le digo lo mismo que Aramis Fuster cuando, de amarillo pollo, se marchó indignada hace poco de Telecinco…