Después de una inversión cercana al millón y medio de euros, el Museo del Traje de Madrid ha reabierto unas puertas cerradas, desde marzo de 2020, que hoy cruzamos con su directora, Helena López de Hierro
Su origen se encuentra en la Exposición del Traje Regional e Histórico celebrada en 1925, germen de una serie de iniciativas que, después de muchos vaivenes, desembocaron, en 2004, en el actual Museo del Traje de Madrid. Una institución, dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, ubicada en un edificio con más de medio siglo que acaba de ser reformado y que ofrece una muy interesante colección permanente con 150 maniquíes realizados a mano para un recorrido que comienza en el siglo XVII y que llega hasta nuestros días, con modelos que van desde Yves Saint Laurent al desaparecido David Delfín. Piezas únicas que muestran la evolución del vestir en hombres y mujeres y, a través de ellas, la propia evolución social y del pensamiento dentro de una visita única que, sin duda, merece la pena. “Es un recorrido para amantes y profesionales de la moda pero también para el público general al que le da curiosidad saber cómo se vivía, y se vestía, en un momento determinado y la enseñanza de este lenguaje que utilizamos todos”, nos explica la directora de la entidad, Helena López de Hierro, convencida de que, al ser tan cercana a nosotros -y que cambia continuamente-, es difícil que la moda se vea como patrimonio. Eso no significa que, en los diez años que nuestra interlocutora lleva como responsable del Museo, sí que haya crecido todo lo que rodea a este sector. “Hay más escuelas de diseño, más estudios de moda y tesis doctorales que la estudian al margen de ese mundo que en ocasiones, desde fuera, se frivoliza. Nosotros notamos que, en este sentido, se producen muchas donaciones de personas que son conscientes de que sus piezas interesan”.
Con la percepción de que en España vestimos de forma “sobresaliente”, López de Hierro no puede dejar de reconocer que la industria italiana y, sobre todo, la francesa, marcan la pauta en el diseño y que, en Andalucía, somos especialmente valientes a la hora de vestir, apostando por colores y decoraciones más atrevidas que en otras zonas de España. Eso sí, el hecho de que, en los últimos tiempos, la comodidad y lo sport hayan ganado terreno no significa que cuidar lo que uno se pone haya dejado de importar. “Las nuevas generaciones se arreglan igual pero el estilo es diferente”, explica nuestra interlocutora. “Quien se decanta por un pantalón de chándal, un minitop y unas deportivas para un evento, en el fondo esta eligiendo esa manera de vestir. Es cierto que existe una nostalgia a algo más elegante y estructurado, pero no es menos verdad que es un concepto más incómodo para quien lo lleve”.
Convencida de que no es necesario gastar mucho para ir bien vestido, la directora del Museo del Traje se muestra muy orgullosa, en esta nueva etapa, de la sala de la moda moderna, donde encontramos ropa de baño de los años 20 que vino acompañada de una corriente “higienista” que proclamaba el culto al cuerpo y la necesidad de hacer deporte para estar sanos y saludables. “El público que nos visita valora mucho el esfuerzo que hacemos manteniendo la temática tan particular que tenemos y eso es muy reconfortarte”, ultima la entrevistada apuntando a que se trata de una entidad viva que se renueva de continuo y que, próximamente, presentará una muestra de joyería -que comisariará Helena Rohner-, otra basada en el 150 aniversario del pintor Mariano Fortuny y, por último, en otoño, una dedicada a Antonio Alvarado, el cual acaba de recibir el Premio Nacional de Diseño de Moda. Toda una oportunidad de descubrir un universo, a veces poco valorado pero cargado de información y, por supuesto, de belleza.
