Por Ricardo Castillejo
Estoy terminando de ver en Netflix la serie “Hollywood”. Una producción inspirada en la “época dorada” de la Meca del Cine donde se cuentan los entresijos de la industria de entonces y qué tuvieron que hacer -y por dónde tuvieron que pasar- muchas “estrellas” de la Gran Pantalla para convertirse en eso mismo. Sin embargo, hasta en lo sórdido, aquel era un mundo donde se aspiraba a la belleza, a lo bonito, donde se fabricaban ídolos que, aunque sus circunstancias personales fueran más desgraciadas, al público le ayudaban a soñar con una realidad mejor.
Hoy día las tornas han cambiado y en nuestra sociedad se ha impuesto el “feísmo”, lo raro, lo cutre, lo friki. Hemos pasado de admirar a grandes personajes a que, en televisión, el tiempo lo ocupen individuos como José Antonio Avilés, vergüenza nacional que representa lo peor de esas nuevas generaciones donde muchos, más que una profesión, luchan por ser “famosos”, sea como sea y a cualquier precio.
El cordobés -¡qué pena que mi tierra esté en boca de todos por esto!- apareció ayer en una entrevista con Jorge Javier Vázquez en la que vino a reconocer que no es periodista, que es un estafador, que no ha tenido ninguna relación sexual con Antonio Pavón… En definitiva, que nos ha estado intentar tomar el pelo desde que apareció en escena en “Viva la vida” preso de esa ansia por figurar que, finalmente, le ha terminado devorando. Porque, y de eso no tengo duda, en la vida, tarde o temprano, la mayoría de las cosas terminan poniéndose en su lugar y el que malos pasos da, a malos destinos llega.
Poco sabía este chico de periodismo si no tuvo en cuenta que, una profesión que lo que busca es la verdad, terminaría destapándolo y dejando en evidencia sus muchas miserias personales, igual que les ha sucedido a tantos precedentes como el “pequeño Nicolás”, cuya historia me recuerda bastante a ésta la cual, con toda probabilidad, llevará a su protagonista al olvido más absoluto. Eso sí, el título de la película ha cambiado y ahora “Ha nacido un monstruo”. Que vuelva a la caverna.