Tras su ruptura, en 2020, con Arturo Requejo, la gaditana tiene su corazón abierto a nuevas relaciones aunque, eso sí, empieza el año más “diabla” que nunca…
Por Ricardo Castillejo
Merche. 46 años. Géminis. Cantante y autora. Guerrera. Madre… La gaditana es todo eso, y mucho más. Con un optimismo a prueba de bombas, “La diabla” es su más reciente apuesta musical. Para ella se ha cortado el pelo y ha vuelto a ser rubia -pronto nos contará las razones de este cambio-, en espera de que, en 2022, cumplirá dos décadas sobre los escenarios. Una fecha para la que tiene prevista una gira y un disco conmemorativo antes del que irá lanzando temas como el nuevo que ha grabado junto a Hugo Salazar y que, en breve, verá la luz.
-Nos propones ahora un tema, “La diabla”, con el que bailar… ¿Existe límite, en cuestión de edad, para hacer según qué cosas?
-Soy muy libre en general. Que cada uno haga lo que quiera, siempre que sea feliz y no se haga daño al de enfrente. Si a Madonna le hubiéramos puesto barreras ahora cantaría boleros. La edad se lleva por dentro y yo me siento con la misma vitalidad de la chiquilla que empezó hace 18 años. Además, al ser compositora soy más yo al cien por cien y no me gustan las barreras ni los muros en ningún sentido. Las considero un error absoluto.
-¿Las mujeres, en la música, lo tenéis más difícil que los hombres?
-Yo lo he tenido más difícil en cuanto a la credibilidad como autora. Al no tener esa imagen, más sobria, asociada a lo cantautores, ni el estilo, sí que me costó un poco (y, si te pones rubia, más difícil todavía). Detrás de Merche y sus canciones no hay ningún señor con corbata sino una chica con tacones y, si me apetece, me pongo una minifalda más corta todavía. Desde que empecé forma parte de mi reivindicación.
-¿Y si tu hija, Ambika, decide seguir tus pasos?
-Primero le daría una ahogaílla, a ver si se le pasa (risas). Lo que quiero es que sea feliz y que crezca sana y, si lo decide, ahí estará su madre para apoyarla. Sea como sea, si es ingeniera o dentista, mejor… (risas).
“Detrás de Merche y sus canciones no hay ningún señor con corbata sino una chica con tacones y, si me apetece, me pongo una minifalda más corta todavía”
-¿Es más ángel o más diabla?
-Mi niña es un ángel… A mí me gustan los niños traviesos y ella es así, pero es más buena que el pan. Además, “La diabla” le ha vuelto loca. Yo mis temas, después de grabarlos, no suelo escucharlos, pero a ella se la pongo casi a diario.
-Por cierto, hace casi ocho años, en abril de 2013, que te vestiste de novia para una portada de “Sevilla Magazine”…
-La primera y la última vez (risas).
-Bueno, nunca se sabe, ¿no?
-La verdad que nunca he tenido, como sí les pasaba a mis amigas, ese sueño de casarme. Sí he sido de relaciones largas, pero mira, lo mismo me viene alguien sorprendente que me hace que cambie de punto de vista.
-Lo que sí hay que tener disposición para enamorarse y, según creo, tú estás en ese punto…
-Yo tengo las puertas de mi corazón abiertas de par en par, aunque no busco nada. Me he llevado toda la vida con novio y estoy contenta sola, descubriéndome y disfrutándolo. ¿Quién sabe? (risas).
-¿Por qué nos gustan tanto, en asuntos del corazón, los “diablos” y “diablas”?
-No lo sé… He tenido de todo, “angelitos” y “diablillos”. En el enamoramiento, desde luego, te vuelves loco y no ves más allá de lo que estás sintiendo. Como comentan por ahí, “El amor es ciego y los vecinos, no”. No soy muy enamoradiza, pero me he llevado cerca de treinta años con novios.
“Cuando he roto con alguien no he tenido nunca la sensación de rajarme por dentro o morirme. Lo mismo en mis letras sí pero, en mi vida personal, “hasta luego, MariCarmen”…”
-Quizás deberíamos ser más fríos a la hora de elegir pareja…
-Mucha gente es así y, antes de ilusionarse, lo valoro todo mucho. Por mi parte dejo rienda suelta a lo que ocurra. No tengo prejuicios por nada y no miro más allá de que haya “feeling” pero deberíamos ser más exhaustivos y comprobar hasta antecedentes penales (risas).
-2020 te trajo para ti, además de la pandemia, una ruptura sentimental…
-Pero fue positivo, porque me ha dejado la libertad para encontrar la persona que siga mi mismo camino y mi misma forma de ver la vida. Eso tenía fecha de caducidad desde hacía meses y yo no le doy más drama. Cuando he roto con alguien no he tenido nunca la sensación de rajarme por dentro o morirme. Lo mismo en mis letras sí pero, en mi vida personal, “hasta luego, MariCarmen”… En este caso, fueron siete años de unión y, cuando cada uno va por un lado, hay que romperlo.
-¿Todos los hombres son iguales?
-No… (risas). Alguna que otra semejanza tienen, pero, no. Hay algunos maravillosos que no tienen nada que ver con otros. En mi caso los he tenido mejores, peores, guapos, feos, morenos, rubios… No he acertado en ninguno, pero no se parecían mucho (risas)…
-¿A rey muerto, rey puesto?
-Nooo… Yo llevo luto. Aparte, no tengo ganas. Acabas “cansaíta”… Tiene que pasar un tiempo, desintoxicarte… ¿Soy de aguantar? No sé… A veces lo mismo vas posponiendo la ruptura por pereza, por no enfrentarte a la realidad… Pero, si soy consciente de que, si no funciona, mi corazón y mi mente está ya en otro lado. Es, posiblemente, lo que me ha pasado en la última ocasión.
-¿Y si 2021 te trae el amor? ¿Qué le pides?
-Que sea limpio… (risas). En serio, que sea sincero y que sea compañero. Conmigo no es fácil estar porque soy muy, muy independiente. Aunque quiero mucho, me tienen que dejar mi espacio y, si a eso le añades que me apasiona mi trabajo -y que está mi hija-, es cierto que he podido no dedicarle demasiado tiempo a quien ha estado conmigo. Él debe tener su mundo porque, si soy yo la prota de todo, llegas a aburrirte. De lo que no tengo ganas es de juegos o pasatiempos.