El actor Carlos Santos visita la Clínica Marest, donde la Doctora Carmen Danta le explicará uno de los tratamientos de belleza más exclusivos
Sevilla Magazine
Gracias a su protagonismo en las series de éxito El tiempo entre costuras y, ahora, Bienvenidos al Lolita’s, Carlos Santos goza actualmente de un gran momento de popularidad que lo ha convertido en objetivo de todas las miradas. No son, sin embargo, los únicos papeles de especial trascendencia en televisión de este intérprete murciano de 36 años que saltó a la fama como el recordado Povedilla, en Los hombres de Paco y que plantea ahora en el teatro los problemas e inquietudes de quienes, llegando a los 40, pertenecen a una generación infeliz e insatisfecha.
Si no en todo, si en gran parte, esa infelicidad puede cambiar sintiéndose bien con su imagen exterior, por eso el actor nos acompañó a la Clínica Marest, donde, entre otros tratamientos novedosos, pudo hablar con la Doctora Carmen Danta de uno que le tocaba de cerca a esta persona que ha pasado tanto “tiempo entre costuras” en la pequeña pantalla: los hilos tensores.
Se trata de una nueva técnica de lifting no quirúrgico que coloca varios hilos en la dermis para mejorar la flacidez desde el interior y para estimular la proliferación de colágeno en la cara, el cuello o el cuerpo. Los hilos tensores japoneses son multifilamentos y consiguen un fuerte efecto de restructuración, con resultados que se empiezan a observar al mes de la sesión y se consolidan a los 3 meses. Los hilos se reabsorben en 6 meses y el resultado tiene una duración que va del año al año y medio en zonas muy demandadas como el cuello, la cara interna de los brazos y los muslos.
El fin de esta intervención, repetimos, no quirúrgica es conseguir una piel firme, tersa y alisada, eliminando el aspecto descolgado que, además, es un rasgo que da la sensación de envejecimiento. Es un tratamiento ideal para elevar el tejido que cuelga por la edad o por haber sufrido una pérdida importante de peso en poco tiempo, con ventajas frente a la cirugía ya que el efecto tensor es inmediato, se realiza con anestesia local, no son necesarias las pruebas preoperatorios de un quirófano y la duración del procedimiento es de tan solo 60 minutos.
Unas explicaciones que la doctora hizo sobre la propia piel de Carlos, quien escuchaba con atención antes de someterse a un tratamiento personalizado. Fueron unos instantes muy divertidos en los que aprendimos sobre estas nuevas técnicas no invasivas y donde el actor derrochó sencillez y sentido del humor desde el momento en el que entró por las puertas de la Clínica Marest, en la que se sintió como en casa.
Sus secretos de belleza
Carlos Santos, gracias a este reportaje, visita por vez primera una clínica estética. Muy en paz con su lado femenino (en virtud del que se reconoce como un hombre creativo y con sensibilidad), al actor le gusta que, a la hora de interpretar un personaje, se cuiden todos los detalles y que su caracterización sea impecable. Más allá, confiesa que le encanta mirarse en los espejos y en las ventanillas de los coches. “Quizás sea por inseguirdad pero el caso es que lo hago continuamente”, bromeó en el transcurso de un encuentro durante el que también relató su experiencia con los gimnasios. “Fui una vez, pagué cuatro meses por adelantado, y no volví. Reconozco tener suerte en lo que al peso se refiere. Tengo 36 años y sigo pesando entre 65 y 66 kilos y, la verdad, no sigo ninguna dieta y como lo que me apetece. Seguramente eso desaparecerá algún día pero, mientras tanto, ¡me aprovecho!”.
De gira en la actualidad con la función La vida resuelta, con la que visitó el Teatro Quintero de Sevilla, Carlos no tiene apenas ningún “truquillo” secreto de belleza si bien sí utiliza alguna vez crema hidratante para el rostro. Aparte, se reconoce un apasionado de la naturalidad aunque, como en este caso, le gusta estar al día de las tendencias estéticas puesto que es consciente de que pertenece a una profesión en la que la imagen es fundamental.