María Toledo presenta su nuevo álbum, Corazonada, esta noche en su concierto en el Cartuja Center de Sevilla y, además de felizmente casada con el torero Esaú Fernández, sigue consolidándose como un icono del flamenco actual acompañándose ella misma al piano.
Por Ricardo Castillejo
María Toledo, la cual actúa esta noche a las 21:00 horas en el Cartuja Center, es lo que se conoce como una “mujer de armas tomar” y, gracias a ello, está pudiendo vivir de lo que más ama, la música. Eso sí, con permiso de Esaú Fernández, su marido desde el año pasado y la persona que le ha enseñado qué es el amor de verdad. Ahora, María ha dejado atrás todos sus prejuicios y no duda en sincerarse cuando es preguntada por su faceta personal, que ya no oculta y muestra con mucho orgullo.
-¿Lo de Corazonada es porque eres muy intuitiva?
-Mucho. Cuando tengo la sensación de que algo va a pasar, pasa. La vida no siempre va a ser luchar y luchar sin conseguir cosas bonitas. Entonces, creo que este trabajo me va a dar más cosas buenas que malas…
-Pero tú has conseguido ya mucho, ¿no?
-Sí, pero para lograr una chinita, hay que picar una montaña de piedras. Es muy complicado este mundo.
-Aun así, te has mantenido, has sido premiada, reconocida, te has casado… ¿Cuál es tu deseo pendiente?
-Lo tengo todo ahora mismo (risas). Cuando era pequeña tenía sueños muy difíciles de cumplir, pero luego van pasando los años y los logras. Ya no tengo una aspiración gigante por alcanzar. Quiero disfrutar de lo que tengo y no de lo que no tengo.

Yo no podría ir a “Supervivientes” porque como pase hambre soy capaz de pegarme con la gente. Si hay un trozo de coco, somos 10 y no me lo como, la que se lía es pequeña… Ni por todo el oro del mundo lo hago”
-¿Piensas que el flamenco tiene un techo?
-No hay techo en ningún terreno, ni en el flamenco ni en la panadería. Siempre puedes ir a más. Si crees que lo has conseguido todo, te relajas y, al hacerlo, pierdes la credibilidad por la que llevas tanto luchando. Soy demasiado exigente y no solo conmigo misma, sino con todo mi equipo.
-Para tu vida personal siempre has sido bastante cerrada, pero a partir de la boda cambiaste e, incluso, en este disco hay canciones que dedicas a tu madre o tu hermana…
-Mis padres es que nunca quieren salir en ningún sitio. Lo que pasa es que, como ya me llevaron del brazo en la boda, lo tienen más asumido. Nunca he querido hablar del amor porque nunca lo había sentido, ni he tenido la seguridad de que era algo de verdad. Ya no tengo ningún problema y tampoco te puedes estar escondiendo de algo natural. Tenía demasiados prejuicios a la hora de mostrarme y criticaba a las parejas que mostraban su amor por Instagram, que es lo que hago hoy día. He debido de relajarme y me he dado cuenta de que reconocer que, si tienes una hermana o un marido, no te resta en el arte.
-¿No resulta especialmente difícil cantar a personas que te tocan tan de cerca?
-Cuando es algo que has compuesto es inevitable que te llegue muchísimo. Visualizas para quién es, el porqué, el momento… El tema para mi hermana lo compuse hace tres años y se lo he estado ocultando hasta hace poco que se lo puse. De hecho, ella me corrige los textos y por eso le puse de título «Carta a los fans». Sustituí todas las palabras que tenían que ver con ella… y se lo tragó. Cuando la escuchó no paraba de llorar y ese era mi reto. De momento, a quienes les hecho canciones, que son mi hermana, mi marido y mis padres, les ha gustado.

-Te faltaría a un hijo…
-En Corazonada he hecho un canto a la maternidad, que es una premonición de lo que algún día puede llegar. Lo he escrito imaginándome cómo será la sensación de una madre teniendo a su bebé dentro.
-¿Lo tienes previsto como proyecto a medio plazo?
-Se puede actuar y ser madre… No es algo incompatible y, sobre todo, siendo una mujer tan guerrera.
-¿Cómo se sabe que has conocido el amor de verdad?
-Porque no te hace daño, no te hace faenas… Te quiere casi más a ti que a él. Te dedica todo el tiempo posible y te es legal. Aquí, en general, vamos al sol que más caliente y hace falta pureza. Esaú tiene esa pureza que nunca vi en mi vida, ni en amigos. Es un poco triste que no haya esa verdad, que todo sea tan superficial. Yo no soy así, soy de sentir y vivir.
-¿Y tú cómo eres como pareja?
-A lo mejor soy peor que él en ese sentido. Él es muchísimo más entregado, más noble que yo. Lo da todo, me quiere mucho y me da mi espacio. A veces soy un poco atacada y, no sé si se lo transmito, pero soy tan perfeccionista que puedo llegar a agobiar al que curra conmigo o al que vive conmigo. De todas formas, prefiero ser así que vivir fingiendo.

En amistad sí que he tenido algunos fracasos porque te quieren porque cantas. Te invitan a las bodas para ver si te arrancas con algo y luego no lo valoran”
-Tenéis profesiones públicas y, cómo no, vuestro ego… ¿Se lleva bien o hay lucha de titanes?
-Cuando empezamos a salir, hubo un amigo de Esaú que le dijo que debíamos tener cuidado porque, cuando en una pareja hay dos artistas, puede haber competitividad de egos o disputas. Él me lo comentó, pero es que en casa no hay egos, todos ponemos lavadoras y sabemos fregar. El ego puede salirte en el escenario y darlo todo.
-¿Ha habido un antes y después para ti desde el matrimonio?
-No, para mí una boda no te cambia. Es cierto que me entregué mucho y, sin «wedding planner» lo hice todo. Es muy duro para que no falte un detalle. Le hice un vídeo de casi 20 minutos de nuestros mejores momentos desde que empezó la relación, le regalé un capote con el logo de nuestra boda… Muchísimas sorpresas. Me preocupo de todo en general, hasta en mi profesión. Soy quién dice cómo va el diseño, qué entrevistas quiero hacer… No me gusta que alguien me dirija.
-Pero el no saber delegar puede ser peligroso…
-Delego, pero hay veces que lo he hecho y he fallado. A la que más le duele la muela es a mí. A veces delegar puede ser fallar. A día de hoy tengo el mejor equipo y aun así se dan imprevistos que tienes que estar muy pendiente…
-¿Cuánto pesa en ti la cabeza y cuánto el corazón?
-Soy muy de corazón, por ahí me ganas. Tenía una chica que curraba conmigo que me decía que ese era mi problema, que me ablando y tengo que ser más firme. También soy de estudiar mucho la proyección mentalmente.

-Si Isabel Pantoja estuvo en Supervivientes, casi que cualquier artista se lo podría plantear… ¿En ti cabe la posibilidad de un reality?
-Sea Isabel Pantoja o quién sea, debe tener la libertad para hacer lo que quiera. ¿Por qué ella no puede estar en Supervivientes? Tengo clarísimo que, si Esaú fuese allí, ganaba. Yo no podría ir, porque como pase hambre soy capaz de pegarme con la gente. Si hay un trozo de coco, somos 10 y no me lo como, la que se lía es pequeña… Ni por todo el oro del mundo lo hago.
-¿Y otros realities?
-Pues a lo mejor es una forma de que te conozcan personalmente. No descarto nada porque todo depende del cómo y del cuándo. A mí lo que más me gusta es cantar, pero ahora parece, por desgracia, que los artistas que más giran son los que se sientan en un reality o en una silla a hacer de coach.

-¿Has conseguido el triunfo?
-De decir “éxito” como tal, no. Pero en Corazonada hago una reflexión acerca de ello porque, ¿qué es triunfar? ¿Vender un millón de discos? ¿No poder salir a comprar el pan porque todo el mundo te conoce? Es muy relativo. Vivo de lo que quiero, con quién quiero y estoy sana. Eso es un triunfo. Pero en general lo asociamos al dinero y no es así.
-Y fracasos, ¿cuántos has tenido?
-He tenido algunos. En la música no siento que me hayan engañado porque siempre he andado con ojo de leerme los contratos y no me he fiado ni de mi sombra. Te venden muchas palabras y luego a la hora de la verdad no son ciertas. En amistad sí que he tenido algunos fracasos porque te quieren porque cantas. Te invitan a las bodas para ver si te arrancas con algo y luego no lo valoran.