El que es considerado uno de los creadores de moda más influyentes de la segunda mitad del siglo XX cumple hoy años (no se sabe cuántos exactamente) inmerso en uno de sus muchos momentos de esplendor por haber entrevistado a Lady Gaga o ver cómo la muñeca Barbie se transformaba por primera vez en un diseñador: él mismo.

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La han vestido de novia, con pieles, de hawaiana e incluso de flamenca, siendo imagen para muchos diseñadores que han encontrado en ella el maniquí perfecto para lucir sus creaciones pero nunca Barbie, en sus 55 años muy bien llevados, se había transformado en uno de ellos para sellar aún mas su mítico idilio con el mundo de la moda. Hasta ahora, que se ha convertido en Karl Lagerfeld… Así, para recrear al “Káiser”, la legendaria muñeca ha aclarado y cortado su mítica melena rubia platino, sujetado el pelo con la clásica coleta y palidecido su piel. Además ha adaptado a sus pequeñas medidas el pantalón pitillo y chaqueta entallada negra con corbata, los mitones y gafas a juego, la camisa blanca de cuello muy alto y, por supuesto, el bolso de Chanel, casa de la que el alemán es diseñador oficial y comandante en jefe. Por si fuera poco, para hacerlo más exclusivo, del controvertido juguete de Mattel solo se pondrán a la venta 999 ejemplares que costarán doscientos euros cada uno y que estarán a la venta a partir del día 29 de este mes.

Un regalo perfecto para el cumpleaños (parece ser que el número 81) de uno de los más afamados expertos de tendencias del mundo, quien ha ganado también popularidad por sus llamativas apariciones públicas rodeado de “celebrities”. Es el momento actual de una carrera que comenzó cuando, con veinte años, emigró de Hamburgo a París para colaborar con diferentes empresas (además de lanzar su propia marca), empezando a ser conocido por su gusto y costumbres elitistas de una excentrididad a veces “snob”. Un estilo que ha llamado la atención de muchos artistas diseñando, por ejemplo, algunos atuendos para la gira internacional de la cantante Madonna, “Re-Inventon Tour” y, recientemente, para la gira “Showgirl” de Kylie Minogue. Sin embargo, a veces la “estrella” baja de los cielos para ponerse al servicio de un público cou un nivel adquisitivo menor, como cuando colaboró con la firma sueca H&M, la cual ofreció un número limitado de sus prendas en centros comerciales que se agotó rápidamente.

Más allá de eso, y de sus importantes trabajos en fotografía para la revista “Vogue” o el calendario Pirelli, “el rey de la moda” es célebre por una drástica transformación de su cuerpo, cuando perdió alrededor de 36 kilos en trece meses para poder vestir diferente. El régimen, creado especialmente por el Dr. Jean-Claude Houdret, se transformó en un libro llamado “La dieta de Karl Lagerfeld“. Un tema del peso que realmente le preocupa ya que, en este sentido, levantó una polémica al decir que la cantante Adele estaba “demasiado gorda”, declaración que inmediatamente fue respondida por la británica, quien aseguró estar conforme con su físico (sobre todo porque siente que así representa a la mayoría de las mujeres). En esa línea, el alemán ha dejado otras grandes frases para el recuerdo como “La moda es la motivación más saludable para bajar de peso”, “El auténtico drama de la gente rica es que siempre la hay aún más” o ésta con la que cree resumir su trayectoria vital: “Me encantaría saber cantar pero no sé, me gustaría saber actuar pero no lo necesito, mi vida es ya una pantomima”.

Y es que tanto le gusta lo estrambótico a este gurú que hasta ha dado una oportunidad a la cantante austriaca Conchita Wurst (que ganó Eurovisión este año con un “look” femenino y barbas en la cara y por la que siente auténtica fascinación), a ser su modelo, compartiendo fotografías con la modelo Ashleigh Good en un avanzado estado de gestación. Demuestra así que no hay reto que se le resista a Lagerfeld, quien sorprende semana tras semana, como hace unos días cuando fue encargado de retratar y entrevistar a la cantante Lady Gaga para el número de septiembre de la edición norteamericana de Harper’s Bazaar. Ambos coinciden además en un amor incondicional por las lentes de sol, ir «camuflados» con estilismos imposibles y tener su propio perfume del que se ponen “litros y litros” porque, como afirma, “no oler bien es de mala educación”.

Seguro de sí mismo asegura que “es el mejor que lo que hace” y que vive el presente gustándole ser diferente del resto. Un odio por la normalidad y la rutina que, probablemente, sean la clave de su éxito mundial.