-¿Se puede tener una alimentación sana disfrutando de los dulces? 
-(Risas) Lo cierto es que últimamente se han demonizado algunos elementos de la repostería como el azúcar o los ingredientes que contienen gluten. Disfrutar de los dulces, si se hace con moderación, es un placer que no debe esquivarse. Con una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable, probablemente el hecho de comerlos te haga sentir más feliz.
-De las cincuenta recetas que presenta… ¿cuál es su favorita?
-Una tarta de queso y zanahoria que, además, es la predilecta de mi marido. A él le encanta que la prepare…
-¿Existe algún secreto para lograr el dulce perfecto?
-Hay dos claves fundamentales. Por un lado, seguir una receta, respetar todos los pesos e indicaciones que en ella se dan. Y por otro, hacerlo con cariño puesto que, de esta manera, es donde se notan las cosas bien hechas.
-¿Sus recetas son fáciles de cocinar o requieren una cualificación especial?
-En mis libros intento huir de la tecnificación. Acostumbro a que todo lo que explico pueda hacerse con utensilios cotidianos e ingredientes  -eso sí, todo en su medida correcta- que puedes encontrar en cualquier despensa o supermercado.
-Existe en televisión un ‘boom’ por los programas de cocina entendida como espectáculo… ¿Cuál es su opinión sobre ellos?
-En líneas generales a mí me parece bien que existan formatos tipo concursos o ‘realities’ divertidos que fomenten la cocina y la acerquen a los hogares. Particularmente me siento muy cómoda con un formato más clásico, donde se preparan y muestran las recetas de una forma clara y sencilla.
-¿Cualquiera puede cocinar?
-Cada uno hace lo que puede (risas). Soy de las que creo que todo el mundo que quiera puede proponérselo y, si tiene ganas, llegar a ser un buen repostero o repostera, sin distinción de sexo. Luego está la habilidad o destreza que se tenga para destacar en esto. Yo misma me consideraba un desastre al principio y me han salido unas pifias tremendas… (risas).
-¿Es importante la presentación en la repostería?
-Mucho pero lo esencial es que esté bueno. De todos modos insisto mucho en mi blog y en la tele que nunca hay que dejar de lado la apariencia y hacerlos atractivos porque, si no entra por los ojos, por muy buen sabor que tenga, poco éxito obtendremos.
-Otra de sus pasiones es el ‘running’… ¿Por dónde le llega esta afición?
-Todo empezó cuando estaba en Alemania, mientras preparaba el doctorado. Allí, como estaba sola, me decanté por la elaboración de ‘cupcakes’, descubriendo mi pasión por este tipo de cocina. Comencé a escribir en mi blog y, al mismo tiempo, a practicar esta disciplina deportiva para así liberar estrés y ‘quemar’ un poco lo que me comía (risas).
-Es un ejemplo también para muchos en su superación del trastorno anoréxico que tuvo en su juventud…
-La verdad es que pude salir por mí misma, aunque eso no signifique que la gente necesite ayuda especializada para superar este problema. Cuando estudiaba pensaba que estaba por encima de mi peso y me obsesioné y, sin pensarlo, caí en la anorexia. Me llevé cinco años fatal, yendo incluso al gimnasio cuando ya estaba en los huesos. Un día, una amiga me invitó a participar en la Carrera de la Mujer. Desde ese momento, comencé a sentirme muy bien, sabiendo que necesitaba comer para seguir practicando deporte. Fue una motivación especial y acepté tanto la nueva situación como que mi peso era normal y, con esfuerzo, logré salir de la anorexia. No me había planteado contarlo hasta que publiqué  “A Correr” y me siento muy orgullosa de ser un rayo de esperanza para muchas personas que sufren este tipo de trastorno.
-Está casada… ¿Al hombre se le conquista por la comida?
-La verdad que ayuda bastante. A mi marido desde luego lo tengo encantado. De hecho, lo conocí entrenando para el Maratón de Sevilla, precisamente, y en los primeros entrenamientos siempre llevaba algunos dulces que tomábamos al finalizar las sesiones. En cierto modo creo que así lo seduje poco a poco… (risas)
-Actualmente está esperando a su primer hijo… ¿Qué tarta o postre le preparía para su primer cumpleaños?
-No lo tengo muy claro pero me encantaría que él me ayudara a cocinarlo. Seguramente sería algo sencillo, como unas galletas o unas magdalenas. Ahora mismo doy cursos para niños en mi taller y veo que desde muy tempranito disfrutan en la cocina. Me encantaría que mi hijo fuera un poco “cocinillas”.
-¿Hay algún dulce que se le haya resistido?
-Me costó muchísimo aprender a preparar los “macarons” pero, tras muchos intentos fallidos, conseguí enmendar mi error y ahora me salen estupendamente.
-¿Prueba su esposo con las tartas que usted prepara?
-¡Claro! Él y sus compañeros de trabajo son mis catadores oficiales (risas), además de mis padres.
-Se la ve muy extrovertida…
-Yo siempre he sido así. Me parece que, a pesar de todo, no he cambiado en nada. En la vida hay que ser fiel a uno mismo y actuar con naturalidad.