Seis décadas de arte atesora en un cuerpo apasionado que se entrega al cien por cien en cada uno de sus proyectos… y en la vida. Padre de tres hijos y abuelo de una nieta, el sevillano forma parte, por méritos propios de la historia del flamenco
Estaba a punto de cumplir los sesenta antes de recibir nuestro “Favoritos 2021” -que le entregó José María Fernández, presidente del Consejo de Mantecados y Polvorones de Estepa- y, como siempre, desprendía esa energía bonita y esa juventud que no tiene que ver con los años y sí con el espíritu. Antonio Canales, nacido un 3 de diciembre de hace seis décadas en Sevilla disfruta de una estupenda etapa en la que no solo ha recibido la Medalla de Oro de las Bellas Artes (2020) sino durante hasta la que ha participado en Supervivientes, concurso que le ha servido para que una nueva generación lo descubra y siga unos pasos que forman parte de la historia del flamenco. Ahí, Canales es coreógrafo y bailaor, responsable de espectáculos que han marcado un antes y un después como Torero, Cenicienta o La casa de Bernarda Alba, una pequeña parte de una trayectoria profesional en la que también ha habido duros momentos personales que nuestro protagonista, sin nada que avergonzarse, nunca ha tenido inconveniente en compartir con la gente.
Y así, Antonio ha sido padre de tres hijos, Antonio, José y Sara, y abuelo de una nieta de nombre Lola. Ha estado casado con una mujer, pero también ha conocido el amor con hombres, algunos que le hicieron sufrir y otros, como su actual compañero, que le ha devuelto la paz y la ilusión en el terreno sentimental. “Todos han bailado, pero ninguno de ellos ha seguido mis pasos profesionales. Sin embargo, Sara estuvo hasta los 20 años con Carmen Roche y podía haber llegado a ser una gran bailarina, mas le detiene el miedo escénico. Por ello, estudió Ciencias Políticas… Es un orgullo de hija, la única hembra, una ilustrada, muy emprendedora… Le ha cogido todo esto en Sevilla, junto a su abuela y su madre, mi ex mujer, Malem, que es maravillosa…”, comentaba el artista en una entrevista en relación a su familia para continuar. “Nuestro José trabaja en hostelería, él vive el confinamiento en su casa de Madrid, cerca de El Retiro; y Antonio, que es el papá de Lola, aunque me ayuda en la oficina también destaca como percusionista, es el más cercano a mi mundo artístico…”.
Una biografía con muchas luces, y alguna sombra, que le ha convertido en el mito viviente que es, muy querido además en nuestra publicación por ser el protagonista de la primera editorial de fotografías de Sevilla Magazine, por aquel entonces solo online y en la que recreó el dolor de Jesucristo a propósito de alguna crucifixión que también ha padecido. Antonio, único e irrepetible Antonio.
