El periodista, actual director de comunicación de AENA, puede presumir de una exitosa carrera en la que ha obtenido tres Premios Ondas y tres Antenas de Oro y a la que ahora incorpora, en su faceta de ensayista, “Hoy no me cambio por nadie”, libro donde aporta las claves para encontrar la felicidad
A sus 57 años aún se encuentra en el camino para encontrar la felicidad aunque eso no le impide disfrutar de pequeños placeres del día a día como una agradable conversación o el sonido del agua de la fuente del Hotel Macarena donde, ayer a mediodía, tuvo lugar este encuentro con Antonio San José. Casado y padre de dos hijos, el periodista vuelve al mercado literario –después de exitosas experiencias como “La felicidad de las pequeñas cosas”- con “Hoy no me cambio por nadie”, estudio sobre los diferentes caminos de llegar a una misma Roma: la felicidad. Una de las constantes del ser humano cuyas claves, aunque no sepamos verlas, tenemos a nuestro lado…
-A pesar de la que está cayendo, ¿afirma que podemos ser felices?
-Sí. Solo hacen falta dos cosas: identificar los momentos y las situaciones que te dan bienestar y la voluntad de gozarlos. Claro que no todo el mundo está dispuesto…
-¿Sí?
-Bueno, hay gente que tiene temor de disfrutar de la vida y que piensan que hemos venido a sufrir. Otros, sin embargo, se regocijan más de los pequeños placeres. Se trata de estar conscientes y no optar por quedarnos en un agujero. Para ello es esencial escucharte, invitarte a ti mismo a un café… Lo que pasa es que algunos no quieren hacerlo porque no les gusta lo que tienen que decirse a sí mismos.
-¿Cuáles son las principales trabas a la felicidad?
-El miedo el principal pero, luego, a todo. A la enfermedad, a perder tu trabajo, a tus propios sentimientos… La incertidumbre siempre está ahí con lo que debes racionalizar las cosas y evitar las personas “plomo” que son quienes introducen amargura en tu corazón y te lastran. Se reconocen fácilmente porque te chupan la energía, te humillan… Son seres tóxicos.
-…que, aunque parezca una paradoja, enganchan, ¿verdad?
-Si es así, es lamentable. Yo recomiendo huir de ellos. No sacaremos nunca nada bueno. Todo lo contrario que con los “corcho” que son quienes nos reconfortan, nos rescatan y nos ayudan. Cada uno es dueño de equivocarse pero es un error hacerlo a propósito.
-¿Coinciden en algo a lo largo de la historia quienes han emitido teorías sobre la felicidad?
-Sí. En que hay que vivir de una manera razonable, no tener grandes aspiraciones y que tu entorno sea agradable. Apostar por un optimismo responsable, no “bobalicón”. Para ello es fundamental, a pesar de las dificultades, abrir bien los sentidos. Más que lo que te pase, es esencial cómo te enfrentas a ello. El mío no es un libro de “autoayuda” pero sí puede favorecer a quien no haya caído en la cuenta de determinados asuntos. Si quieres ser sordo y ciego a propósito, nunca encontrarás la felicidad.
-¿Son más felices los hombres o las mujeres?
-No hay géneros. La felicidad no distingue sexo, ni edades, ni clases sociales. Distingue personalidades más o menos proclives a vivir o a sufrir. Existen “sufridores” profesionales con vocación de eso (casi siempre, sin motivos).
-¿El dinero interviene en el grado de dicha?
-No. Está estudiado. Cuando tienes las necesidades básicas cubiertas, más dinero no te hace más feliz. Ahora bien, si no tienes ni techo ni agua caliente, lograr eso sí que te permite alcanzar más felicidad. El ser humano tiene dos aspiraciones universales y constantes: el elixir de la eterna juventud (por el que se han hecho barbaridades) y la de ser feliz.
-¿Qué le preguntaría, como periodista, a la felicidad?
-¿Por qué eres tan esquiva a veces?
-Dicen que “Dios esconde las cosas cerca para que uno las descubra”…
-Efectivamente. Por eso hay que moverse. Aunque tampoco se puede ser feliz todo el tiempo. Sería inaguantable.
-¿Los políticos son felices?
-No creo. En todo caso en la misma medida que el resto. Lo que sí prometen felicidad, sobre todo en campaña, que luego no pueden dar.
-¿Somos buenos o malos por naturaleza?
-Hay de todo. Solo sé que, en épocas como la actual, se descubren buenísimas personas. Por mi parte, a estas alturas, solo me interesa lo bueno. El buen vino, la buena música y la buena gente.
-¿Es feliz?
-Estoy en ello. Sería presuntuoso decir que la he alcanzado aunque sí tengo predisposición para “el oficio de vivir”…
