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SOCIEDAD,

Carmen Lomana: “No me dejo doblegar por la vida”

25 noviembre, 2020

La empresaria, muy implicada en sus redes sociales, acaba de lanzar su nuevo libro, “Cuestión de actitud”, en el que expone capítulos de su vida, hasta ahora, muy desconocidos.

Por Ricardo Castillejo


Lanzó su libro en pleno confinamiento pero, por las lamentables circunstancias de marzo, no pudo presentarlo. Carmen Lomana comparte con sus seguidores en “Cuestión de actitud” experiencias vitales suyas hasta ahora desconocidas y que nos desvelan a una mujer, valiente y luchadora, que disfruta de una madurez, serena, sabia y plena en belleza. Amada por muchos, criticada por otros, nuestra protagonista no sabe hablar a medias tintas, lo que la convierte en una apasionante entrevistada con la que siempre es poco el tiempo que se pase…

-Lo mismo te vemos en una tertulia política que en un concurso de baile, ejerciendo de madrina en una inauguración, como empresaria, escribiendo artículos para un periódico o libros como “Cuestión de actitud” (y muchas cosas más)… pero, ¿qué te sientes más tú?

-Bueno, todo eso forma parte de la maravilla de estar en los medios. Me encanta la calidez de la radio aunque, cinco minutos de televisión -y cómo puedes transmitir ahí-, son apasionantes. Y luego, tanto la prensa como mis tres libros me están dando muchas satisfacciones. 

-¿Estaba entre tus sueños ser famosa?

-Nunca. Si a mí me cuentan todo esto que me ha pasado, nunca me lo hubiera creído. Escribir siempre me gustó, pero tampoco estaba en mis planes.

-Defines “Cuestión de actitud” como un paseo por tu biografía y cómo te has tenido que enfrentar a los muchos problemas que has encontrado en tu camino…

-El título habla de la forma en la que debemos enfrentarnos a la vida y cómo ésta te hace un pulso de continuo. Cuando todo te va fenomenal, la vida te da fuerte y al final, ser feliz es una cuestión de voluntad, de querer serlo, lo que solo se consigue cuando has sufrido bastante. Los problemas te hacen más humano, más empático, te emocionas y comprendes mejor las angustias de los demás, algo en lo que me he hecho experta porque, durante un período -cuando perdí unos hijos y, sobre todo, a mi marido, Guillermo, en un accidente de tráfico-, tuve que trabajar cómo escapar de la tristeza. Salí más fortalecida y siendo otra persona. Hay que aprender a cerrar etapas y abrir otras sin quedarse colgados de la melancolía y nunca nos podemos creer poderosos porque llega la Naturaleza, como con este virus, y nos vuelve locos.

-¿No te da pudor exponerte tan de frente?

-No, no hay nada truculento de lo que me tenga que ocultar. Si hiciera unas memorias -que sería el dolor y la gloria, como en la película de Almodóvar-, sí que necesitaría mucha fortaleza mental. 


“La gente piensa que mi vida ha sido una frivolidad y, aunque he tenido unos padres y un marido estupendos -y no he tenido dificultades económicas-, también he sufrido unos palos tremendos”


-Has pasado la barrera de los setenta, pero sigues siendo joven… ¿Te da miedo cumplir años?

-Siempre he estado muy orgullosa de mi edad y nunca he tenido complejos. En todo caso más con veinte que después. El tiempo se convierte, en general, en tu aliado. La mejor edad es la que tenemos y yo me siento muy bien. Actúo y tengo sentimientos de “adolescente terminal” porque la parte de niña nunca se ha ido. La gente piensa que mi vida ha sido una frivolidad y, aunque he tenido unos padres y un marido estupendos -y no he tenido dificultades económicas-, también he sufrido unos palos tremendos. El día antes de su accidente, hablaba con Guillermo, en la playa, de los felices que éramos y, justo después de esa conversación, se mató así que, imagínate… La humildad tiene que formar parte absoluta de nosotros.

-Como todo el mundo has sufrido inseguridades, miedos, crisis matrimoniales… ¿Encontraste el secreto del amor?

-El amor no tiene secreto. Es impulso, sentimiento y cuidarte, quererte… Lo peor que puedes hacer en una relación es guardarte cosas y resentimientos. Hay que hablar. Estuve 27 años casada y, si bien al principio era la pasión, los mejores fueron los diez últimos, los de la comprensión, que es algo que debes trabajar mucho. Al principio no me quería casar, era más cosa de Guillermo, que veía que me escurría entre sus dedos. A los seis meses contrajimos matrimonio y fue lo mejor que pude hacer. Continuamente me acuerdo de él y se lo consulto todo, cada negocio, cada paso. Le pido que me mande mensajes porque quiero que se sienta orgulloso allá donde esté. Lo que sí tu felicidad no puedes basarla en un amor porque, si se va, se va tu felicidad.


“Perdí un niño y luego tuve un embarazo extrauterino y el médico me hizo una ligadura de trompas, con 22 años, y me dejó estéril. Creí morir… Me hice cinco fecundaciones in vitro, pero no llegaron a buen fin”


-¿Has cambiado de actitud en muchas ocasiones?

-He cambiado de gustos, por ejemplo, pero siempre he sido perseverante. Y sigo siéndolo. Quizás ese es mi secreto para estar así, porque no me dejo doblegar por la vida.

-Eres una mujer muy culta y preparada… ¿Crees en Dios?

-He tenido riñas y luchas con Dios porque no sabía qué hacía conmigo. Si la fe no existiera habría que inventarla. Está bien reconciliarse con esa energía superior. Hasta los más salvajes buscan esa parte más espiritual, más elevada. 

-Tuviste un acercamiento al mundo religioso para convertirte en monja…

-El dolor y la desolación me llevaron ahí. No podía más y me fui a un convento de Clarisas dispuesta a encerrarme para siempre, pero la madre superiora me dijo que lo que tenía que hacer era recobrar la paz y dejar atrás la ansiedad. 

-¿Qué opinas del género masculino? ¿Para nosotros también es “Cuestión de actitud”?

-Los hombres y las mujeres no somos tan distintos y yo tengo el mejor concepto de los hombres. Hay algunos mejores que otros, pero no puedo hablar mal de ellos. Lo que hay que saber elegir y ver lo que tienes delante y no dejarte cegar. Tuve uno que bebía muchísimo. Sabía que el alcohol iba a ser un problema para nosotros y por eso lo dejé.

-Esta crisis, ¿te afecta en tu economía? Como sabes, sobre ti hay una imagen de millonaria que está por encima de todo…

-Ése es el gran sambenito que me colgaron, junto a otras tonterías. Mal no vivo, pero también nos lo hemos trabajado Guillermo y yo, hemos sabido administrar y sigo trabajando porque, como decía una amiga, es mejor sumar que restar. Al principio de la pandemia me asusté mucho porque se me quedaron las oficinas vacías, pero he vuelto a alquilarlas. Sería insoportable, y una imbécil, si me quejara. Aparte, hay que ayudar a las hermanitas de los pobres, a las residencias de personas mayores… Ayudar todo lo que se pueda ahora más que nunca incluso consumiendo. Debemos gastar para que se mueva la economía.


“Cuanto más maravilloso es alguien, más críticas despierta y España es un país de envidia endémica. Por no hablar de las frustraciones de quienes querrían estar en tu lugar y no pueden… En este sentido somos muy crueles”


-¿Y las críticas que se te hacen te trastocan? Algunas pueden ser terribles…

-No hay que creer demasiado ni el halago, ni la crítica. En el fondo pienso, ¿por qué se meten en una red para insultar así? Pero no me pueden afectar o estaría muy, muy mal. Cuanto más maravilloso es alguien, más críticas despierta y España es un país de envidia endémica. Por no hablar de las frustraciones de quienes querrían estar en tu lugar y no pueden… En este sentido somos muy crueles. 

-Es que está todo muy sobrepasado, ¿verdad? ¿Qué te parece ese espacio de “Sálvame” donde se les propone a los colaboradores qué son capaces de hacer por dinero?

-Lo más mezquino que se puede hacer con una persona es ridiculizarla, o que haga lo que no le apetezca por dinero. No lo puedo ver. ¿Qué humanidad es ésta? ¿Qué ejemplo se está dando a las nuevas generaciones? Es como Kiko Rivera. Tu psiquiatra no puede ser “Lecturas” o “Sálvame Deluxe”. Si “la” Pantoja -sin saber si lo ha hecho bien o mal-, le hubiera dado con 18 años todo el dinero y “Cantora”, se lo hubiera fulminado. Isabel, al menos, aunque existan hipotecas, sabe gestionarlo y, si a su hijo le queda algo aún, es por ella.

-¿De qué te sientes más orgullosa en tu vida? ¿Qué es lo que mejor has hecho?

-Resistir. Cuando me quedé sola supe reinventarme y renacer. ¡Qué pocos han conseguido triunfar en televisión con sesenta años! Esos eran los que tenía en “Las joyas de la corona”… Muchos odiadores me atacan por la edad, algo que no pasa en otros lados como Francia, donde adoran, especialmente, a las viudas. ¡Qué sordidez y qué falta de cultura y de sensibilidad! Y más triste cuando, el noventa y tanto por ciento de los insultos, llegan por parte de mujeres…

-¿Tu espinita es la maternidad?

-Sin duda. Tuve muy mala suerte y no me gusta hablar sobre eso porque me emociono. Primero perdí un niño y luego tuve un embarazo extrauterino y el médico me hizo una ligadura de trompas, con 22 años, y me dejó estéril. Creí morir… Me hice cinco fecundaciones in vitro, pero no llegaron a buen fin. Era un estrés, una manera de hormonarme… Guillermo me dijo que me adoraba y que eso era lo que importaba y yo lo acepté, pero veo un niño y me derrito. Poseo ese sentido maternal y me muero por abrazarlos, aunque, al final, a cada uno le toca apechugar con lo que tiene…

Ricardo Castillejo

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