La bailaora ha retomado su compañía propia para seguir defendiendo “Chavela”, el homenaje flamenco a la mexicana con el que lleva dos años sobre los escenarios
Aunque saltó a la fama por su relación con Fran Rivera –con el que, después de romper llegó a ser socia de una compañía para, posteriormente, alejarse de forma definitiva-, su trabajo es su mejor carta de presentación. Al frente de su propia compañía en la actualidad, Cecilia Gómez se siente muy feliz por poder tener entre manos un proyecto como “Chavela”, homenaje a la gran Chavela Vargas con el que la bailaora de La Línea de la Concepción volvió a los escenarios tras “Cayetana”, función dedicada a la desaparecida duquesa de Alba. De todo ello… y mucho más, la artista se sincera en uno de sus momentos personales más tranquilos.
-Hace cinco años que montó su propia agrupación… ¿Qué ha pasado en este tiempo?
-¡Uf! La verdad que creo que todo ha sido positivo. Me ha aportado mucho el elenco, por un lado, y ser empresaria, por otro. No es lo mismo ser bailaora que producir aunque, cuando lo tienes que hacer, parece que lo primero va en detrimento de lo segundo. Ha habido modificación en cuanto a horarios, dinámica… Estar más expuesta al público también te cambia.
-¿Piensa que su noviazgo con Fran condicionó su carrera?
-Bueno, aquello pasó. A día de hoy pesa más lo profesional y eso es señal de que no he ido demasiado desencaminada. Con los años te das cuenta de que no influyó tanto en mí. Bailé antes, durante y después y para mí ha sido algo paralelo a mi profesión. Si yo lo hubiera mezclado no se habrían hecho las cosas como se han hecho. Hubiera trabajado igual con o sin esa relación.
-Hablemos de Chavela como personaje…
-Interpretarla ha sido un reto. Cuento las historias que ella me enseño. Una vida al límite, muy vivida… Yo la conocí en el Festival de Bogotá hace diez años y coincidí con ella en una gira allí. Luego fui a visitarla para contarle mi idea. Tenía ya 91 años y me recibió en México. Ella fue una chamana hasta el final de sus días y le fascinó el proyecto y me lo autorizó.
-¿Alguna enseñanza suya que se haya quedado?
-El mensaje del espectáculo: vivir tu vida, tu libertad con todas las consecuencias. Era auténtica y eso mismo intento ser yo.
Cecilia, caracterizada como Chavela Vargas, durante un momento de la representación.
-¿Se parecían Cayetana y ella en algo?
-En eso que te cuento. Son personas diferentes, opuestas pero con algo común: esa forma de ser historia siendo actualidad. Han marcado un antes y un después dentro de su época. No habrá una duquesa como Cayetana ni una voz como Chavela.
-¿Cómo vivió el fallecimiento de la duquesa de Alba?
-Fue muy triste. Tenía tantas ganas de vivir y tantas energías que parecía que nunca se iba a ir. En el día a día se echa de menos. Conmigo fue cariñosa, encantadora… Confió la primera en mí como persona y como artista.
-¿Cuál es su momento actual?
-Estoy feliz. Sumergida en el mundo mexicano, ponchos, mariachis… Disfruto la obra y eso me tiene emocionada.
-¿No tiene pareja? ¿Pide muchos requisitos?
-No, no tengo y, en cuanto a los requisitos, es que no hay. Cuando llega la persona, te enamoras. A veces te sorprendes pero, en realidad, no estoy abierta al amor. Estoy sin pareja pero no sola. Con el paso del tiempo te cambia el concepto en este terreno y lo que quiero es estar tranquila. Debe ser alguien que aporte, no que reste. Que me ofrezca tranquilidad, felicidad, que me haga reír… Tengo un nivel de estrés constante, me cuesta desconectar y eso influye en el estado de ánimo. Si tienes una función estupenda todo te parece precioso y, si no, no. Es complicado encontrar alguien que te quite preocupaciones.
-¿Se lleva bien con la popularidad?
-Es que ahora hago apariciones pero no crea que tenga el interés mediático de antes. De todo se aprende…
La bailaora de la Línea de la Concepción ha sabido recrear a la perfección el espíritu de la mexicana.
-¿Entra en sus planes algo más que bailar?
-Hombre, soy artista y estoy descubriendo la interpretación. Me entusiasma meterme en la piel de otra gente. Cambiar de una aristócrata a una ranchera es muy difícil y, a la vez, apasionante. Sería estupendo probar esa faceta como actriz.
-¿En su profesión pasa como con las modelos, que tienen fecha de caducidad?
-Sí. Depende del tipo de baile que hagas y la calidad física que tengas pero sí. Con 18 años tienes más potencia, más rapidez pero vas cogiendo otro peso, llevando tu baile a otro lado. Sea como sea hay bailaoras con sesenta años que solo necesitan abrir los brazos…
-¿Piensa que las críticas especializadas se han enseñado con usted por ser quien es?
-Puede ser, sí… Si terminara de bailar y viera que el público no responde, sería consecuente pero mi equipo y los espectadores me motivan a seguir adelante y creer en mí. Algunas de esas críticas me han aportado mucho y veía que tenían razón. En otras encuentras una saña que tiene más relación con algo personal…
-¿Volvería a las revistas del corazón?
-Si surgiera que tuviera que estar por alguna noticia buena, sí. No les tengo ningún miedo. Forma parte de este negocio. Una amiga me dio un consejo: “El famoso no siempre tiene que ser artista pero el artista debe ser famoso”. El público tiene que saber de ti.
