La escritora Connie Jett se ha convertido en todo un referente en la novela romántica de nuestro país
Nació en Argentina en 1983, donde estudió Filosofía, y hace algo más de una década se instaló en Italia, país natal de su padre, para cursar allí Comunicación Intercultural y trabajar como periodista. Sin embargo, el destino, al que hace alusión con frecuencia, tenía otros planes para ella. Escritora aficionada desde la adolescencia, “Mi colección de secretos” fue su primera novela y con la que ya alcanzó una fantástica acogida que hizo que las editoriales se fijaran en ella como un valor en alza. Y así fue. Ahora promociona “Todo puede cambiar en un instante”, la cuarta obra de una creadora de gran éxito dentro de un género que, gracias al “boom” de “Las 50 sombras de Grey”, ha acercado a la literatura a personas que no habían leído antes.
-Tiene una vida poco sedentaria… ¿No cree?
-Hay que arriesgarse. La crisis en mi país hizo que volviéramos a Italia, después quedé embarazada de mi hija de seis años y escogimos España como lugar de residencia. Es por elección propia. En la vida hay determinadas situaciones que sin esperarlas te llevan a madurar. Hay que sacar siempre lo positivo. Se ha hecho realidad mi sueño de ser escritora y tener éxito. ¡No puedo pedir más!
-¿Cómo llega esa oportunidad?
-Desde pequeña hago relatos cortos y al quedarme embarazada encontré uno que escribí a los 17 y pensé que era el momento de terminarlo. Lo envié a editoriales que me ayudaron mucho en el aprendizaje contínuo que conlleva ser escritor. Gané un premio, “Planeta” se interesó en mí y comenzamos la aventura.
-Es una época ideal para su estilo de narrativa… ¿No?
-Es un buen momento en general para la novela romántica, que ha acercado a los libros a personas que no habían leído en su vida. La gente necesita leer personajes reales con los que te puedes identificar e incluso justificar ante tus errores. Si además tienen un final feliz, mejor, porque te dejan una puerta abierta a la esperanza. “50 sombras de Grey” tuvo un marketing masivo y consiguió despertar un interés que hemos heredado.
-Hay quien lo ve como literatura menor, casi como revistas eróticas de muchas páginas…
-Es un género desprestigiado pero los diez primeros puestos de los más vendidos en España pertenecen a él. Eso indica que gusta, porque además las lectoras son infieles, les da igual el autor mientras el estilo sea parecido. No es el porno de la mujer. Hay textos eróticos antes de este fenómeno, pero es que el sexo, la pasión, la sexualidad o el erotismo forman parte de nuestra vida diaria de siempre. Ahora además, se lee y se compara, te invita a probar cosas nuevas… Se están abriendo mentes y se habla de temas que antes eran tabú.
-¿En qué se diferencia del fenómeno “Grey”?
-Lo mio es más urbano, con más cotilleo y complicidad entre personajes. Más allá, no me gusta el sexo que no viene a cuento sino el que forma parte de la cotidianidad de unos enamorados. En ese estado los sentimientos mandan siempre, aunque en el fondo sepas que lo estás haciendo mal. En el amor no hay reglas, aprendes por los errores que te llevan a evolucionar.
-¿No se tiene control sobre eso entonces?
-En el amor siempre va la pasión primero, por más que intentes ponerle algo de racionalidad. Es dificil seguir con tus planes o buscar la lógica. Si además eres romántico, vivirás la vida de forma más positiva pero también sentirás más que todo es un poco “drama”. Somos muy de sentirnos protagonistas de “culebrones”. Aún así todos encontraremos nuestro final feliz. Yo confio en eso porque la vida es eso, buscar la felicidad. Está guiada por el amor, aunque enamorarse siempre sea arriesgado y un poco de “kamikazes”. En todas mis obras invito a la reflexión, a afrontar situaciones dificiles como la soledad y a renacer como el Ave Fénix.
-¿El hombre sufre menos?
-Igual, solo que el hombre lo lleva en silencio y las mujeres somos más compañeras y necesitamos compartirlo unas con otras. Ahora se lleva demasiado contar tus tragedias por facebook y que los seguidores comenten, se involocren, den su opinión. Hay quien cuenta todo en las redes sociales… que reflejan nuestra realidad.
