El jugador del Real Madrid, que levanta pasiones al tiempo que rencores, dará el salto a la “gran pantalla” con un cameo en la próxima película de Martín Scorsese.
Nadie pone en duda la calidad futbolística del portugués. Es el único, por ejemplo, que ha obtenido en cuatro ocasiones la “Bota de Oro”, el máximo galardón que otorga la Fifa, además de los muchos títulos conseguidos como jugador en los equipos donde ha competido. Sin embargo, la popularidad de Cristiano Ronaldo trasciende de lo meramente deportivo, convirtiéndose siempre en foco de atención de la prensa de sociedad.
Hijo de un jardinero municipal alcohólico, ya fallecido (que en sus horas libres era utillero del Andorihna, un pobre equipo de Funchal), el futbolista se preparó a fondo para dejar su origen humilde y a los once años abandonó su Madeira natal para entrar en las filas de la escuela de jóvenes jugadores del Sporting de Lisboa, donde forjó su carácter competitivo que, en poco tiempo, lo llevó a la liga inglesa. Fue entonces cuando comenzó a convertirse en un icono de la moda e ídolo de masas alimentado por un culto excesivo a sí mismo. Sir Alex Ferguson, manager del Manchester United, que siempre lo ha defendido, recientemente ha comentado sobre él que “solía ver a Cristiano Ronaldo delante del espejo gustándose. Pero hay que aceptarlo. Tratar con un ego nunca me ha molestado”. Si “CR7” (su propio acrónimo desde que juega en el Real Madrid) ha conquistado simpatías es a fuerza de evitar esa falsa humildad que puede resultar infinitamente más cargante que la sinceridad suya “a pecho descubierto”. Sus conocidas “perlas” (“Me pitan por ser rico, guapo y gran jugador” o “Si Dios no puede contentar a todos, yo tampoco”) revelan una personalidad más infantil que maliciosa.
El portugués también destaca por su especial sensibilidad hacia los más desfavorecidos. Su seno, siempre presente en su vida, le ha llevado a tomar iniciativas como la venta de su “Bota de Oro” de 2011 para recaudar fondos en favor de los niños palestinos. Ha preferido no tatuarse para poder donar sangre cuando quiera, cosa que hace al menos dos veces al año desde que era adolescente, y también es donante de médula. Además, el pasado fin de semana saltó sobre el césped del estadio Santiago Bernabéu de la mano de Zaid Abdul, el niño refugiado sirio hijo de Osama Abdul Mohsen que fue protagonista hace pocas semanas por la zancadilla que recibió de una periodista húngara.
En sus hábitos vitales es todo un ejemplo. No bebe, no fuma y, por supuesto, no consume drogas. Ayudó a su hermano Hugo a rehabilitarse de las drogadicción y gracias a ello éste dirige hoy una fábrica de pinturas con 15 empleados. A su madre le compró una mansión en Madeira, a su hermana Katia la ayudó a alcanzar su sueño de ser cantante pop contratando para ella al productor de Lady Gaga (Katia utiliza el nombre artístico de “Ronalda”) y la mayor de las hermanas, Elma, subsiste gracias a una tienda llamada “CR7” en un barrio de Funchal…
Con respecto al amor, el portugués ha compartido relación durante cinco años con la rusa Irina Shayk. Parecían la pareja perfecta cuando en 2010 se conocieron durante una sesión de fotos para Armani pero, las tensas relaciones que mantenía Irina con la madre del futbolista, condicionaron la relación entre ambos. A pesar de ese obstáculo inicial su unión fue consolidánse en lo personal y en lo profesional, donde ambos fueron imagen para diversas marcas de ropa. Además, el nacimento de su hijo, fruto de una relación esporádica con una estudiante británica de la que se desconoce su identidad, convirtió a la pareja en una auténtica familia. Tenían dinero, éxito y ambos eran dos de las celebridades más deseadas del mundo pero la mezcla de dinero, hermosura y fama no fue tan positiva como aparentaba. Así, la modelo llegó a confesar sentirse “fea porque tenía al hombre equivocado a mi lado” mientras que los rumores de infidelidades se fueron multiplicando apareciendo en escena, tras ellos, Alessia Tedeschi que sí pero no, no pero sí…
En los negocios, el portugués sigue la senda de Beckham y recientemente ha presentado su primera fragancia, Cristiano Ronaldo Legacy. Una nueva incursión empresarial que se suma a sus zapatos, camisas o ropa interior, productos con los que ha ido creando un estilo propio verdaderamente identificable y exitoso. Unos de los pocos vicios del jugador es su pasión por el “shopping” y su atracción hacia el oro. y con frecuencia se le puede ver por tiendas de alto “standing” en las que de una sentada puede gastarse de 5.000 a 200.000 euros, según han comentado algunos responsables de estos establecimientos.
Cristiano Ronaldo no sólo destaca por su calidad en los terrenos de juego, sino también por su fuerte presencia en las redes sociales, con nada menos que 37,9 millones de seguidores en twitter. Una circunstancia que también le reporta beneficios pues cobra 230.366 euros por cada tuit publicitario en su cuenta oficial, siendo el portugués de esta manera el que más dinero genera a través de la red social de los 140 caracteres.
Por si fuera poco, a todas estas facetas añade ahora la de actor de cine uniéndose a «The manipulator», uno de los proyectos en los que se encuentra trabajando Martin Scorsese y donde el del Real Madrid realizaría un simple cameo (la película del aclamado director se basará en la vida de Alessandro Proto, un multimillonario italiano que inspiró a la autora de “50 Sombras de Grey”). Así, la aparición de Ronaldo en la cinta se debería a un acuerdo basado en que el futbolista posee el apartamento que tuvo Proto en la Trump Tower de Nueva York, algo que a Scorsese le ha incitado a grabar escenas en dicho espacio.
