El encuentro judicial entre Raquel Sánchez Silva y la familia de su difunto esposo, previsto para ayer martes, se suspendió por falta de jurisdicción en España
En mayo de 2013 a Raquel Sánchez Silva le cambió la vida tras perder, en circunstancias bastante trágicas, al que por entonces era su reciente marido, el operador de televisión italiano, Mario Biondo. Desde entonces, la presentadora lleva un largo proceso judicial pendiente que ayer martes daba un paso más con el encuentro previsto en el juzgado entre la familia del fallecido –que logró frenar la vista- y ella.
Hay que tener en cuenta que el pasado verano, la popular periodista demandó a sus parientes políticos por atentar contra su integridad social en las redes sociales las cuales, en Facebook concretamente, recogieron comentarios que los abogados de la extremeña consideraron ofensivos. Así, las consideradas amenazas, insultos y vejaciones hacia su cliente se consideraron que habían “minado su reputación como persona y profesional televisiva” algo por lo que, con fecha del 31 de marzo de 2015, había propiciado el reencuentro de ambas partes en el Juzgado de Instrucción número 16 de Madrid, tal y como publicaba la revista digital, “Vanitatis”.
Ante los 200 folios proporcionados por los defensores de Sánchez Silva, los demandados se han defendido con un escrito donde se alegaba que en España no hay jurisdicción para llevarlo a cabo, pidiendo en virtud de ello la suspensión del juicio (ya que ellos han tramitado la causa de Biondo en Italia). A partir de ahí, el fiscal debe decidir si es o no conveniente que los dos lados coincidan en los juzgados de nuestro país pues, de ser válidos los argumentos de los italianos, todo se trasladaría a tierras italianas (situación ante la que Raquel debería sopesar si le interesa continuar la batalla allí). En caso contrario, si el fiscal no admite el escrito de la familia del cámara, se establecerá una nueva fecha para la vista.
Mientras, la que es uno de los rostros más conocidos de Telecinco continúa, a sus 42 años, su embarazo de su pareja, Matías Dumont, junto al que se ha mudado a un piso de la madrileña calle Génova.
