El cantante, que tiene un hijo llamado Galileo junto a su pareja, Alejandra Ortiz, acaba de lanzar su disco, “Quiero”, tras protagonizar el musical “Hoy no me puedo levantar” y mientras prepara su participación en el programa de Antena 3, “Tu carita me suena”
Descubrió bastante tarde una vocación bajo la que ha logrado convertirse en una de las mejores voces masculinas de nuestro país y que le ha llevado a protagonizar afamados musicales como “Los Miserables” o “La bella y la Bestia”, además de participar en numerosos formatos televisivos. Por otro lado, tiene una vida personal poco conocida y de la que descubrimos más a partir de esta entrevista con un reportaje fotográfico exclusivo donde, a sus 33 años y padre de un hijo, se viste por primera de novio con trajes de la firma Protocolo.
Fotos: La Petite Chambré
-Ya que estamos con el tema nupcial… ¿Cómo contempla lo de las bodas?
-¡Uf! A ver… Me casaría pero en un momento en el que tuviera un parón laboral. Ahora mismo me es imposible. ¡No puedo ni irme de vacaciones! Lo que sí te digo es que no es mi sueño, como le pasa a otra gente. Creo que la mejor unión con mi chica es mi hijo.
-Porque el amor, a su edad, ¿desde qué perspectiva lo contempla?
-Creo que es algo que debes ir trabajando. Está el amor a primera vista, que dura unos meses, y el otro, que es algo para construir. Mi chica y yo lo tenemos muy claro. Si hace falta ir a un psicólogo de pareja, se va. Hoy día, en cuanto se ve un fallo se rompe y yo tengo claro cuánto me está enseñando Alejandra. Los errores forman parte de la relación. Es una carrera de fondo.
-¿Cambia tanto la vida tener un hijo como suele comentarse?
-Sí. Te hace que todo lo tomes desde otro punto de vista. Incluso el trabajo. No hay ansiedad por el triunfo ni cosas superficiales. Todo lo haces pensando en él. Ganas dinero por él, te implicas en proyectos por él… Cambia para bien. La vida parece más bonita. Es mi amor, lo que más amo junto a mi chica y a los míos.
-A usted se le quiere… ¿Es consciente de ese cariño popular?
-Claro. Y la clave me parece que está en que me muestro tal y como soy. Soy igual en casa que en la tele. Hay quien me dice que soy “demasiado Dani” (risas). Eso es importante. Para interpretar está el teatro. Me aburre la gente con máscara y haciendo un personaje por la vida.
-¿Es inocente?
-Pero no tonto. Al contrario, me considero inteligente sin maldad. En ocasiones interesa hacerse el bobo. Percibo mucho la energía de las personas. Tengo sensibilidad y no suelo fallar.
-¿No se enfada?
-No suelo pero, si lo hago, tengo muy mal carácter. Me sientan mal las injusticias y me cabrea mucho la falsedad. Y los que tratan a otros como si fueran menos. Incluso, más que enfadarme, me dan pena.
-¿Se lleva bien con la popularidad?
-Sí. Con 16 o 17 años se te hace un poco pesada pero para eso salgo fuera de España. Te sientes más libre y puedo hacer más el tonto, que es algo que me encanta. Aquí me cohíbo un poco. El público está pendiente y no se trata de dar la nota (risas).
-Por cierto, estuvo brillante en “Tu cara me suena”…
-Me lo he pasado genial. Ahí es donde me ha conocido de veras el público. Con “Gato” tenía la imagen de “pasota”, en Eurovisión quedé un poco de “ñoño” y con “Tu cara me suena” salió mi vena divertida. Lo mismo en lo siguiente quedo de “cabronazo” (risas)…
-Ya que lo menciona, hagamos balance de Eurovisión…
-Pues no perdía nada. Quienes no me conocían, supieron quién era y, los que sí, conocieron otra faceta. Estaba en “Mamma mía!” con un papel pequeño. Era una forma de decir: “¡Estoy aquí!”. Fue demasiado…
-Es un Festival con muchos enemigos…
-Pues que dejen de verlo. Es lo gracioso. Todos se meten con Eurovisión, pero lo siguen. No sé qué pasa con la manía ésa que se le ha tomado. También paga el Estado otras cosas y no hay tanto problema. Es un programa musical y, todo lo que tenga que ver con la música, habría que apoyarlo más.
-¿Le interesa la política?
-Sí, pero no me meto. Los políticos me parecen todos iguales. Lo que sí es cierto es que, mientras en otras partes de Europa el IVA en cultura es un 0 por ciento, aquí tenemos un 21… Nos “jode” vivos. Gracias a Dios mis producciones funcionan. No he estado en ninguna que haya fracasado.
-¿Es cierto que su vocación como intérprete fue tardía?
-Yo tocaba el piano desde los cinco años pero no cantaba. Solo en los karaokes. Entonces la vida me dio un “palo”, me quedé sin trabajo y empecé a imitar a otros cantantes y a sacar voz. Me di cuenta de que era lo que más me gustaba a los veintitantos. Me avisaron de que Nacho Cano buscaba a alguien para un musical. Pasé el “casting” y… hasta hoy.
-¿Es el “rey” de los musicales?
-¡Qué va! Me ha ido bien, no he dado problemas y eso me ha hecho más fuerte en este mundo. Pero hay que luchar muchísimo y me queda mucho… Me encantaría protagonizar, por ejemplo, “El fantasma de la ópera”.
-Mientras toca promoción de “Quiero”… ¿Qué pide?
-“Quiero” que me vayan bien las cosas. Soy muy trabajador y nadie me ha regalado nada. Nunca he tenido un padrino. Trabajo de lunes a domingo. Si me han echado una mano es porque yo les venía bien para ese proyecto concreto. Hasta estando un poquito arriba he tenido que hacer pruebas…
