El ganador de la última edición de “La Voz” estará firmando el próximo jueves día 20 en la Fnac ejemplares de “América”, un segundo trabajo donde recuerda éxitos de importantes artistas del otro lado del Atlántico pasados por el filtro de una voz flamenca que lo ha convertido en todo un “superventas”
Nacido en Santander hace 28 años, posee una flamenquísima voz que cautivó a los espectadores del aclamado concurso televisivo de Telecinco en el que, con apoyo de su “coach”, Malú, resultó vencedor para poco después lanzar un primer álbum que se colocó directamente en la cima de todas las listas de venta. Ahora, siete meses después, este mediador de la Asociación “Gitanos de Hoy” -que se crió escuchando a Camarón- nos hace viajar a América del sur con un disco en el que versiona éxitos de Francisco Céspedes, Marc Anthony o Juan Luis Guerra sin perder ese “quejío” en su voz que lo ha encumbrado.
-Es un trabajo en directo… ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene frente a lo grabado?
-En el estudio se gana perfección y se pierde magia, pero yo soy más de lo natural que de parecer perfecto. La fuerza que te da el público no puede conseguirse nunca en una cabina con unos cascos puestos, y menos en mí que me muevo tanto por los sentimientos.
-¿Es lo que ha llamado la atención de usted?
-El poder de transmisión, lo que hago sentir a la gente cuando me escucha. Ése es mi objetivo. Se puede cantar con una técnica intachable pero, si lo que dices está vacío, de nada sirve.
-¿Esperaba éste éxito?
-Tanto para la compañía como para mí fue una sorpresa. Iba muy advertido por ellos de cómo está el panorama musical, pero eso hace que lo que estoy logrando sea más digno de admirar aún. Hay muchísima oferta y, si no ofreces algo diferente, lo tienes muy complicado. Ahora vivo de lo que me apasiona. En la parte mala estaría la separación de mi familia, de mi mujer y mis hijas de siete años y diecinueve meses. La mayor está muy contenta, le preguntan en el “cole” y se muestra orgullosa. Para mi esposa fue muy duro al principio pero lo vamos sobrellevando como podemos.
-¿Siente que ha tenido que aprender rápido y a la fuerza?
-Voy aprendiendo según voy caminando porque hay cosas que no he entendido hasta que estaba dentro de este mundo. Eso es lo que lo hace emocionante y especial. He descubierto mucho pero me falta mucho por descubrir.
-Y las críticas de los “puristas”… ¿cómo las lleva?
-Una vez me dijeron que hacer algo que nadie comentara, ni para bien ni para mal, era muy penoso. Me siento querido y respetado por muchos flamencos porque, aunque no es lo que hago ahora, las pinceladas sí que lo son. Estoy acercando el flamenco al publico general. Un familiar mío vio a dos chicos “góticos” comprando mi disco y escuchó cómo comentaban que no habían escuchado flamenco en su vida pero que no sabían que tenía “este hombre” que les gustaba tanto.
-Con una fama tan repentina… ¿De qué forma lo hace para mantener los pies en el suelo?
-Mi familia es responsable de que me mantenga donde debo estar. Quiero seguir siendo como soy y confío en que se puede llevar con naturalidad. Ni el “número 1”, ni el disco de oro o platino me relajan, sino que me han dado fuerzas e ilusión. Que apoyen y valoren mi trabajo es muy gratificante.
-Si esto se acabara… ¿qué pasaría? ¿Está preparado para el fracaso?
-Lo pienso muchas veces porque claro que podría pasar, pero nunca con miedo. Muchos artistas han llegado mucho más lejos que yo y hoy día están fuera del circuito, pero eso no me hace dar pasos atrás porque he venido a la música para quedarme.
-Y el programa “La Voz”, ¿qué lugar ocupa en todo esto?
-Fue mi trampolín y le debo que España me conozca pero quiero que la gente olvide a ese David y me valore como un artista que aún tiene mucho que ofrecer (ya que creo que hay muchas facetas mías que se desconocen).
-Porque, lejos de las cámaras… ¿Cambia mucho?
-¡Qué va! Soy el más normal del mundo. Muy casero. Me encanta estar con la familia: padres, tíos, primos… Somos más de treinta y, cuando nos reunimos todos, ahí está mi fiesta. Muchos tocan, otros cantan… Imagínate…
