El artista actuará esta semana en el Auditorio de FIBES, donde presentará su disco más reciente, “Vivir”
David Bustamante, que pasa por uno de los mejores momentos profesionales de su carrera, actuará esta semana en Sevilla para ofrecer un concierto muy especial donde recorrerá parte de su trayectoria musical y donde, además, tendremos oportunidad de escuchar los nuevos temas que grabó para su más reciente álbum, “Vivir”, del que “Feliz” fue su primer y exitoso “single”.
-Para ser “Feliz” hay que haber pasado instantes desgraciados, ¿no?
-Claro, y los he tenido como todos. Fracasos y malos momentos que te hacen valorar lo bueno. A mí me llena levantarme cada mañana, regresar y tener un hogar. Que mi familia esté bien y tenga salud. Y sería más dichoso aún si a todos nos fuera bien aunque ser feliz es un estado caduco, una meta, una búsqueda constante para la que no tengo coraza.
-¿Se nota muy cambiado de sus inicios a la actualidad?
-He perdido inocencia y he variado el porqué de todo. Ser padre de una niña te obliga. Ya soy un hombre, no un niño.
-Provenir de un seno humilde, ¿le hace valorar más todo?
-Hay que tener el lado opuesto para poder dimensionar tu estado actual. No nací en una cuna de euros, ni siquiera había ido de vacaciones la mayoría de los veranos. Es más, hasta los diecinueve no me había montado en avión…
-¿No añora nada de esa etapa?
-Más que por mí, por mi hija, que no puede disfrutar de según qué situaciones. El otro día, por ejemplo, la llevé al colegio y, aunque me parece algo ridículo, había cinco coches que venían detrás de nosotros. Eso la marca y deberían comportarse.
-¿Es consciente de que en redes sociales posee más influencia social que algunos programas de televisión?
-No lo sé. Entre las tres plataformas tengo dos millones de seguidores. Con alguno puedo haber tenido algún roce pero es lógico que, entre tantas personas, algunos tengan ganas de revolver. Detrás de un ordenador es fácil despotricar. Si no existe acción hiriente, no hay reacción de igual medida.
-Tiene mucho carácter, ¿verdad?
-Sí. Soy impulsivo, temperamental. Pero también muy cariñoso. Me enfado y a los cinco minutos se me olvida. Y en lo laboral tengo muy buena relación con mis compañeros. Siento su cariño.
-Con su hija, ¿le toca reñir o mimar?
-Soy buen educador, el que juega con ella. De todos modos, se van repartiendo papeles pero lo que sí puedo asegurarte es que es una niña muy educada, nada caprichosa, y muy obediente. No soportaría que fuera una malcriada. Tiene que saber el valor de las cosas.
-¿Cómo contempla el amor? ¿Ha variado su percepción?
-No. El amor más puro es el que damos de pequeños, sin miedo a sufrir. El que se da con cuentagotas no merece la pena. A mí me tienen que hacerme sentir a gusto, divertirme, cuidarme, que estén atentas… Puede repartirse la proporción del amor pero no siempre puede llevar el mismo el peso.
-¿Por qué le llama tanto el deporte?
-Porque quiero sentirme bien conmigo mismo. Ése es el objetivo. Sentirme bien, ágil, con energía… Los buenos hábitos te hacen bien. Entreno 35 minutos diarios y luego, si me queda opción, tengo mis “hobbies”. Soy obsesivo compulsivo para todo. Mi última pasión es el golf y no hago más que eso. Me ha enganchado el ambiente, la tranquilidad… Dar a una bola es complicado y, cuando lo logras, es una sensación muy agradable.
-¿Más aficiones aparte de las físicas?
-Ir a comer con los amigos. Somos varias parejas de amigos y amigas que nos lo pasamos genial cuando nos juntamos. Y también adoro el cine. Voy mucho con mi mujer o la pequeña y, si no, compro películas para el Ipad. “Intocable” es una de mis favoritas pero también veo comedia romántica o de acción.
-¿No le han ofrecido en la televisión algo tipo “reality”?
-No, porque saben que la respuesta es negativa. No soy buen espectador de “tele”, no me entretiene sino es desde dentro y si está relacionado con la música.
-Está muy de moda que las figuras se “mojen” políticamente… ¿Se atreve?
-Por supuesto. Es una sinvergonzonería. Sobra tanto corrupto porque, aunque siempre haya habido corrupción, se ha desatado. Una mujer roba una gallina y va a la cárcel y otro se lleva treinta mil millones y no pasa nada. Habría que hacer algo. Esto es una olla a presión y, tarde o temprano, a este ritmo explotará.
-¿Se metería a político?
-Ni loco. Los políticos solo tienen palabrería y lo que necesitan es fondo, convicción. No debiera ser una profesión, sino una vocación.