El jerezano, que ofrece un concierto hoy viernes en la Sala Antique, nos habla de su disco, ‘Otras vidas’, a la vez que se confiesa un hombre enamorado y decidido a casarse

Ricardo Castillejo

A sus 37 años ha encontrado, por fin, el equilibrio emocional. Y lo ha hecho al lado de una mujer que, desde la madurez, ha sabido darle el espacio y la comprensión que, en otras relaciones anteriores, no encontró. David de María, uno de los intérpretes y autores más reclamados de nuestro país, reflexiona sobre un momento actual que, apoyado en el disco, “Otras vidas”, le está trayendo muchas satisfacciones. Entre otras la de compartir con Lola, miembro del equipo de su oficina de representación, ese amor que, muy probablemente, sea el definitivo.

-Ha protagonizado el Especial Novias de nuestra revista impresa de noviembre… ¿Qué le parece eso de las bodas?

-Soy un tío de tradiciones. Son cosas que ayudan a que nuestro espíritu se sienta mejor y yo estoy a favor de ellas. El problema del matrimonio es que estaba concebido como un ritual obligatorio y al que se iba muy joven. Mis padres llevan 38 años y, como amigos, están en su mejor momento pero primero debe ser conocernos a nosotros mismos, que es complicado, y luego plantearnos lo que sea. No puedes condenarte a la esclavitud de atarte a alguien que ni siquiera conoces.

-¿Cuáles han sido los errores que ha cometido, en lo amoroso, hasta ahora?

-Pues el primero creer que una relación puede basarse en el deseo. Me he enamorado de la hija de mi productor y de mi corista y tiré para adelante diciendo eso de “como estoy bien ahora…” sin aclarar las carencias. Eran personalidades incompatibles y yo me conformé con personas con las que sabía que no iba a funcionar.

-¿Y Lola entonces? ¿Qué le ha dado?

-Ella ha luchado por sus inquietudes profesionales, trabaja en una de las mejores oficinas de managers de España e Hispanoamérica, es independiente, cabalga sola y ha aprendido a valorar todo. Ahora nos tomamos lecciones conjuntas (risas). El problema es cuando te enamoras de quien no sabe qué hacer con su vida, de quien, aunque sea joven, no sabe valerse por sí mismo. Se “enganchan” a ti y después se crean conflictos en el día a día.

David de María vestido por Protocolo Novios para la sesión de fotos de Sevilla Magazine. Fotos: La Petite Chambrè

-¿Cómo surgió?

-Poco a poco. Habíamos coincidido antes pero, en el último año y medio, me la pusieron de jefa de producto y me ordenó la vida desde su despacho. El roce hace el cariño, compartimos promociones, ensayos… y saltó la chispa. Nos pilló un momento en el que estábamos solos y ha sido bonito y a fuego lento. Ha conocido mi carácter al levantarme, cansado… A veces se mitifica al artista y no ves al ser humano. Soy romántico pero también de carne y hueso (risas).

-Entonces, ¿encuentra muchas diferencias con sus amores anteriores?

-Es que es la primera vez que me enamoro de alguien de mi generación. Va a cumplir 32 y, conocer esa piel, me ha cambiado el chip. Cuando existen aspiraciones similares, lucha, un camino común… se crean muchos vínculos.

-Porque, los 37, ¿se llevan bien?

-Yo no me puedo quitar años, soy del 76 (risas). Creo que soy un “canijito” atractivo (risas). De hecho, cuando veo algunos compañeros de instituto pienso: “¿qué les ha pasado?” (risas). Cuando te acomodas y olvidas el deporte y la parte cultural, llega la alopecia galopante y, tú sabes… En mi caso, me mantengo y parece que incluso a algunos les molesta.

-¿Es presumido?

-Soy una persona llena de complejos. Aparte, la belleza nunca me ha dado la confianza para sentirme un “pop star” ni me he preparado para ser una “estrella mediática”. Por eso soy cantautor. Mis referentes son Antonio Vega, Manolo García y Freddy Mercury, no Michael Jackson. Tampoco soy “bailongo”. Me he refugiado en mi guitarra. Ahora, me encanta sentirme en forma y que mi sonrisa ilumine el espejo por la mañana. Y tengo mi “tabletita”, ¿eh? (risas).

-Pues a las chicas les gusta mucho…

-Es que hay mujeres para las que no hace falta ser “sabroso” para gustarles (risas). Nunca he sentido que soy de mover masas alocadas ni ha sido mi objetivo ir de guaperas por la vida. Es más, de algunos peinados me arrepiento por ser tan rebelde (risas).

-Cuénteme por qué eso de que “Cuando el río suena”…

-A todos nos suena el río con demasiada frecuencia. Me dan miedo las redes sociales porque estoy enamorado y pueden poner lo que quieran. Suena del pasado, de un ex… Compuse el tema más por ahí y me lo terminé llevando por el terreno personal. “Quizás me enamoré de ti…” es una forma de decir “Estoy colgado de ti”. En realidad, debiéramos tirarnos más a la piscina…

-¿Lo dice por las generaciones actuales?

-Hay demasiado libertinaje. En mi “quinta” había más responsabilidad y capacidad de compromiso. Hoy se vive más en la burbuja del orgullo y no hablo de los veinteañeros, que tienen todo el futuro por delante. A veces estamos en tensión porque no estamos comprometidos y, en cuanto lo logramos, queremos ser libres. Ésa es la inestabilidad que siento yo que pertenezco a la “universidad de la calle”. Al fin y al cabo, llevo veinte años dando vueltas por todos lados.

-¿Cuál ha sido la clave para haber sobrevivido?

-Apostar por un estilo propio, por un sonido diferente siendo andaluz. Ése ha sido mi objetivo en cada disco, en cada concierto. No he sido artista porque lo quería ser de pequeño. Y también hay que huir de la vida canalla, de traspasar ciertas barreras y anclarte en tu carrera. Es la acción-reacción. Conozco gente con talento pero a las que su ego les puede más y tienes que adaptarte al mercado. Tengo dos horas y media de concierto para expresarme y ser libre. En este país van a por ti y te atacan con que te repites, con las letras… Por encima de eso, estoy vivo y toreando todos los temporales.

-¿En sus planes entra la familia?

-Sin duda. He encontrado la estabilidad en el amor. Me gustaría casarme con mi pareja y tener una familia desde el respeto y la felicidad. ¡Si no me decido pronto a ir a por los niños se me va a pasar el arroz! (risas).

-¿Se casaría por la iglesia?

-No hace falta. Fíjate que mi sueño es hacerlo en la isla de Sancti Petri. No necesito ni una misa, ni montar un acontecimiento alrededor… Para eso tengo bastante con las siete u ocho horas que paso en procesión siendo hermano de la Salud.

-Usted que tanto escribe al amor, ¿qué consejo daría para disfrutarlo más?

-Pasar del ego y hacer un autoanálisis semanal. Ser sincero con tu pareja y no engañar ni engañarte. Vivimos en continua duda. Cuando estás bien, todo va bien y te da igual dormir en hoteles o hacer una prueba de sonido a las cuatro de la tarde en agosto.

-¿La mujer es tan complicada como dicen?

-Lo somos los dos en todo caso. Se trata de aprender los códigos de unos y otros…

-¿Con qué hombre se encontrará su futura esposa?

-Con alguien dispuesto a aceptar la responsabilidad de un compromiso, con carácter, opinión, que quiere aprender, dispuesto a disfrutar y a no a examinar al otro. Sin aferrarnos a nadie ni que nos dé igual el mundo, nos olvidamos de mantener la chispa del amor, de la amistad, de hacer reír mutuamente.