Con su libro, “Adelgaza con el Método Thinking”, combate la obesidad, problema que no está en el estómago sino en el deseo adictivo hacia la comida que provoca la mente

José Antonio Muñoz (@josan_ms)

Después de dos años al frente de la clínica “Thinking”, el Conde de Cerrajería publica un libro con la fórmula que ha inventado y probado él mismo, perdiendo 40 kilos, para luchar contra el peso que nos sobra y dormir al monstruo de nuestro estómago que se despierta cuando nos sentimos estresados, solos o tristes. Ese desequilibrio emocional lleva a que las personas intenten llenar con comida sus vacíos interiores en una relación con los alimentos que el autor compara con la adicción a las drogas. Diego de Olmedilla, tras su paso por nuestra ciudad, descubre así para “Sevilla Magazine” una dieta única que tiene, según él, un cien por cien de efectividad.

-¿A qué se debe que dejara de creer en la dietas?

-Están diseñadas para estar a régimen toda la vida pero el problema no está en el estómago sino en el deseo que provoca la mente y que crea un vínculo adictivo con la comida. Las tres dimensiones del ser humano (cuerpo, mente y alma) deben estar alineadas. Cuando no lo están comienzan los problemas.

-¿Por qué afecta ese desequilibrio en la alimentación?

-Cuando la persona se siente estresada, sola o triste intenta llenar con comida sus vacíos emocionales y la perdida de control de su vida. Además, el gordo es mentiroso por naturaleza e intenta buscar excusas para seguir comiendo. “Es la ansiedad”, “Es la depresión”… Mentira, eres tú que no quieres darte cuenta de que estar enfermo. Lo contrario de estar obeso no es estar delgado, sino sano.

-Usted sufría sobrepeso… ¿Cómo se dio cuenta de dónde residía su problema?

-Yendo a un centro de enfermos terminales de SIDA como voluntario me tocó cuidar a Andrés, que no sabía explicar a su madre, entre lágrimas,  porqué se pinchaba. Al llegar a casa reflexioné sobre lo vivido y me di cuenta de que mi relación con la comida era igual que la del drogadicto. Era un gordo frustrado y enciclopédico. Hoy día sabemos todo sobre calorías y lo que no debemos comer pero somos incapaces de parar y enfrentarnos al problema que está en la mente. Fue entonces cuando descubrí que tenía una adicción.

-¿Qué remedio puso a su situación?

-Cogí peso por un momento de insatisfacción brutal. Tras ir a 200 profesionales de nutrición decidí que lo que necesitaba era un psicólogo y a partir de ahí cree el método “Thinking”. Trata la relación enfermiza con los alimentos y la obesidad, enfermedad horrorosa de la que derivan muchas otras y que la convierte en la primera causa de muerte en el mundo. El planeta está enfermo más que por las carencias por los excesos.

-Entonces… ¿no es cierto eso de “Soy un gordito feliz”?

-El gordito feliz es una mentira, no existe ni uno. Ha perdido la batalla muchas veces y ha tirado la toalla. Ya han pasado más de 700 personas por mi centro y a todas les he desmontado esa excusa, reconociéndome que sólo buscan ser aceptados por los demás ya que no se aceptan a sí mismos. Tienen un diálogo interno negativo entre lo que quieren hacer ver y lo que realmente sienten. La gordura te lleva al servilismo, a hacer favores a los demás para sentirse queridos.

-¿Cuál es el objetivo de su libro?

-Cambiar la forma de cambiar en todos aquellos que luchan desesperadamente para perder peso y no lo consiguen. La gente modifica su alimentación y eso vale durante un tiempo pero yo quiero que vayan más allá y aborden la situación desde una alimentación mediterránea moderada, ejercicio físico suave y tratamiento para “dormir al monstruo de nuestro estómago”. Hacerles ver también que el ser humano no está diseñado para el sedentarismo: hasta hace cien años no había coche, hasta hace veinte no existía el mando a distancia, ahora todo está a un “clic”y eso se nota.

-Ahora las dietas más exitosas son a base de proteínas…

-No creo en ellas. No son equilibradas ni saludables y, aunque consigues un cuerpo delgado, en tu cabeza sigues siendo un gordo. Como el problema está en la mente, tarde o temprano vuelves a coger peso.