El actor, miembro de una de las sagas de intérpretes más importantes de nuestro país, vuelve hasta el domingo al Teatro Lope de Vega con “Poder absoluto”, “thriller” donde se abordan la corrupción política y las artimañas que se dan dentro de los partidos para alzarse con los gobiernos.
A sus 71 años, este peso pesado de la escena española se pone en la piel de un “prestigioso político” dispuesto a todo con tal de alzarse con el poder. Una trama de corrupción de una rabiosa actualidad ante la que Gutiérrez Caba se muestra muy crítico.
-Este argumento transcurre en Austria pero… ¿podríamos extrapolarlo a nuestro contexto?
-Por supuesto. La sociedad española está muy descontenta con la clase política porque las reglas no son las más claras ni la democracia interna de los partidos tampoco. Tienen que mover ficha para que desaparezca esa desconfianza que es una mala propaganda para el sistema democrático en general,
-¿Tenemos unos mandatarios diferentes a los de otros lugares?
-Los políticos empiezan a ser una casta y, en España, mucho más. En otros países deben dar cuenta a los ciudadanos pero aquí parece que somos nosotros quienes tenemos que darles explicaciones a ellos. Hay gente contaminada que cesa de un cargo para irse a otro, pero ahí siguen.
-¿Con qué sensación sale el espectador de la función?
-Con ganas de luchar. Somos responsables de lo que tenemos y en nuestra mano está el eliminarlos de una vez y colocar una nueva generación política sin ninguna herencia anterior. Además, si ahora el mercado financiero es el que realmente manda… ¿para qué sirve el Gobierno? Es un artículo de lujo.
-¿Por qué no nos rebelamos contra eso entonces?
-Hay muchísimo miedo. Pensamos que vamos a perder lo poquísimo que hemos podido acumular y nos acomodamos. No hay rebelión porque existe una economía sumergida de la que viven muchas personas y también ayudas con las que subsisten familias enteras.
-¿Es critico con el Gobierno actual?
-Niegan lo evidente. Los “brotes verdes” me indignan. También dicen que hay que moderar los salarios cuando ya los han bajado un 40%. ¡Qué mal emplean el castellano! Este Gobierno nos está costando bastante pero con el anterior tampoco hemos salido “de rositas”. Yo nunca he apoyado al PSOE porque es muy poco fiable y no han sido buenos con la cultura. A los de ahora, ni están, ni se les espera.
-¿Qué diferencias encuentra entre ambos?
-Zapatero era tonto y Rajoy muy cerrado. Es imposible hablar con él sobre la cantidad de ataques a la propiedad intelectual o a los derechos autor que está cometiendo. Algo inconcebible desde el extranjero. Por eso se enfadan cuando recurrimos a tribunales internacionales. Fallarán contra ellos y tendrán una deuda gigantesca. La gestión que hacen del dinero público es absolutamente nefasta.
-¿Ha cambiado la vida del actor?
-Según un estudio reciente, un 76% del gremio no llega a final de mes. Y eso si trabajan. Los salarios han bajado a la mitad, las actuaciones son más reducidas, ha subido la presión fiscal. No es que seamos llorones, es que nos están insultando a la cara.
-¿Piensa alguna vez en su retirada?
-Estaré trabajando hasta un día que me de un “telele”. En esta profesión no se acumula dinero y nada más dejar de ejercerla estamos sometidos a una estricta economía. Nunca he dicho eso de tomarme un año sabático o he pedido el paro si he estado sin algún proyecto. Y siguen dándome premios, como el Ceres o el de la Unión de Actores. Eso significa que sí que se nos quiere.
-¿También ha tenido fracasos?
-He hecho películas terribles, obras bastante malas y espacios televisivos horrorosos, pero el público no lo dice porque es generoso. Ya intuyes que será así cuando te lo ofrecen pero hay que hacer cosas. Si medimos los éxitos por el rasante del dinero tenemos un problema. “Torrente” es horrenda aunque triunfe en taquilla y, dentro de 50 años, me seguirá pareciendo espantosa. Hay otras maravillosas que no triunfan. A mí las críticas no siempre me han tratado bien porque era un tipo de aspecto muy bondadoso y, aunque he tenido dos premios Goya de mayor, de joven me daban palos por todas partes.
-¿Es melancólico?
-No. Sí que noto que antes las chicas iban al teatro para verte a ti. Ahora eres transparente, pasan a tu lado y ni te miran. Algunas septuagenarias sí que de jóvenes estaban enamoradas de mí pero ya poco hay que hacer. Antes no se habrían escapado.
