Hoy comienza el ciclo “La copla y Sevilla” en el Lope de Vega cita que, durante una semana, contará con algunas de las intérpretes más destacadas del género en la actualidad como Erika Leiva quien, el jueves, se presentará por vez primera en este escenario sevillano con un espectáculo hecho a su medida
Como si de un ciclón se tratase, la de La Línea despuntó desde que se dio a conocer por televisión gracias a una fuerza desmedida y una aplastante seguridad en el escenario que hizo que la compararan con la gran actriz de la copla, Marifé de Triana. Un derroche de temperamento que, en la actualidad, encauza hacia otros estilos sin olvidar al que la vio nacer como artista.
-¿Siempre supo que su sino era cantar?
-Comencé con el baile y fue precisamente mi maestro en la academia quien descubrió que tenía buena voz. Él nos asignaba una intérprete para que la imitáramos, y me tocó Lola Flores y su “Torbellino de colores”. ¡Imagínate! Con lo tímida que yo era… Tanto que aprovechaba cuando mi madre salía de casa para poner sus discos de “la” Pantoja y cantar. En cuanto escuchaba las llaves en la puerta los quitaba (risas). Siempre tuve el gusanillo y ya con once años me apunté a la Escuela de la Copla para, poco más tarde, comenzar a participar en concursos y verbenas.
-Hasta que llegó “Se llama Copla”…
-Ahí ya estaba en segundo de Turismo y había dejado el cante un poco de lado, pero mi familia me empujó a presentarme. No sabía que era una competición, pensaba que serían trece galas dedicadas al género. Acerté con la decisión de seguir. Fue una experiencia inolvidable. Unos meses de muchos nervios que resultaron más difíciles de lo que esperaba, luchando por ganar frente a compañeros que, en algunos casos, conocía desde hacia muchos años.
-¿Él éxito le ha hecho alguna vez levantar los pies del suelo?
-No porque empecé desde abajo y sé lo que cuesta llegar a algo en este mundo. Hay compañeros que enseguida se han creído alguien pero ya se darán cuenta de que esto es un trabajo muy duro y que, si hoy estás arriba, mañana estás abajo. Por muy bueno que seas siempre habrá otro mejor que tú y, constantemente, las madres están pariendo fenómenos. Aún no he conseguido nada. Tengo un nombre pero me queda por trabajar y estudiar para llegar a lo que me gustaría.
-¿Cuáles son sus puntos fuertes?
-La seguridad, la fuerza que demuestro en canciones como “Encrucijada”. Me han dicho que con ese tema me metí en las casas de todo el mundo, aunque yo no estaba muy por la labor de hacerla. Es muy complicada, muy de Marifé. La veía como un imposible y sabía que o me lo daba todo, o me hundía. Ahora no hay lugar donde no me la pidan.
-¿Hay Erika Leiva más allá de la copla?
-No se puede comer todos los días puchero por mucho que te guste. Todavía no se conoce todo lo que yo puedo dar y quiero que en este concierto se vea mi lado más íntimo, interpretando clásicos de otros estilos. Un registro totalmente diferente. Aún así, no lo olvido: Sevilla es copla y yo soy copla.
-¿Es tan dramática como las letras que canta?
-Los artistas suelen elegir las canciones según sus vivencias pero yo me identifico con muy pocas historias de las que cuento. Afortunadamente no he tenido penas tan grandes como las de “La Loba” o “El romance de la otra”, pero se meterme en el papel como si hubiera pasado por ello. Para cantar copla no solo hace falta la voz, hay que ser la mejor actriz del mundo.
-¿Cómo vive entonces?
-En el presente, siendo feliz con lo que tengo e intentando mejorar en todo. Cuando me bajo del escenario soy muy “María”. Vivo con mi pareja y me gusta cocinar y mi faceta de ama de casa. Todos caemos en no estar nunca contentos con lo que tenemos pero ahora que paso tanto tiempo fuera de casa valoro mucho a la gente que me rodea. Me gusta que estén encima de mí y que me apoyen (aunque yo soy menos cariñosa).
-¿No cree que se está cayendo en lo “cutre” en ciertos espectáculos del género?
-Hay gente muy conformista, que cree que no hay otra salida que ir con música en “playback” y cobrando lo mínimo. Yo ya lo hice mucho antes de entrar al programa y ahora me niego, porque creo que el arte se merece algo más digno, con música en directo y un público que pague y valore lo que está presenciando, siempre que merezca la pena. El decir “no hay otra cosa” no es el camino y vas en contra tuya y de los compañeros. Confío en que a final el público será quien elija lo que perdure