“El rubio de Pecos” relata en este libro toda su vida sin tapujos, desde los momentos más dolorosos hasta los de mayor esplendor de un artista, aún en activo, que marcó a las jovencitas de los años 70

Josan Muñoz (@josan_ms)

Huérfano y de familia humilde, a muy temprana edad -14 años- tuvo que ponerse a trabajar hasta que con 17 le llegó la oportunidad de emprender una carrera artística junto a su hermano Pedro, con quién formó el dúo “Pecos”. El éxito de sus canciones como “Acordes” o “Háblame de ti” los convirtió en un auténtico fenómeno social en España en los años 70 y 80, vendiendo más de 4 millones de discos y consiguiendo una fama que ha llegado hasta nuestros días. Ahora que ha vuelto a conseguir una gran popularidad gracias a su paso por el programa “Tu cara me suena”, de Antena 3, comparte en un libro autobiográfico los momentos más importantes de sus 53 años de vida.

-¿50 años no son nada?

-Se me han pasado echando “hostias” (risas). Tengo el sentimiento de que no me ha dado tiempo a hacer nada, por eso me quedan muchas ganas de vivir. Me siento un privilegiado. Tuve una niñez fantástica, siendo jovencillo ya empecé a trabajar en lo que realmente me gustaba y, aunque al principio fue como un “hobby”, llevo treinta y seis años. Ni en mis mejores sueños hubiera pensado que mi vida sería así.

-¿Las biografías no son para personas muy mayores?

-La hago ahora porque cumplí medio siglo, edad donde ya has acumulado una experiencia suficiente sobre lo que es la vida. Siendo optimista me quedan, como mucho, otros cincuenta años. Siento que estoy en la mitad de esta andadura y quería hacer un repaso, pero no cerrar un ciclo porque aún me quedan muchas cosas por alcanzar. Hay que seguir luchando.

-Ha vivido momentos duros…

-Me quedé huérfano muy pequeño. El mismo día que enterraban a mi padre cumplía siete años pero tuve una madre “súper luchadora” que ha sabido sacar a tres hijos adelante ella sola. Me cuidaron vecinos, amigos y tíos que hicieron que no me faltara de nada.

-¿Piensa ahora que empezó demasiado joven?

-Con catorce años fui barnizador porque era muy mal estudiante pero tanto a mi hermano como a mí nos gustaba cantar y, ya con diecisiete, lo estábamos haciendo. Me he perdido muchas cosas de mi juventud pero prefiero pensar que he ganado en vivencias, en conocer a mucha gente y ganarme el pan con algo que hago sin ningún esfuerzo.

-¿Qué tenían para causar tanta euforia entre las jovencitas?

-Aún no lo sé. Salimos en un buen momento, este país acababa con una dictadura de cuarenta años y estaba despertando a la vida. Ofrecimos cosas diferentes a las que había en el mercado y conseguimos que nuestras letras, forma de vestir y movimiento calara en el público. Mirábamos mucho por tener una estética innovadora y, cada vez que viajábamos a Londres, traíamos ropas de mercadillos que aquí no se habían visto antes.

-Cuando has conocido el éxito tan pronto, es fácil caer, ¿no?

-No hay caminos de rosas. Todo es una lucha continua porque nadie te regala nada y hay que estar preparado para las caídas, rodearte de un círculo que te haga estar con los pies en el suelo cuando rozas la gloria pero que también te apoye cuando nadie te llame por teléfono o ni siquiera te lo cogen o te devuelven la llamada. La caída te toca psicológicamente y te puedes volver loco. Cuando vi que tras el primer “Operación Triunfo” llenaban estadios impresionantes sabía que eso no era lo real y que muchos serían “juguetes rotos”. La profesión no puede estar por encima del bien y del mal.

-¿Nunca quisieron aprovecharse de ustedes?

-Hay profesionales de eso, pero te das cuenta tarde. El mismo que te hace la pelota diariamente cuando sales por televisión desaparece cuando ya no eres noticia. Hemos tenido alrededor quienes han cuidado nuestras carreras y nos avisaban sin nos volvíamos “tontos” cuando tocábamos el cielo. Para cantar tantos años hay que ir con paso firme y no salirse del guión.

–Dos hermanos juntos tanto tiempo… ¿No pelean?

-Si esta historia ha funcionado es porque somos la noche y el día, aunque cuando cantamos confluye algo y salta la chispa. Pedro es muy constante y yo todo lo contrario.

Nos han querido separar muchas veces pero seguimos girando desde que empezamos, intentando que el “Háblame de ti” suene como entonces. Eso es una responsabilidad tremenda, quema mucho y por eso hemos dado un parón con Pecos. Ahora estoy con este libro y otros proyectos más relajados.

-Le hemos podido ver recientemente en “Tu cara me suena”…

-Primero dije que no y ahora doy gracias a Dios porque mediáticamente volví a estar muy arriba. Ahora un chaval de doce años viene a pedirme un autógrafo y no me dice que es para su madre o su abuela como ocurría antes. Estaba más acostumbrado a que me imitarán a mí. “Martes y 13” lo hizo mucho…

-¿Cómo lleva el paso de los años?

-Creo que estoy envejeciendo bien. Tengo el pelo blanco, pero tengo, y no muchas arrugas. Me doy mis cremas desde hace mucho y físicamente estoy genial. No descartaría operarme si llegara el caso para gustar y gustarme. Un piropo gusta aún más ahora con una cierta edad.

-¿Le ha tratado bien el amor?

-Tengo una mujer estupenda, siempre pendiente de mí y con la que he construido una familia. Cuando vuelvo a casa después de toda la vorágine del trabajo estoy entusiasmando. Se puede tener cincuenta y tres años y amar como un adolescente. Llevamos dieciséis años y nos enamoramos a diario, solo piensa en hacerme la vida fácil. Tengo claro que es el amor de mi vida.

-¿Hay una edad para bajarse del escenario?

-Cuando era pequeño Raphael ya cantaba y ahí está el tío, cantando, y puede que sea lo que le haya dado fuerza para salir de trances como el transplante que tuvo. Julio Iglesias o Manolo Escobar… mientras la gente los quiera porque no van a estar ahí. Otros solo continúan por la fama, porque engancha, es adictiva. Mira a muchos de los que salen en programas del corazón por haber pasado una noche con alguien popular o a los que matan a alguien por salir en las noticias. Si me quitaran el escenario lo echaría mucho de menos, sería un bajón tremendo.

-¿Cómo ve la música?

-La industria no existe. Las compañías han desaparecido y estamos como los novilleros que tienen que pagar para hacer una corrida de toros. Entre todos la mataron y ella sola se murió. Los artistas han querido ganar mucho dinero, la piratería, las tecnologías, el IVA…

-¿Cómo lleva las críticas?

-Cuando tenía que leer una me ponía enfermo y si encima era mala me daban “las tres cosas”. Hace tiempo que no leo nada de lo que comentan de mí ni quiero que me lo lean, por eso no tengo perfil en ninguna red social. La gente critica cosas que ni ha visto.