El intérprete onubense presenta un nuevo disco, “Los demonios de mi mente”, donde muestra su cara más solidaria dedicando un tema al duro problema de los desahucios
Ricardo Castillejo
“Desahucio” es la melodía de un momento actual en el que, cada día, son múltiples las noticias de casos de quienes, sin poder hacer nada, pierden sus hogares víctimas de la crisis. Una canción nacida del puño y letra de Fernando Caro, onubense de Trigueros al que precede una trayectoria en la que ha compartido giras con Sergio Contreras, siendo su “voz flamenca”, o colaboraciones con Pepe Roca, del grupo Alameda, o Manuel Martínez, vocalista de Medina Azahara. Ahora el artista presenta “Los demonios de mi mente”, cuarto álbum donde, además de sus canciones propias, incluye una versión de “Qué sabe nadie”, de Raphael, siendo mucho más consciente de que, desde la música, es posible cambiar las cosas.
-¿Cómo surgió la idea de “Desahucio”? ¿Alguien cercano se lo inspiró?
-Sí. Un amigo que estaba pasando por esa situación me motivó, a principios de verano, la composición de este tema. Desde entonces entré en contacto con diversas plataformas relacionadas con la cuestión y me he dado cuenta de una realidad en la que cualquiera podemos vernos inmersos.
-¿Pretende seguir esa línea de denuncia social?
-Me encantaría no tener que hacerlo porque la música es para disfrutarla y soñar pero si algo que veo no me gusta, sí que lo cantaré. Creo que tengo esa obligación puesto que nosotros, los que nos dedicamos a esto, podemos llegar donde otros no llegan.
-¿Qué le parece el entorno que tenemos en estos momentos?
-La realidad está un poco difuminada. La gran perjudicada es la gente de la calle. Como no seamos nosotros los que nos ayudemos… Cada vez hay más concienciación y el personal se está rebelando. Nadie va a venir a quitarnos las hipotecas.
-¿Siempre ha sido tan solidario?
-Sí. Siempre he tenido esa necesidad de ayudar aunque no soy millonario y llego hasta donde mis posibilidades me permiten. Cuando conoces a estas personas que pierden su hogar, y ves que no tienen ni luz ni agua, te quitas de lo que sea. Ellos son inocentes y no tienen culpa de estar así. No son indigentes. Hay profesores, trabajadores sociales, ancianos…
-¿Es una realidad que forma parte de los “demonios de su mente”?
-Todos los tenemos. A veces no puedo ni dormir pensando en los desahuciados, en los maltratos físicos y síquicos a hombres y mujeres… Eso es lo que he intentado plasmar en el disco. Vivimos una época de lo rápido en la que no disfrutamos de los valores auténticos. Echo de menos cuando se bajaba a jugar a la calle y creo que son cosas que, poco a poco, se perderán.
-¿Sigue colaborando con Sergio Contreras?
-No. Hicimos “Amor” este verano y hemos decidido, manteniendo la amistad, seguir caminos laboralmente separados y parar un poco esa relación.
-¿A usted le interesa la fama?
-Si la fama está relacionada con el trabajo, no me interesa. No quiero ser famoso sino lo que soy: cantante. Vivo de la música y, gracias a Dios, en este sentido no me quejo. Muchas veces he pensado tirar la toalla pero esto es una droga dura, una filosofía de vida. Lo que pasa es que encuentras muchos gigantes que no puedes pasar.
-¿Le han puesto muchas zancadillas?
-Sí. Muchas. Y bastante potentes. Pero bueno, lo pasado, pasado está. “A cada cerdo le llega su San Martín”, ¿no? Pues eso. A mí nadie me puede señalar de nada. Trato a las personas como lo que son, no como números.