El jerezano homenajea a Bambino en “Bambineando por sevillanas” avance de un nuevo disco donde volveremos a disfrutar del arte de uno de esos artistas de “rompe y rasga”
Ricardo Castillejo
A sus casi 29 años –los cumple en octubre- Fernando Soto, primo hermano de Pitingo, puede presumir de ser un artista diferente a pesar de que recuerde, en fuerza y temperamento, a ídolos suyos –y, en general, de todos-, como Lola Flores o Bambino a quien ha querido dedicar el avance de su próximo álbum, “Bambineando por sevillanas”. De visita en la Feria de Abril, el jerezano ha aprovechado para abrir su corazón para los lectores de Sevilla Magazine en una entrevista donde se desvela como un hombre valiente y amante hasta el extremo de su profesión.
-¿Es Bambino para usted un referente?
-Sí. Es un espejo en cuyo espejo me miro mucho. Hay que aprender de él. Su música, muy racial, nos viene muy bien a los andaluces.
-Pero lo suyo no es imitación, ¿verdad?
-No, no. He intentado hacer su música a mi manera. Son sus letras pero revisadas bajo el estilo de Borja Évora. Luego el disco no será de sevillanas pero sí quería una donde estuvieran cuatro temas míticos como “Corazón loco”, “Bravo”, “Te estoy queriendo tanto” y “La pared”. La intención es que nos olvidemos de tantas penas como estamos pasando últimamente.
-¿Sufre la crisis?
-Sí, claro. De hecho el trabajo se ha hecho con miles de fatiguitas. Tengo muchos amigos a los que han desahuciado y con tratamientos psicológicos y eso me afecta. Habría que pensar más en los ciudadanos y que no subieran tanto las cuotas hasta que el pueblo se recupere.
-Siempre nos quedará irnos, ¿no?
-Bueno, si las cosas se ponen complicadas, me iría a Japón o a países orientales donde al flamenco se le trata como el Patrimonio de la Humanidad que es. Tenemos una tierra que derrocha arte por todas las esquinas y yo aquí me siento un poco desaprovechado.
-¿Demasiada competencia quizás?
-Mientras más estemos, si son buenos, mejor. Ahora, si es por entretenimiento no me parece bien. Muchos pagamos la luz con nuestro arte.
-¿Contempla la posibilidad de otra profesión?
-Para nada. Ni me lo planteo. Lo que me hace vivir es mi música, mi cante y mi baile.
-¿Y el amor?
-Lo entiendo como un sentimiento que te lleva a dar la vida por una persona si es necesario. Como si fuera una madre o un padre. Algo que va contigo.
-¿Es celoso?
-Un poquito. Todos lo somos un poco. Si quieres a alguien y ves que “cojea” te tiene que entrar cualquier cosa mala por el cuerpo (risas).
-¿Le han querido o ha querido más?
-Me han querido más. No ha llegado nadie todavía que haya cambiado eso. El amor no se busca, se encuentra.
-¿Qué tipo de vida lleva?
-Pues mi vida social la paso con mis amigas. Tomo café con ellas y soy el “tito” de sus niños (risas). Luego paso mucho tiempo con mi familia. Somos cinco hermanos. Yo soy el pequeño y el que entra dinero en casa. No soy ordenado. Vivo el momento, lo que me surge. No me gusta la monotonía. Que quiero irme a Tarifa, me voy. Que quiero irme a Valladolid, allí me planto. Hago siempre lo que me da la gana. Los míos me aceptan como soy. Es evidente que no soy un soldado pero tampoco yo me escondo en ningún sentido.
-Entonces, en el futuro pensará poco…
-Me veo en una casita de campo con mis perros y mis caballos y alguien que me quiera mucho.