El Festival de las Naciones ha regresado al Prado de San Sebastián y, con él, una auténtica fiesta gastronómica para los amantes de la cocina y, sobre todo, para aquellos a quienes les gusta probar diferentes sabores a la hora de sentarse a la mesa. Tantos como los que ofrecen más de 50 países representados en una cita donde, cada visita, es una auténtica celebración tanto en artesanía como en espectáculos y, cómo no, comida.
En este sentido, durante el recorrido por las instalaciones del Festival podemos encontrar curiosidades como la carne de canguro o de avestruz -procedentes de Australia-, o la de cocodrilo a la que están acostumbrados en el continente africano. Eso junto a platos típicos de Inglaterra, Turquía, Grecia, Italia, Estados Unidos o, por supuesto, España. “Aquí hay mucha variedad como el chimi, pan con cerdo, verduras, cebolla morada, mayonesa y mostaza, o bebidas como la piña colada o “Morir soñando”, un batido de naranja, avena y leche”, nos explica Ángel que, a sus 19 años, es la primera vez que trabaja en esta empresa sirviendo en el stand de República Dominicana. “Todo es más exótico y a la gente le encanta probar nuestras recetas. Por eso siempre estamos llenos…”.
Con ganas de disfrutar esta experiencia, después de la ausencia por la pandemia, muchos son los que ya han paseado por este espacio en el que se respira alegría y hospitalidad con miembros del equipo como Esteban, responsable del rincón australiano. “Tras lo que ha sucedido muchos son los que repiten. Son 27 años aquí y nos conocen varias generaciones. Abuelos, padres, hijos y nietos convierten éste en un encuentro inolvidable”.
Hasta el 1 de noviembre no podemos faltar. El Festival de las Naciones es un clásico que siempre merece la pena.