Nacido en la localidad sevillana de La Luisiana, Fran Doblas, el primer hombre en ganar una edición de “Se llama copla”, se presenta esta noche en el Lope de Vega, dentro del ciclo “La copla y Sevilla”, con un espectáculo donde tendremos oportunidad de conocer facetas musicales suyas hasta ahora desconocidas
Aunque llegó a este mundo de artistas de forma repentina y casi por casualidad, el benjamín del ciclo ganó la cuarta edición de “Se llama copla” y, desde entonces, ha ido labrando una carrera muy personal marcada por su elegante porte sobre el escenario y una voz inconfundible que llega a tesituras poco vistas en un hombre.
Fran Dobal vestido por Álvaro Moreno. Foto: La Petite Chambrè Estilismo: Javier Mascareña
-¿Fue tan casual como dicen su comienzo en esta profesión?
-Nunca había cantado ante un público. Fue mi familia quien me animó a presentarme al concurso y, sin esperarlo, me cogieron. Mi estancia en el programa fue polémica en todos los aspectos, desde la entrada por sorpresa hasta la expulsión y posterior repesca. No pasé desapercibido. Además he sido el primer hombre en ganar “Se llama copla”.
-¿Y le cambió la vida? ¿Fue muy traumático pasar de ser una persona anónima a un personaje?
-Mi vida era normal, de un niño de pueblo con 17 años y, de repente, fui muy conocido a nivel de Andalucía. La gente me paraba por las calles o me pedía fotos, y eso me agobiaba tanto que a veces optaba por no salir. Un día me animé y, de pronto, nadie me reconoció. Fue tal la pena que me entró que, a partir de entonces, valoro mucho las muestras de cariño de los seguidores. He cambiado en mucho. Antes era muy tímido y ahora un caradura. Confieso que hay ocasiones en las que me siento nostálgico y me pregunto si me merece la pena haberme metido en todo esto.
-¿No cree que la televisión les lanza a una fama efímera?
-En esta profesión siempre tienes miedo e inseguridad, lleves el tiempo que lleves. Al principio hay quien cree que va a comerse el mundo por la realidad que te venden pero cuando sales tienes que luchar por ser el primero e innovar, aunque después te copian. Hay copleros “a patadas”. De cada edición salen unos quince nuevos y eso multiplícalo por siete temporadas con lo que, imagínate…
-¿De ahí la famosa rivalidad entre intérpretes de este género? ¿Es para tanto?
-Existen compañeros con los que congenias pero, una vez estás sobre el escenario, quieres ser mejor que el otro. A mí, como llegué nuevo, me han dado muchos palos porque pensaba que todos iban con las mismas buenas intenciones mías y me he dado cuenta de que no puedes fiarte de nadie. A algunos de los que llevan treinta años en este mundo de la música que salga uno nuevo y bese el santo, les jode.
-¿Cuál piensa que es su nota distintiva respecto a los demás? ¿En qué se diferencia Fran Doblas del resto?
-Tengo un timbre de voz muy limpio, fino, y no lo asocian a mi cuerpo. A pesar de ser un hombre grande llego a unas tonalidades muy altas, con una tesitura casi de mujer. He cantado temas en tono original de Rocio Jurado. Además miro mucho la puesta en escena. En la copla los chicos tienden a “plumiferar” en sus maneras y a usar trajes de brillo. A mí eso no me gusta. No tengo por qué imaginarme que llevo una bata de cola y darme tres vueltas. Con un simple pie de micro, jugando con los perfiles, se puede conseguir transmitir mucho.
-¿No teme que se le quede pequeño este género? La mayoría de los que han triunfado, y empezaron en él, terminan abandonándolo…
-La verdad es que la copla está muy quemada. La levantaron y ahora la están achicharrando, algo que ya pasó, por ejemplo, con la sevillanas. Por eso, yo que puedo, intento desvincularme de este mercado tan saturado. A otros les resulta imposible salir de ahí porque la llevan en vena pero yo ya, en mi concierto de esta noche en el Lope de Vega, quiero mostrar un Fran diferente, con un espectáculo que nadie espera. Creo que pueden llegar a pensar que no soy yo porque quiero enseñar mi faceta más desconocida.
-¿Qué solución ve para esta saturación?
-Los artistas que estamos en el candelero deberíamos reunirnos y decir: no cantamos por menos de este dinero. Hay gente que, por poner una fecha más en su Facebook, casi que están cantando gratis y eso hace que se perjudique a él y a todos. Hay quien da conciertos por 100 euros con música enlatada.
