El actor, de baja durante dos meses por haberse roto un tobillo durante el rodaje de la séptima entrega de “La guerra de las galaxias”, celebra hoy 72 años a pesar de los cuales sigue siendo considerado uno de los hombres más atractivos del “séptimo arte”
Muchos años después de haberle dado vida, Harrison Ford ha vuelto a meterse en la piel de Han Solo, el que es uno de sus personajes más aclamados por el público. Un reto que le ha permitido incorporarse al elenco de la esperada séptima entrega de “La guerra de las galaxias” la cual, en la actualidad, está rodándose con intención de ser estrenada en diciembre de 2015 recuperando también a otros actores de los primeros tiempos como Carry Fisher (la princesa Leia) o Mark Hamill (Luke Skywalker). Sin embargo, dicha grabación ha empezado, nunca mejor dicho, con “mal pie” pues el mencionado Ford ha sufrido una rotura de tobillo al salir durante una escena de “El Halcón Milenario”, la mítica nave espacial asociada a su papel. Un pequeño accidente que le ha supuesto una baja de dos meses durante la que podrá aprovechar, hoy domingo, para celebrar su 72 cumpleaños en familia y para hacer balance de una biografía llena de éxitos profesionales, por un lado, pero con unos orígenes humildes, por otro. “Con ocho o nueve años limpiaba la nieve de las aceras y luego aprendí a cortar el césped”, ha confesado acerca de su pasado. “Hacía todo eso para ganarme unas monedas que luego, lógicamente, me gastaba en comprar dulces”.
Nacido en Chicago, de abuelos maternos judíos, Harry fue un alumno aventajado que, después de una formación básica, decidió prepararse como intérprete, contando con sus padres como principal apoyo en aquel momento (a pesar de que ellos estaban un poco reticentes al destino artístico escogido por su hijo). Así, nuestro protagonista decidió marchar a Hollywood junto a Mary, una compañera que conoció en su etapa universitaria y con la que se casaría en 1964. Sin embargo, a pesar de intentarlo tanto en el cine como en la televisión con pequeñas intervenciones que iban ofreciéndole, la desesperación se instaló en su cabeza y, viendo que no obtenía los resultados esperados, cambió hacia un nuevo oficio, tan alejado del anterior como la carpintería.
Poco a poco, entre encargos de madera y algunas apariciones en pequeñas producciones, el intérprete –que ya había sido padre de dos hijos por entonces-, conoce por casualidad a George Lucas, pieza determinante en su trayectoria, junto al que acepta la película, “American Graffiti”. Un primer gran “taquillazo” que, en 1973, recauda más de 21 millones de dólares pero que, no obstante, no cambia la realidad de quien, para mantener a los suyos, aún se veía obligado a seguir ejerciendo como carpintero. Sería en 1976 cuando llegó a sus manos el guión de “Star Wars”, imponiéndose frente a otras primeras figuras como Kurt Russell, Al Pacino o Nick Nolte, y logrando consagrarse como “estrella” gracias a éste título y, sobre todo, a las diferentes partes de las aventuras de Indiana Jones, rol para el que lo llama Steven Spielberg a finales de esa década y que es, sin duda, el que más satisfacciones populares le ha dado.
“Blade runner”, “La caza del Octubre Rojo”, “El fugitivo”, “Air Force One” o, más recientemente, “Cowboys & Aliens” o “El juego de Ender” son algunos de los trabajos de alguien que, en 1998, con 56 años, fue elegido el “hombre vivo más sexy del mundo”, según la revista “People”. Padre de cinco hijos (el último adoptado en 2001), en lo que se refiere a su privacidad siempre ha sido una persona bastante discreta, si bien sabemos cómo, tras la ruptura con su primera esposa, en 1979, volvió a enamorarse de Melissa Mathison en 1983. Una unión que duró hasta 2004 y que dio paso a su romance más mediático, al tratarse su pareja de la televisiva Calista Flockhart, de quien la separan más de dos décadas de diferencia que, no obstante, no han supuesto impedimento alguno para que ambos hayan apostado por la relación.
Concienciado con el medio ambiente y con la desforestación de los bosques tropicales, Harrison Ford es un referente que, como lo verdaderamente bueno, nunca pasa de moda porque es evidente que, acudiendo al refranero popular, “el que tuvo… retuvo”.
