La fiebre del “antiaging” ha provocado que la televisión anuncie constantemente cremas que acudimos a comprar sin tener en cuenta que pueden resultar desastrosas para nuestra piel. La cosmecéutica sabe que cada cutis es único y se plantea como la verdadera alternativa para un rostro siempre joven.
Licenciada en Farmacia, Experto Universitario en Cosmética y Máster en Medicina Antienvejecimiento son solo algunos de los títulos que avalan a esta gurú que lucha contra los efectos que el paso del tiempo deja en nuestra piel a través de una prevención que realiza desde el estudio científico de lo que, realmente, cada piel necesita para mantenerse joven. Un concepto único en Sevilla, en la calle San Vicente, y que triunfa en el mundo con el nombre de “Cosmeceútica”.
-¿Qué le lleva a dedicarse de esta forma al cuidado de la piel?
-Tuve un acné bestial de adolescente y noté cómo todo el mundo experimentaba conmigo proponiéndome productos de muchos tipos. Eso me llevó a interesarme por su formulación. La industria cosmética te vende “rollos patateros” pero también tiene culpa el consumidor que no quiere saber y le es más cómodo ponerse una muestra gratuita o la marca que sale en la tele.
-¿Debemos fiarnos de los productos farmacéuticos?
-Ser de farmacia no es sinónimo de calidad. El farmacéutico inspira confianza y el español se cree todo lo que le recomiendan, pero es un concepto erróneo. Estuve trabajando en una y a veces tenía que dar una crema, porque era la que llevaba Isabel Preysler en el bolso, a prisa y corriendo para seguir vendiendo y sin saber cómo era la piel del cliente. Imperan las marcas comerciales y apenas se avanza en las fórmulas magistrales.
-¿Nos queda mucho por aprender en cuestión de cuidados faciales?
-Las cremas no son como una pamela que te compras para ir a una boda. En el bote no dice nada y el resultado no se ve al día siguiente, por eso hay que creer al verdadero profesional. Las de multinacionales te dan un titular para que piques. Por ejemplo: “Crema con Q10”. ¿Cúanta? ¿Para qué? Todas las cremas llevan agua, lo malo es cuando tienen el 70 % de agua. Eso es muy barato. Otras firmas te venden un frasco bonito, con un color llamativo y un buen olor. ¿La queremos como perfume? ¿Para que adorne la estantería?
-¿Hay algo indispensable?
-El mejor producto antienvejecimiento es el protector solar. Nada vale sin un filtro de factor alto, ni bótox ni mesoterapia. Que nadie se gaste dinerales si después obvia eso. El sol envejece y estropea a pasos agigantados y un día de playa sin protección supone una muerte celular acelerada, con daños en el ADN, síntesis de melanina a lo loco y multiplicación de las arrugas. La piel tiene memoria por eso, aunque después la hidrates, el daño es irreversible. Hay gente que con veinte años ya ha tomado todo el sol que podía tomar en su vida. Con media hora diaria a una hora prudente es más que suficiente para captar la parte beneficiosa de los rayos solares.
-¿Cómo se cuidan las sevillanas?
-Mal. A pesar de vivir en una ciudad con tanta luz, aquí a las pieles les falta luminosidad. Las pieles suelen ir muy tapadas, con una excesiva tapa de maquillaje. Las caras están obstruidas, no respiran.
-Una de las preocupaciones de la historia del ser humano es permanecer eternamente bello…
-Es cierto y yo conozco el secreto de la eterna juventud. Aún se está estudiando, pero es una cosmecéutica hecha a medida a partir de nuestros genes. El envejecimiento es una inflamación de la célula y su oxidación silenciosa. Cuando podamos controlarla, algo que no está demasiado lejos, llegaremos a los ochenta años con la cara estirada. El oxígeno nos da la vida y también nos la quita.
-¿Cuál es el rasgo de esa cosmecéutica que usted abandera?
-Hacemos lo que realmente tendrían que hacer todos al ofrecer un tratamiento. Comienzo con un chequeo general del paciente, para evaluar su estado de salud y recoger sus preocupaciones y deseos. De esta forma puedo conocer las características de la piel, los hábitos de vida… y así poner en marcha medidas preventivas con ingredientes que trabajen en la piel, con la concentración correcta y formulados para que puedan penetrar.
-De nuestros famosos… ¿Quién está soportando mejor el paso del tiempo?
-Carmen Lomana tiene un escote perfecto y, aunque tiene hechos sus “retoques”, le debe mucho a su genética. Tanto el escote como las manos son la prueba más clara de la edad y es porque nos olvidamos de ellos hasta que no hay remedio posible.