A sus 38 años, el almeriense José Blanes lleva más de trece años dedicado al mundo de la actividad física y la gestión deportiva, donde ha conseguido grandes retos como el de ser trainer nacional de AEFA Les Mills formar parte del equipo de Technogym en España e Italia o dirigir, desde 2018, el gimnasio Yo10 SportClub Sevilla, el proyecto del que más orgulloso se siente y que él mismo considera su “hijo pequeño”, aunque de “pequeño”, precisamente, no tenga nada. Desde allí ofrece a sus socios unas fantásticas instalaciones con la mejor tecnología y una completa oferta de actividades físicas que, también en verano, pueden, y deben, disfrutarse…
-Se asocia siempre el entrenamiento a septiembre y enero… ¿El resto del tiempo no se entrena?
-Lamentablemente ha sido así y en Sevilla aún más, aunque la tendencia empieza a cambiar. Más vale entrenar dos días toda la vida que cinco durante dos meses porque si llega el verano, y paramos, lo tiramos por la borda. El cuerpo, y la salud, no entienden de parones. Claro que podemos hacer una pausa de hasta tres semanas pero a partir de ahí empieza la merma muscular y eso dificulta volver a los parámetros originales. Aparte, en verano comemos más y hacemos menos, con lo que la balanza se desequilibra demasiado. Lo ideal sería un mantenimiento…
-Pero el calor echa mucho para atrás…
-Para eso tenemos unas instalaciones preparadas donde, en torno a 22-23 grados, se entrena super a gusto y ello nos hace no solo mejorar nuestra salud física sino también mental, más allá de los beneficios estéticos que se producen y que todos anhelamos en mayor o menor medida . Además, la actividad física alivia el estrés y nos ayuda a dormir mejor y de forma más placentera mejorando la calidad del sueño.
-¿Se puede compensar en vacaciones con alguna alternativa física si no se puede ir al club?
-Por supuesto. Salir a caminar, nadar lo que cada uno buenamente pueda, una ruta de senderismo, caminar por la playa, correr a primeras horas cuando aprieta menos el calor, e incorporar cuatro ejercicios simples como sentadillas o unos pequeños saltos alternando, por ejemplo, treinta segundos de trabajo con quince de recuperación. Con eso quizás no consigamos grandes cambios, pero no perderemos lo logrado.
-¿Ha cambiado la forma de entrenar con la pandemia?
-Hay un auge, a todas las edades, del entrenamiento de la fuerza, frente a lo aeróbico. Chicos y chicas entrenan por igual y da igual si se tienen treinta o sesenta. Es fundamental tener una buena salud músculo esquelética y eso favorece el gasto calórico las veinticuatro horas. Incluso te diría que hemos ampliado a un público más joven puesto que al más mayor aún le está costando un poco volver.
-Lo mismo se habla de desayuno intermitente que de cinco comidas al día, que aeróbic en los ochenta o zumba en la actualidad… ¿Cuál es la opción adecuada?
-Son diferentes estrategias o alternativas. La cuestión es ponerse en manos de profesionales y todo va en función del sujeto, sus horarios, sus gustos… Ahora está muy de moda el entrenamiento al aire libre y en grupo, por las ganas de socializarnos que teníamos. Por eso han crecido los gimnasios tipo boutique pero lo cierto que hay tanta variedad que seguro encuentras algo que te guste, desde ballet-fit a clases de salto a la comba comba pasando por bodybalance, cinclo indoor o artes marciales, por citarte algunas modalidades. Al final la clave está en enamorarse de una actividad física para que perdures con ella en el tiempo.