El que fuera presidente de Castilla-La Mancha durante 21 años, ministro de Defensa y presidente del Congreso de los Diputados nos desvela su lado más personal
El socialista siempre se ha caracterizado por su claridad a la hora de hablar. Fot: Pepo Rocha
En su nuevo libro, “Diario de un ministro”, desvela sucesos ocurridos durante su etapa como ministro de Defensa, como los acontecidos tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Un periodo más dentro de una trayectoria en la que llegó a ser presidente de Castilla-La Mancha de 1983 a 2004 o presidente del Congreso de los Diputados, hasta finales de 2011. Sin embargo, como él mismo reconoce en esta entrevista exclusiva –que podrán leer íntegramente en la próxima edición de “Sevilla Magazine”, el domingo 10 de mayo-, hay vida más allá de la política algo que, en su caso, pasa por sus cuatro hijos y muchas aficiones a las que, a sus 64 años, José Bono puede dedicar más tiempo que nunca.
-¿Tiene intención de pasar a la posteridad?
-No, no. Pienso como Amin Maalouf que “Mi vida no es nada del otro mundo. Pero es mi vida, y si considerase que solo merece olvido, sería que no me he merecido vivirla”. Alejado de esa pretensión vanidosa, tan solo he publicado los diarios del ministro de Defensa número 427. Hemos sido muchos ministros como para sentirse importante.
-¿Del Rey se puede ser amigo?
-Le tengo afecto personal al monarca pero sería pretencioso y falso proclamarme amigo suyo. Lo he tratado con la lealtad que exige su cargo y le he dado mi opinión aunque supiera que no le gustaría, era mi obligación. No he tenido un comportamiento cortesano.
-A alguna gente le da un poco de pena por cómo le han venido las cosas últimamente…
-Hombre, yo no asocio un sentimiento de pena con el rey don Juan Carlos. Ni es pobre, ni está necesitado, ni está enfermo… No me inspira pena sino respeto porque ha hecho por España más que todos sus antepasados juntos.
-¿Y el rey Felipe? ¿Cuál es su impresión sobre él?
-Es la única persona con un nivel de relevancia alto de quien no he escuchado hablar mal a nadie. Sí de su familia pero de él, no. Es casi un milagro laico, pero es así… Considero afortunado tener un Jefe del Estado así en un momento como este de la historia de España.
-Sobre la reina Letizia sí que existen opiniones encontradas…
-El jefe de Estado es Felipe VI. La reina tiene título pero ninguna función constitucional.
Su nuevo libro se ha convertido en un gran éxito editorial.
-José Bono está entre el político y el personaje, ¿no?
-Yo estoy a punto de cumplir 65 años y no estoy ni en primera, ni en segunda, ni en tercera línea política, pero sigo interesado en ella. Para mí es un honor no tener que salir a la calle de manera anónima, la gente me saluda de forma amable después de once años de haber dejado de ser presidente de Castilla La Mancha. ¿Cómo no voy a estar contento si me siento querido? La última vez que me presenté en mi comunidad obtuvimos el 58, 5 por ciento de los votos. Imagínese, después de seis veces… Mi carácter me lleva a sentirme cercano a la gente. Un día un diputado del PP me dijo que “nací cerca de una pocilga”. No fue un insulto aunque quiso insultarme: es cierto que cerca de donde nací estaba la cuadra de mi abuelo. Pertenezco a una casta política que no se la cambio a Pablo Iglesias y a una casta familiar que tampoco se la cambio a nadie. Ni al Rey. No es orgullo, es honra a mis mayores.
-¿Le gusta salir en las revistas del “corazón”?
-No quiero que mi vida privada sea objeto de especulación.
-Pues su “ex” ha escrito sobre la relación que les unió…
-No diré ni media palabra sobre ese asunto.
-¿Hay vida fuera de la política?
-Muchísima. Y mucho más importante que la política. Solo desde la pobreza intelectual puede pensarse que la política lo es todo. No cabrían en tu periódico las cosas que me apasionan. La literatura, el cine, los amigos…
-¿Tiene la sensación, como les pasa a otros políticos, de haberle quitado demasiado tiempo a los suyos, a sus hijos?
-No tengo conciencia de haber sido mal padre ni de haber sido un vago. He vivido con intensidad mi dedicación a la política pero la verdad es que no sé hacer nada sin poner interés y hasta pasión. Con mi hija pequeña he podido volcarme más que con los otros. Supongo que la edad influye…
-¿Los nietos le hacen a uno mayor?
-Hay quien no quiere que los nietos le llamen abuelo pero a mí me encanta escuchárselo a los míos. Para mí se empieza a ser una persona mayor a partir de los 95 (risas).
-¿Cómo se ven las cosas a un paso de los 65?
-Cada día descubro nuevas cosas porque cada día es el primer día del resto de mi vida. Me planteo el presente con más autonomía, más sosiego… Entre escribir libros y ser abogado transcurre mi faceta profesional y, en lo personal, mis hijos y mis nietos. Me siguen faltando horas…
-¿Cuál es el balance de su camino?
-Aún sigo caminando y no cabe hacer la cuenta final. Ésa la harán cuando no esté aquí. Por el momento soy optimista. Estoy en paz con mi vida. No me peleo con ella.
-Por cierto, ¿se queda con Rafael o Julio Iglesias? Porque en el libro, Julio tiene un papel muy interesante…
-Con Rafael. ¡Es mi consuegro! Pero aprecio a Julio Iglesias y le estoy agradecido por algún servicio que ha prestado a España.
