El compositor, guitarrista y cantante algecireño acompaña a su amigo Alejandro Sanz en sus conciertos por Andalucía, donde interpretan juntos “Corazón partío”
José Antonio Muñoz
De pequeño quería ser Paco de Lucía y por eso su carrera empezó como guitarrista para, más tarde, convertirse en compositor y también cantante. Grandes artistas de nuestro país han confiado en las letras de José Carlos Gómez hasta que dio el paso para poner voz a composiciones propias como “En un rincón de mi pecho”, una canción suya que ahora revisa junto a la cordobesa Lya. Además, el de Algeciras es uno de los pocos artistas que acompañan en sus conciertos por Andalucía y Madrid a Alejandro Sanz, una gran estrella a la que conoce bien desde que eran niños.
-¿Qué supuso para usted participar en el concierto de Alejandro Sanz?
-Para mí fue todo un regalo. Nos conocimos porque su padre era de Algeciras y él tenía una prima que bailaba en el mismo cuadro flamenco donde yo tocaba con 14 años. Se venía todos los veranos con nosotros y pasábamos unas vacaciones inolvidables. Por eso es muy emocionante verme con él en el escenario y que haya querido contar conmigo en sus conciertos. Somos amigos desde niños.
-¿Cómo es Alejandro realmente?
-Es un trabajador de la música al que nadie le ha regalado nada. Ha sabido superarse siempre, arriesgar, grabar estilos nuevos. Es el número 1 y está mejor que nunca, en un momento de madurez que le ha sentado muy bien. Raquel es una mujer con la que ha compenetrado a la perfección.
-Usted empezó como guitarrista flamenco…
-Si, en el Ballet Nacional de España y después componiendo para artistas como Lolita, Niña Pastori, Joana Jiménez o Pastora Soler. Son ellos mismos los que, poco a poco, me convencen para que dé el paso como cantante. Tengo una voz pequeñita y creía que para eso era necesario un vozarrón pero se puede transmitir mucho si cantas lo que tu mismo has creado. Componer es una terapia y un enganche a la vez.
-¿No cree que no se le da importancia al compositor?
-Aparece en letras pequeñitas en el librito que acompaña el disco y no se nos valora. Debería aparecer debajo del nombre de la canción cuando es cantada en un programa de televisión por ejemplo. Sin compositores no habría música.
-Antes se podía vivir de ser compositor… ¿Y ahora?
-Eso quedó en tiempos de Manuel Alejandro o Armando Manzanero. La gente no sabe el trabajo que hay detrás de cada tema: composición, producción… Por eso hay tanta piratería. Hoy la música se valora poco y se pierden grandes obras porque los autores deben dedicar el día a muchas cosas para poder tener una vida digna.
-¿Qué le parecen las letras “facilonas” de las canciones del verano?
-Si me pusiera a componer de cachondeo haría una canción del verano pero hay una línea muy delgada que no se debe pasar, muy cerquita de la dignidad. Tenemos una historia musical brutal: Falla, Paco de Lucía, Joan Manuel Serrat… No podemos ser “facilones” y recurrir a letras repetitivas que no dicen nada.
-¿De qué forma se lucha contra eso?
-No puede valer todo. Antes había un carnet de artista que lo daba un jurado pero ahora quiere ser artista cualquiera y ya somos muchos. Así te pueden pagar lo que quieran porque habrá otro que lo haga por ese dinero. Eso no es nada bueno para la profesión.
-¿Sus letras son intensas por cómo ha sido su vida?
-Tengo 41 años pero he vivido como tres o cuatro veces. Con 25 años me operaron de una enfermedad renal que empezó cuando tenía 14. Tenía que dializarme y pensaba que se acababa mi vida de artista, me dijeron que estaba grave pero preferí ponerme una venda en los ojos y dejé de ir al médico. Cuando regresé estaba muy grave y mi madre no se lo pensó y me donó uno de sus riñones. Soy transplantado y vivo gracias a mi madre que me ha dado la vida dos veces.
-¿Le cambió la percepción de las cosas?
-Sabes sacar más partido a la vida porque sabes que sin esperarlo se puede acabar. Eres más valiente y positivo. Ahora, tras veinte años en Madrid, he vuelto a Algeciras para estar más cerca de mi gente, de mi madre, que es además una amiga que ha creído siempre en mí, ha sabido valorarme y respetarme. Tengo que devolverle parte de eso y la vida va pasando…