Juan Valderrama presenta su sexto disco, “Ambrosía”, con el que da un giro a una carrera que comenzó hace ahora doce años.

por Josan Muñoz

El artista se siente un gran afortunado por vivir de lo que más le gusta y confiesa dar gracias a Dios todos los días.

Periodista de formación, el hijo del desaparecido Juan Valderrama y la también artista Dolores Abril sacó en 2002 su primer trabajo discográfico, donde ya contó con colaboraciones tan importantes como las de Joaquín Sabina, Ana Belén o el guitarrista Vicente Amigo. Comenzaba así una carrera que ha ido poco a poco pero con paso firme y en la que apostaba por un estilo propio, una nueva forma de entender la música y una voz armoniosa y delicada que ha sabido acariciar las sensibilidades de un público que llena todos los teatros donde el sevillano canta… siempre en directo.

-Presentó su trabajo en Madrid… ¿Cómo fue?

-Llené el “Fernán Gómez”, tuve las mejores críticas en mucho tiempo y los asistentes lo pasaron en grande y supieron captar la calidad de lo que ofrecía. No me dan miedo los cambios cuando son meditados y sabía que a la gente que le atrae como yo canto le iba a gustar la producción más bonita que he hecho nunca. Es mi sexto disco -ya empiezo a ser un “carrocilla”- y el cuarto como independiente. Cuando fundé mi propio sello me decían “estás loco” pero gracias a eso puedo hacer grandes cosas como ésta.

-¿Debe un artista ser, además, un buen empresario?

-Por supuesto. De eso me di cuenta pronto. Y si queda en familia, mejor… Para mí es una bendición que mi mujer, Rosa, esté a mi lado también en esto. Ella es muy capaz y tiene tiempo para su trabajo y para mi carrera, por lo que nadie podría representarme mejor. A veces es duro estar veinticuatro horas al día juntos, pero lo llevamos bien.

Juan Valderrama afirma no haber sentido nunca miedo escénico porque el escenario es su medio natural

-¿Qué parte de responsabilidad tiene ella en todo lo bueno (y lo malo) que le pasa?

-¡El cien por cien! O el noventa por ciento y dejamos el otro diez a la providencia. Tengo a mi lado un verdadero fenómeno, me lo comentan siempre. “Chiquito de la Calzada” me advirtió una vez: “Dale la razón a tu mujer aunque no la tenga”, y ése es el secreto. Prefiero no discutir. Cuando las dos partes saben ceder y tienen la voluntad de llevarse bien es imposible que sea de otra forma.

-En ese aspecto se parece mucho a sus padres…

-Ellos eran pareja artística y sentimental. Mi padre era la locomotora que tiraba de los vagones pero mi madre le aportaba la ilusión. Un apoyo fundamental porque mi padre no entendía la vida sin ella y ella sigue sin entenderla sin él. Es muy cristiana y se resigna. A diario mira su retrato y dice “un día menos para volver a vernos y un día más que estaré sin tí”.

-¿Piensa que ya no quedan amores como esos?

-Con ellos tengo el ejemplo en casa de que el amor eterno existe y creo en él. Claro que si fuera infeliz me divorciaría, pero lo que no entiendo es que parezca como parte del guión el cambiar de pareja cada cierto tiempo. Es un error de concepto que conduce al fracaso. Tendría que estar prohibido casarse antes de los treinta y cinco. Maduramos tarde y todas las decisiones que tomes antes, se te volverán en contra.

-¿Cómo se encuentra su madre, Dolores Abril?

-Por fuera como una rosa pero por dentro la cosa es diferente. Tras la muerte de mi padre ya nada es como antes. Yo la entiendo. Vive con mi hermana y mis dos sobrinas. De vez en cuando consigo que venga a verme e incluso sale a cantar conmigo pero siente que ya no tiene un lugar en el mundo.

-Y con su padre… ¿Le siguen comparando doce años después de que comenzara?

-Soy el hijo más comparado de España, y es una “putada” porque siempre saldré perdiendo. Eso no lo hacen con otros hijos pero yo sigo teniendo que oir lo de “canta muy bien pero no es como el padre”. Claro que no. Ni ninguno de los descendientes de un genio lo es. Es como si pintaras de maravilla pero tu padre fuera Picasso… Intento llevarlo lo mejor posible, pero fastidia. Diferente sería que quisiera imitarlo y el resultado fuera lo que yo hago pero es que no es el caso.

-¿Piensa que le está costando más que a otros?

-Soy optimista por mis creencias y me considero un gran afortunado, por lo que estoy dando gracias a Dios desde que me levanto. Nunca fue fácil pero estoy preparado para luchar. Aún no han conseguido robarme la ilusión ni creo que lo hagan mientras se sigan llenando auditorios para escucharme. Apenas salgo en la “tele” o en otros medios de difusión que te allanan el camino pero pongo carteles y solo con eso tengo mucho público en los patios de butacas. Eso es lo que necesita un artista. La fama no te da de comer, la ilusión sí. Sin ella estás frito.

-Ahora que se habla tanto de eso… ¿Ha sentido miedo escénico?

-No. Subirte a un escenario son palabras mayores pero ése es mi medio natural. Delante de cuatro canto regular, de cuatrocientos mejor y con cuatro mil estoy que me salgo. A mí el escenario me pone, y más ahora que me estoy redescubriendo a mi mismo. Necesito salir de mi “zona de confort” y sentirme que estoy a prueba, saber que soy capaz de innovar. En la vida es así también. Depende de lo que arriesgues, de cómo la plantees y cómo quieras verla.

“Ambrosía” es el cuarto trabajo que lanza al mercado desde que creó un sello discográfico independiente.