El diseñador utrerano presenta su nueva colección el nueve de octubre en el Antiquarium de la Encarnación, dentro de la pasarela “Del Sur”, donde volverá a mostrar con sus creaciones por qué en poco tiempo ha conseguido convertirse en uno de los más avalados referentes de la moda de nuestra provincia.
Un estilo personal, innovador y fácilmente reconocible debido a su apuesta por las líneas sencillas y los aires de alta costura han conseguido que, en solo dos años con establecimiento propio, Julián Ortíz haya sabido abrirse un hueco en el panorama de la moda sevillana. Un nombre que suena con más fuerza desde que el otoño pasado presentara con críticas excelentes su colección “Nohau”, donde presentaba al público un magnifico ejercicio de creatividad que, sin grandes artificios, recordaba por momentos a maestros como Balenciaga. Un éxito que quiere repetir en octubre en la pasarela “Del Sur” donde se reunirán los más destacados diseñadores de Andalucía.
-¿Considera que tiene un estilo propio?
-El estilo de una persona es algo que, inevitablemente, cambia como la moda. Yo sigo buscándome. Los demás hablan de mí como alguien con un sello propio que yo no creo que sea tan marcado porque, finalmente, aunque presento propuestas, la mayoría de mis piezas son a medida y según el gusto de la clienta. Es cierto que soy muy de aplicaciones y realizo un patronaje muy dificultoso. Me complico mucho la vida. Hay quien, con solo ver un traje, ya sabe que es mío.
-¿Ha cambiado su forma de crear desde que empezó?
-He aprendido a seguir una línea, tener en cuenta los volúmenes, las siluetas y mirar cada pieza dentro de un conjunto, no como artículos independientes. Cuando terminé de estudiar era ya diseñador, teóricamente, porque lo decía un título, pero cuando me enfrenté al trabajo me di de bruces. Se aprende trabajando y nosotros somos un grupo de ocho personas donde siempre estamos aprendiendo. Diseño, patrono y corto para que mis modistas lo confeccionen.
-Antes solo algunos llegaban a ser considerados “diseñadores”… ¿No piensa que ahora el mercado se ha saturado?
-Veo que hay mucho intrusismo con casos como “mi padre tiene dinero y, como me quiero dedicar a la moda, hago tres prendas al año para estar ahí o me visto de novia yo sola”. Luego estamos los que hemos estudiado una carrera y hemos dado muchos tumbos para lograr algo. Teniendo en cuenta esta segunda parte, podemos decir que vivimos en una de las provincias con más profesionales del sector y que, mejor o peor, todos tienen mercado, ya sean con las flamencas, la fiesta o el Prêt-à–Porter. Aquí el nivel es muy alto, con referentes como Rabaneda, Juan Vidal, Nicolas Baudelaire, Fernando Claro, Antonio García, Roberto Diz… y todos son maravillosos.
-¿Esto no produce que exista cierta competitividad?
-Yo no tengo pique con nadie pero porque no los conozco. No me muevo mucho por fiestas ni presentaciones. No soy muy dado a la vida social, soy mucho más uraño. Creo que haciendo una buena labor se cubre esa parte. Prefiero labrarme así el camino.
-¿Cómo acogió las buenísimas críticas de su último desfile?
-Nunca acabo contento con lo que he realizado una vez que lo veo. Las críticas malas siempre me las pongo yo. Me gustó que la gente lo valorase tan bien, pero soy consciente de que es un espectáculo que dura veinte minutos y al día siguiente hay que volver a la rutina. La moda por muy bonita y “farandulera” que sea no es más que un oficio como otro cualquiera.
-¿Es la sevillana elegante?
-Cada vez más. Hubo una época en la que se quedaron anquilosadas pero ahora están muy atentas a las tendencias. Entienden de tejidos y de confección, algo que en otros lugares se tiene menos en cuenta. En Sevilla saben cuándo una cosa es buena, por eso valoran la exclusividad y la creación a medida.
-¿Cuál es su prototipo de mujer?
-Me gusta mucho Eugenia Silva porque sabe estar perfecta para cada momento. A la Reina Letizia le he notado mucho cambio tras subir al trono, pero me sigue gustando más cuando va informal. Nati Abascal es un clásico entre las mejores y Rosario Domech, la mujer del Juli, aunque suele pasar desapercibida.
-Y su clienta perfecta… ¿qué características tendría?
-Intento ceñirme a lo que me piden y poder adaptarme a todo tipo de público, pero considero que una mujer puede llegar a ser realmente elegante a partir de los cuarenta. Para eso es necesario una experiencia en la vida que te dé madurez y seguridad. Con veinte años se puede ser estilosa pero no elegante.
