Ayer se estrenó en Fibes el musical “Los Miserables” que, hasta el día 17, ofrecerá en Sevilla el que es uno de los mejores espectáculos del género
Ricardo Castillejo
Hubo desfile de famosos. Estuvo Vicky Martín Berrocal y, aparte, Manuel Díaz, “El Cordobés”, y su esposa, Virginia Troconis. Estuvo Pasión Vega, embarazada de la que parece ser una niña y estuvieron Los del Río, Las Seventies, Toni Benítez, Rafa Almarcha (de Siempre Así) y hasta el alcalde, Juan Ignacio Zoido. Y estuvo Alfonso Díez, el duque de Alba, de quien sí se echó en falta su esposa, Cayetana. Pero, sea como sea, el gran espectáculo estaba dentro, en un auditorio, el de Fibes, que anoche sonó mejor que nunca con el que, sin duda, es uno de los mejores musicales de todos los tiempos: “Los miserables”.
Una función inspirada en la novela de Víctor Hugo donde se narran muchas historias que son solo una misma historia, esto es, la vida misma. Pero, más allá, “Los Miserables” es el resultado de la lucha por la honestidad que, en ocasiones extremas, tiene la muerte como consecuencia pero que, a pesar de esto, es lo único capaz de calmar el alma del ser humano. La honestidad como personas, como compañeros, como padres, como pueblo. Todo ello cimentado sobre la profesionalidad de una orquesta de sonido impecable y, sobre todo, de un elenco de actores y actrices de voces privilegiadas y fantásticas capacidades artísticas.
Entre ellos, destacar la labor de Nicolás Martinelli (Jean Valjean) e Ignasi Vidal (Javert). Dos “primeros espadas” del género que dieron lo mejor de sí mismos en dos papeles difíciles pero tan ricos en la interpretación que, de seguro, merece la pena el esfuerzo de tres intensas horas de ritmo vertiginoso para recrear el París de mediados del siglo XIX. Y ahí, un montaje capaz de recrear en segundos desde la crudeza de los reos condenados a trabajos forzados en el mar a los burdeles del momento, las tabernas, las cloacas o las barricadas donde, en la recta final, se produce la matanza de un grupo de jóvenes seducidos, y volvemos a lo anterior, dispuestos a perder la vida por ser honestos con sus ideales.
Un libreto complejo que precisa una ejecución con multitud de matices distintos y que, con un trasfondo dramático, emociona al público a través de la desgraciada Fantine (Elena Medina) o la romántica Cosette (Talia del Val) y su enamorado, Marius (Guido Balzaretti). Eso sin olvidar a la dulce Eponine (Lidia Fairén), el valiente Enjorias (Carlos Solano), el humorístico matrimonio Thernadier (Armando Pita y Eva Diago) y, cómo no, los niños (Gavroche y la pequeña Cosette) que, en cada ciudad donde se representa la obra, van alternándose cada noche entre tres protagonistas del lugar tan profesionales como el resto.
Piezas como “Soñé una vida”, “Sale el sol”, “Sálvalo” o “La noche” se suceden poco a poco entre el resto de melodías sumergiendo al público en un regocijo para los sentidos que convierte a “Los Miserables” en una pieza única, perfecta e inconmensurable. Ésa que tenemos al alcance de nuestra mano en Fibes hasta el día 17 y que no podemos dejar de conocer como, tal vez, espejo en el que mirarnos cara a un presente carente de valores que precisa de una lucha común que mejore las cosas. Al fin y al cabo “quienes olvidan su historia, están condenados a repetirla”…
