La novena edición de la pasarela Moda de Sevilla, que tendrá lugar en noviembre, llega cargada de polémica al verse reducida a tres días y ante el el anuncio de tres de las principales asociaciones de diseñadores de no participar en esta ocasión por desacuerdos con la organización
Jose Antonio Muñoz (@josan_ms)
Tras continuos rumores de desaparición y la incertidumbre de los participantes desde la edición pasada, finalmente será en noviembre cuando volverá a celebrarse la pasarela “Moda de Sevilla” donde, desde 2004, los creadores de nuestra tierra habían encontrado el escaparate para mostrar sus diseños. Un evento que, según ha sabido nuestra revista, quedará reducido a tres días y dentro del que, además de algunos desfiles individuales (como, en principio, los de Antonio García, Cañavate, Roberto Diz o Pablo Lanzarote), los miembros de las diferentes asociaciones tendrían que realizar pases colectivos en la tercera jornada, algo que, a los integrantes de éstas, no les ha gustado demasiado.
Por este motivo, “ADEMOS”, la Asociación de diseñadores empresarios de moda de Sevilla, comunicó ayer a la agencia de servicios encargada del certamen que no participará en esta ocasión al no estar de acuerdo con unos cambios que no quieren aún entrar a valorar hasta que punto resultarán beneficiosos o perjudiciales para el colectivo.
También la “Asociación de Amigos de la Moda”, que engloba a más de 50 integrantes, ha anunciado que tampoco estará presente en el evento pues, según declaraciones de su presidenta Merchona Goñi, a pesar del éxito de ediciones anteriores, en ésta, incomprensiblemente, no habría espacio para el tradicional desfile de sombreros y tocados. Según Merchona, desde el Ayuntamiento, el ofrecimiento era mostrar su trabajo en una exposición (que dispondría de poco tiempo para el montaje y un insuficiente presupuesto) de la sombrerería, producto donde nuestra ciudad tiene un peso importante.
Y es que, en general, desde el sector lamentan que estas innovaciones que relatamos no están haciendo sino descontrolar un sector que estaba muy unido y bien vertebrado, con profesionales de renombre que piensan que no se les ha sabido dar su sitio obligándoles a desfilar en grupos cuando llevaban muchas temporadas haciéndolo de forma independiente.
La otra asociación ausente será la de Sastres y Modistos, que afirma sentirse fuera de juego por la falta de planificación, por el menoscabo a la opinión de los profesionales del diseño -que creen deberían ser los protagonistas-, y por el claro favoritismo hacia unos en detrimento de otros. Eso sin olvidar que no se ha tenido en cuenta el hecho de agrupar a firmas cuyo producto es diferente. La presidenta de esta entidad, Carmen del Marco, defiende el valor de la costura artesanal de piezas únicas que, confiesa, se han querido tratar de la misma forma que la labor de producción industrial y en serie realizada por otras empresas.
Dependiente de éste último organismo, uno de los momentos de mayor repercusión social en estas jornadas era la entrega del “Botón de Nácar” a personas cuyo apoyo había sido un impulso para la moda sevillana y que ya había recaído en Petro Valverde, la Duquesa de Alba, Raquel Revuelta, Fran Rivera o Laura Sánchez. De igual forma, gracias a las fuentes exclusivas de “Sevilla Magazine”, podemos avanzar que, este acto, también ha quedado suspendido.
Todos estas modificaciones coinciden con la organización de la pasarela, por vez primera, de la agencia Go! (que dirigen la mencionada modelo Laura Sánchez y Javier Villa) tras ocho ediciones bajo la dirección de la agencia de Raquel Revuelta, Doble Erre. Dos empresas entre las que surgieron desavenencias el pasado mes de enero tras la aparición de “We Love Flamenca”, que llegó a verse como una alternativa a SIMOF, que llegaba a su edición número 19 con un número menor de desfiles que en momentos anteriores.
Sea como sea, el malestar de los diseñadores con la Delegación de Cultura del Ayuntamiento no es nuevo pues en mayo se inauguraba una exposición que, bajo el título “Santas de Zurbarán”, reinterpretaba las obras del pintor con once piezas de, entre otros, Ágatha Ruíz de la Prada, Modesto Lomba, Hannibal Laguna o Victorio & Lucchino, siendo estos últimos los únicos profesionales locales en una muestra que contaba con un presupuesto de 425 mil euros.
